El gran artista social
En Fundación Proa se exhibe hasta abril una de las grandes muestras de la temporada, “Inoculación”. Por qué es imprescindible visitarla.
Por
siempre bicicletas” –construida con 1.254 bicicletas unidas que parecen estar en movimiento– en la vereda de Fundación Proa anticipa el trabajo en colaboración del artista chino Ai Weiwei (Beijing, 1957). Reflejo de costumbres en China, la bicicleta representa un medio de transporte y recreación, máquina de producción masiva, vínculo con “Rueda de bicicleta” del Marcel Du- champ. Objetos de la vida cotidiana, aquí lucen casi como una bella escultura abstracta que deleita a los habitantes y visitantes de La Boca, que no paran de sacarse fotos delante de la obra.
“Inoculación” subraya y recupera el oficio de antiguas artesanías chinas –en madera, cerámica, piedras preciosas, porcelana (en librería, vasijas de porcelana describen escenas de hoy), seda y bambú (la etérea figura de la buena suerte “Taifeng”, que cuelga de la cafetería)– frente a la industrialización, imitación y fabricación en serie impulsada por su país.
¿Quién es Ai? Ai es uno de los artistas más célebres e influyentes del mundo. Visitó Buenos Aires en agosto pasado, en preparación para su presentación en Proa.
“El dominio de Ai Weiwei sobre el espacio expositivo y la arquitectura del lugar concluyó en una selección de piezas extraordinarias”, dice Adriana Rosenberg directora de Proa. Así es, pasen y vean.
Su película “Marea humana” (Festival de Cine de Mar del Plata) cuenta historias de algunos de las 65 millones de personas que huyen del hambre y de la guerra. El negro bote inflable de “Ley del viaje” ocupa toda