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Desayunos nutritivos: platos para empezar el día en el segundo tomo de “Cocina saludable”.

Platos para empezar el día en el segundo tomo de la colección “Cocina saludable”.

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frase resuena: “Desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo”. La mención a la primera comida del día de inmediato recobra esta idea compartida en el refranero colectivo. Aunque hoy la lectura moderna indique que debemos manejarnos con más cantidad de alimentos para comenzar el día con energía y finalizarl­o yéndonos a la cama con el estómago liviano. En la actualidad, el desayuno es fundamenta­l en nuestra alimentaci­ón, pero no siempre fue una comida apreciada.

DE BANQUETES Y CEREALES. Mucho se puede leer sobre los banquetes de la Edad Media. Eventos pantagruél­icos que podían durar hasta dos días, con cantidades industrial­es de comida. Sin embargo, son escasas o nulas las referencia­s al desayuno en esta etapa de la historia. Y es que según cuentan algunos estudiosos, era un tipo de comida reservada para personas de alto nivel, como oficiales, damas, doncellas, decanos, caballeros y monjes, cuyo desayuno clásico incluía pan, queso y cerveza, pero podía sumar huevos, pescado salado, arenque ahumado y carne hervida. Todo un privilegio, en el siglo XV la alimentaci­ón diaria para el resto de los mortales estaba reservada a dos únicos momentos, uno alrededor de las 11 de la mañana y otro hacia las 4 de la tarde. Un siglo más tarde, sin embargo, el desayuno comenzó a hacer su aparición. Con el cambio de los patrones de empleo los El sábado 2, en los kioscos, el segundo ejemplar de la colección “Cocina saludable” de NOTICIAS, “Desayunos”.

Ytrabajado­res empezaron a necesitar más energía, y así incorporar­on este hábito. Para la época de la Revolución Industrial, con obreros que debían trasladars­e lejos de sus casas y realizar jornadas de ocho horas sin pausa para el almuerzo, este momento del día se volvió crucial y estratégic­o. “Por eso en los países anglosajon­es el desayuno consiste en la ingesta de algo muy proteico y muy calórico, ya que era una comida que debía darle al trabajador energía para el resto del día. Huevos revueltos, salchichas, panceta, carne y café eran algunos de los ingredient­es clásicos”, ilustra Nicolás Artusi, autor del libro “Cuatro Comidas, breve historia universal del desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena” (Planeta).

Y hacia el siglo XX, el médico estadounid­ense John Harvey Kellogg sería el creador de una nueva revolución: los cornflakes, nacidos en épocas del higienismo, cuando los gobernante­s comenzaron a preocupars­e de la salud de las ciudades y sus habitantes. Y así, cuando este médico estaba preparando una masa con cereales, semillas y maíz para darle a sus pacientes del Instituto de la Reforma de la Salud Occidental Battle Creek, fue llamado a una urgencia y no volvió a la cocina hasta horas después, cuando la masa estaba demasiado cocida e inflada. Pero decidió aplanarla con un rodillo, y el resultado fueron unas hojuelas que tostó y sirvió a los pacientes, sentando las bases para una compañía hoy archiconoc­ida en todo el mundo.

GULA LATINA. Aunque ya en la Edad Media pueden rastrearse recetas de huevos revueltos, en los países la-

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