Psicoanálisis para latinoamericanos:
La cronología de la recepción del psicoanálisis en el continente, mucho antes de su institucionalización, y su proceso de transnacionalización en la primera etapa del siglo veinte. Los estudios de los pioneros en Argentina, Chile, Perú y Brasil.
la cronología del psicoanálisis en el continente, mucho antes de su institucionalización, y su proceso de transnacionalización en la primera etapa del siglo veinte. Los estudios de los pioneros en Argentina, Chile, Perú y Brasil. Por Mariano Ruperthuz Honorato.
De puede hablar de un patrón único para la recepción temprana del psicoanálisis en América Latina? No pareciera ser el caso. Si resulta difícil –si no directamente imposible– hablar de una “recepción europea” común a todos los países del continente –mucho más estudiada que la latinoamericana–, lo mismo puede decirse acerca de la manera en que el psicoanálisis llegó, circuló y se implantó de este lado del Atlántico, en el sur.
Ciertamente, el psicoanálisis ha sufrido un rápido proceso de transnacionalización. Por esto entendemos el hecho de que, tanto los centros de producción y consumo como la lengua en la cual circulaba, así como también las propias categorías analíticas originadas dentro del sistema freudiano, se han desplazado a lo largo de la historia a través de diversos espacios culturales, siendo apropiadas y redefinidas estas últimas de distintas maneras como consecuencia de este proceso. Una disciplina y un sistema de pensamiento originado en el mundo germano, en la capital de un imperio en decadencia, creado por un médico que ocupaba un espacio relativamente marginal dentro de su campo profesional, en muy poco tiempo se convirtió en un sistema de creencias que contribuyó a redefinir a lo largo del siglo XX las relaciones del sujeto consigo mismo y con los demás.
Temas tales como la sexualidad, el inconsciente, la subjetividad y la infancia, entre otros, fueron reformulados en una clave freudiana, aun por sus detractores. Sin embargo, este proceso de difusión no ha sido uniforme, sino que tuvo importantes especificidades y peculiaridades en cada espacio cultural donde ocurrió. En Francia, por ejemplo, la difícil entrada del psicoanálisis a principios del siglo XX, sobre todo entre los círculos médicos, contrasta fuertemente con la enorme difusión posterior de un tipo de psicoanálisis particular, “a la francesa”, vinculado con la figura de Jacques Lacan, el que, a su vez, se ha transnacionalizado y cobrado autonomía respecto de su origen freudiano.
DE NORTE A SUR. En los Estados Unidos, por otro lado, las características del proceso parecen haber sido inversas. En efecto, una recepción y una captación, incluso a nivel popular, muy tempranas del psicoanálisis contrastan fuertemente con el rechazo que el mismo ha generado en décadas más recientes. En el subconti-
El psicoanálisis sufrió en América Latina un proceso de adaptación y apropiación selectiva.
nente latinoamericano es posible constatar, en primer lugar, que el psicoanálisis, tal como había ocurrido y ocurriría con otras teorías psiquiátricas y psicológicas originadas en Europa, entró de manera muy temprana en el mercado de las ideas. Desde Salvador de Bahía, pasanía, pasana, pasando por Río de Janeiro y San Pablo; desde Lima en Perú hasta Buenos Aires, pasando por Santiago de Chile, hacia 1920 el psicoanálisis era discutido, difundido y criticado, no solamente en el interior de círculos médicos, sino también entre grupos de intelectuales, juristas y escritores, mientras, gradualmente, se fue desarrollando, además, una recepción del mismo a un nivel más popular. Por otro lado, las ideas freudianas han mostrado una perdurabilidad inusual, al menos en algunos países, y particularmente en la Argentina y Brasil.
El psicoanálisis entró temprano en estos países y hasta el día de hoy –en contraste con lo que ha ocurrido en otras latitudes– ocupa una posición central, no solamente en términos de práctica terapéutica, sino como un “saber que desborda”, es decir, que ha “contami sino como un “saber que desborda”, es decir, que ha “contaminado” otras formas de saber y conocimiento. La presencia del psicoanálisis dentro de ciertas áreas de la cultura popular de algunas grandes ciudades sigue desconcertando a los visitantes extranjeros. Pero volvamos a su entrada temprana. Ya en 1928, tal vez con cierta exageración, el médico brasileño Júlio Pires Porto Carrero –de quien tendremos oportunidad de volver a hablar a lo largo del libro– podía escribir un texto acerca de la contribución brasileña al desarrollo del psicoanálisis, al tiempo que intentaba historiar la recepción de la disciplina en su país. Lo cierto es que ya para esa fecha el psicoanálisis tenía una “historia” en Brasil.
Obviamente, no en todos lados el proceso se dio con la misma intensidad ni velocidad, por lo que cualquier historia regional debe tener en cuenta esa condición temporal diferenciada.
En la mayoría de los países de la región, la entrada del psicoanálisis –hasta mediados del siglo XX por lo menos– fue bastante superficial. Aun en aquellos, como es el caso de Brasil o la Argentina, donde el psicoanálisis ha tenido un impacto más profundo, no hay que sobrestimar la intensidad del fenómeno, sobre todo en sus momentos más tempranos.
Las diferencias nacionales en la densidad de la producción historiográfica sobre la recepción del psicoanálisis en distintos países latinoamericanos reflejan la disparidad en la intensidad de las distintas implantaciones locales, así como la fuerza que las narrativas “oficiales” –es decir, aquellas surgidas desde dentro de las propias instituciones psicoanalíticas, una vez que estas se crearon a partir de las décadas de 1940 y 1950– han adquirido en términos de generación de “mitos de origen” sobre los psicoanálisis locales. No es casual que haya sido en la Argentina y en Brasil donde se ha desarrollado –sobre todo a partir de las últimas décadas– una historiografía más profunda sobre el tema.
En el caso particular de Brasil, como ya fue señalado en la Introducción, las aproximaciones históricas se han visto complementadas y enriquecidas con otras provenientes de la antropología.
ADAPTACIONES. El proceso de recepción del psicoanálisis se dio con diversos matices en cada país. Así, mientras ya en la década de 1930 existía en Brasil un pequeño pero muy activo grupo de divulgadores del psicoanálisis a nivel popular, nada parecido parece haberse originado en Perú, país donde, por otro lado, algunos de los psiquiatras más prestigiosos comenzaron ya hacia finales de la década de 1910 a utilizar técnicas asociadas al psicoanálisis y a publicar textos científicos y de divulgación sobre el tema, y donde uno de ellos, Honorio Delgado, estableció una relación personal bastante estrecha con el propio Freud y con muchos de sus colaboradores más destacados.
De hecho, ya en 1922 Delgado era reconocido como una autoridad sobre el psicoanálisis no solo en su país sino en el resto de América Latina, como lo pone de manifiesto el testimonio de su encuentro con otro temprano difusor de la disciplina: el chileno Fernando Allende Navarro. Aunque este último podía demostrar credenciales más válidas que el psiquiatra peruano (para ese entonces ya llevaba dos años de análisis didáctico y supervisiones realizados en Europa), se estableció una relación asimétrica entre ellos cuando fueron presentados durante el Congreso Psicoanalítico de 1922, en el que Delgado era percibido como la figura con mayor autoridad3. Esta asimetría se puso, además, de manifiesto en el hecho de que fuera Delgado quien prologara un texto de Allende Navarro, y no a la inversa.
Estas relaciones intra-latinoamericanas (y el vínculo entre Allende Navarro y Delgado es solo un ejemplo entre muchos otros) constituyen un ejemplo de la circulación de bienes simbólicos vinculados al psicoanálisis que se desarrollaba a lo largo y ancho del continente.
Así, por tomar otro ejemplo, mientras el escritor ecuatoriano Humberto Salvador, considerado como el difusor más temprano de las ideas freudianas en su país, prologaba el libro Ensayos freudianos del chileno Juan Marín, sus libros (los de Salvador) eran publicados en Chile y la Argentina y traducidos al portugués para ser editados en Brasil. Delgado mismo publicaría numerosos artículos sobre el tema en revistas chilenas y argentinas –incluyendo la Revista de Filosofía dirigida por José Ingenieros, a pesar de que su fundador y director, como veremos, fue un temprano detractor de las ideas freudianas–.
Delgado inspiró la creación de la Revista de Psiquiatría y Disciplinas Conexas en Chile. Médicos brasileños como Antônio Austregésilo y Júlio Porto Carreúlio Porto Carrelio Porto Carrero, ambos simpatizantes tempranos del pensamiento freudiano, daban conferencias en la Argentina en los años 1920 y 1930 sobre temas vinculados con el psicoanálisis y sus libros también eran traducidos al español para ser publicados en Chile.
Sin embargo, a diferencia de lo que ocurrió en Euro-