A la cabeza de la moda
Como en Inglaterra, sombreros y tocados brillaron en el Prix de Baron B. Laura Noetinger, creadora pionera, explica cómo y por qué usarlos.
Laura Noetinger es la millinery (sombrerera) argentina preferida por la alta sociedad, celebridades y royalties.
El
tiempo parecía haberse detenido en los años veinte. Los caballos, las mujeres bellas, los hombres apuestos, buena comida y el mejor champagne, en un derroche de lujo digno de una noche como las que imaginó Scott Fitzgerald para Jay Gatsby. Como todos los años, el Hipódromo de Palermo fue el escenario de la séptima edición del Prix de Baron B: la fiesta más glamorosa que recrea los grandes premios hípicos europeos del siglo XVII y que, además, se distingue por su estricto código de vestimenta: “black tie” para los hombres y “fascinators” para las mujeres. El fascinator, ese adorno también conocido como "cocktail hat" (sombrero de cóctel), no es un tocado ni un sombrero, pero tiene características de ambos. Es el revival de una moda europea que tuvo su auge entre 1930 y 1940. De la mano de Máxima de Holanda y Kate Middleton, volvió para lucirse en las bodas reales europeas y en Ascot, gracias al visto bueno de la Reina Isabel. Como premisa ineludible del Prix de Baron B, los fascinators les permiten a las argentinas jugar y transportarse a un mundo sofisticado. Todos los materiales y todas las formas están permitidos. Y en esta noche del “mundo del revés”, la sombrerera es el personaje más buscado.
DESDE ARRIBA. Laura Noetinger es la principal artífice de tanto arte sobre las cabezas. Es la“millinery” (sombrerera) argentina preferida por la alta sociedad, celebridades y royalties, incluida la reina Máxima de Holanda. Habilidosa para las manualidades, a los 5 años Laura empezó a hacerle ropa a sus muñecas. Para encauzar su pasión autodidacta, a los 15 su abuela la mandó a perfeccionarse a la Academia Donato y Delego. Cuando en 1998 se mudó a Londres lo primero que hizo fue inscribirse en el London College of Fashion y en la escuela de Costura de Liberty of London. “Para desafiarme, me inscribí en un curso