Otro sismo en Chile: un ballotage con final abierto, los comicios del domingo pasado prenuncia el posible final del duopolio y el centrismo. Por Claudio Fantini.
Dejando un ballotage con final abierto, el comicio del domingo pasado preanuncia el posible final del duopolio y el centrismo.
Justo
cuando Podemos parece declinar en España, en las urnas chilenas da la gran sorpresa un movimiento inspirado en la fuerza anti-sistema surgida en las plazas tomadas por los “indignados” ibéricos. Y nada menos que en Chile, un país de vocación centrista y obsesión por el equilibrio, al golpe electoral de la primera vuelta lo dio una alianza que reivindica a Pablo Iglesias y ese partido juvenil que, tras su fulgurante irrupción, empezó a retroceder por alabar al chavismo, entre otros desvaríos.
SORPRESA. En las urnas chilenas, la sorpresa no fue que saliera primero Sebastián Piñera y que Alejandro Guillier obtuviera el pasaje al ballotage. Quien sacudió el tablero político fue Beatriz Sánchez, logrando más del doble de lo que vaticinaban todas las encuestas y pisando los talones del candidato de Michelle Bachelet.
La fiebre anti-sistema que recorre el mundo, alteró también el moderado paisaje político de Chile. El movimiento contestatario que se originó en las protestas estudiantiles del 2011 y que lideran el Movimiento Autonomista, de Gabriel Boric, y Revolución Democrática, de Giorgio Jackson, se propone terminar con el duopolio vigente desde el fin de la dictadura, y también reemplazar el modelo económico que delineó Hernán Büchi durante el régimen de Pinochet y que sólo ha recibido tenues retoques. De todos modos, Boric, Jackson y la candidata Beatriz Sánchez son merecedores de un gran respeto social. Además, al movimiento lo bautizaron Frente Amplio, pensando más en la centroizquierda que lleva años gobernando Uruguay, que en los muchachos españoles de Podemos. Ergo, el anti-sistema en Chile no tiene nada que ver con el anti-sistema ultraderechista europeo, ni desvaría como el partido que formó Pablo Iglesias en España. Aún así, no le será fácil al candidato de la centroizquierda absorber el grueso de los votos frenteamplistas para ganarle a Sebastián Piñera en la segunda vuelta.
Ninguno de los dos la tendrá fácil. Los votos dejaron en las urnas una cuadratura de cír-