Los 100 influyentes:
la encuesta anual que publica NOTICIAS sobre las personalidades más destacadas en el escenario argentino. Macri, Carrió y Vidal, la santa trinidad.
Las protestas fueron convocadas y encabezadas por diferentes organizaciones de la izquierda y el sector sindical. Los primeros en llamar a la movilización fueron los integrantes del denominado “triunvirato piquetero”. El trinomio, compuesto por la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), la Corriente Clasista y Comba- tiva (CCC) y Barrios de Pie, planeó la concentración en el centro porteño bajo el lema “Sin Tierra, Techo y Trabajo, la Reforma es Contra los de Abajo”.
A ellos, pronto se sumarían diversos movimientos sindicales: la CTA Autónoma, de ATE Nacional, de Suteba, de la Asociación del Personal Superior de Empresas de Energía, del Frente Popular Darío Santillán y del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), entre otros.
Cuando la movilización llegó a las puertas del Congreso y se encontró con el cordón de Gendarmería Nacional, varios diputados opositores que se habían manifestado a favor de la protesta se acercaron a dialogar con el jefe del operativo para evitar incidentes, sin embargo, el resultado fue lo contrario. Entre los ediles del Frente Para la Victoria, Movimiento Evita y Libres del Sur estaban Victoria Donda y Leonardo Grosso, quienes resultaron heridos por las escaramuzas entre manifestantes y efectivos de seguridad.
La Confederación General del Trabajo (CGT) que había adelantado que no se sumaría a la protesta de los movimientos sociales, se plegó formalmente al estado de alerta y movilización luego de la accidentada jornada.
sional y las cuentas públicas. En la crítica al Gobierno, el kirchnerismo no estaba solo. La diputada Graciela Camaño, del Frente Renovador, analiza cómo el Gobierno pasó del exitismo poselectoral a la paranoia por si en los próximos días se le piantaban los votos de los legisladores obedientes a sus gobernadores: “Los gobiernos no pueden hacer una de más. Para eso se necesita olfato político. Con ser CEO no alcanza. La bravuconada de decir en comisión ‘tenemos huevos’, ¿para qué sirve? ¿Para cagar jubilados? ¡Qué guapos! ¿No?”.
ALIADO. El mismo día en que el oficialismo llamaba a la sesión urgente en el recinto, uno de los gobernadores preferidos de la Casa Rosada, el salteño Juan Manuel Urtubey, opinaba que los K presos no eran perseguidos políticos sino ladrones. En cambio, la CGT, que en un principio parecía en el bolsillo oficial, se destapaba con un llamado a la huelga. “La CGT se dio cuenta de que quedó vacante el rol de opositor en la Argentina y de que estas reformas tienen mucha resistencia”, analizan en el PRO. “Cuando no hay oposición, alguien la ocupa. El tema no es si el Gobierno logra aprobar o no una ley previsional que le ahorra hasta $130.000 millones, sino que aparece un nuevo actor político opositor: la CGT. El Gobierno reaccionó apurándose a aprobar las reformas para evitar una sangría”, prosiguen en el oficialismo.
Esa sangría comenzaba el 7 de diciembre cuando la diputada Elisa Carrió anunciaba que rechazaría en forma parcial la reforma previsional. En la Coalición Cívica escuchaba resquemor. Además, abogados constitucionalistas amigos de Cambiemos cuestionaban la legalidad de diversos artículos, como el que recalcula a la baja el aumento que los jubilados percibirán en marzo próximo. Como en otras oportunidades, la cúpula del Gobierno se sentó a explicarle a Carrió lo que pretendía y acabó convenciéndola el 11 de diciembre. Pero las críticas de la líder de la CC ya habían despertado la alerta de los opositores. “Le explicaron la reforma a Lilita, pero no a nosotros”, se quejó un peronista. “El que no se oponga va a quedar pegado con una ley que critican hasta en Clarín”, agregó. El jefe de los diputados K, Agustín Rossi, aprovechó la escena para tomar protagonismo político, con un salto ante las cámaras para frenar la violencia en la comisión. “La oposición está ante un ecosistema político nuevo y no sabe qué bandera agarrar. No sabe cómo meter un gol. Entonces la CGT y las organizaciones sociales salieron a la calle para no quedar como partenaire”, interpretan en el PJ. Así es que este diciembre que pintaba tranquilo, sin amenazas de saqueos, como otros años, ahora se calienta entre protestas de grupos con facilidad para movilizarse y megaoperativos policiales que parecen desproporcionados.
En el peronismo interpretan que varias veces el Gobierno se confió y perdió. Cuando Macri llegó al poder, esperaba una lluvia de inversiones, pero aún la sigue aguardando. Creyó que el aumento de tarifas sin convocar audiencias públicas a principios de 2016 avanzaría, pero la Justicia se lo rechazó, el incremento volvió a fojas cero y debió implementarlo de forma más gradual. Sin embargo, un analista peronista advierte: “Tampoco hay que subestimar al Gobierno: te propone siete reformas y te saca seis. En el medio echan a 100 tipos del Enacom (Ente Nacional de Comunicaciones), modifican el sistema del empleo público, aunque niegan que vayan a echar a 18.000, tienen parados el otorgamiento de jubilaciones o los pagos a las provincias que demandaron en la Corte Suprema. Estos tipos gritan 200%, pero van por 100. No es menor lo que consiguen. Arrancan y van. Pero a veces festejan antes de meter el gol”. Mientras, economistas amigos del Gobierno elevan cada vez más su voz después de las elecciones reclamando más ajuste del gasto público. Así transita Macri su camino en un diciembre impensadamente caluroso.