El encantador infierno de la pizza
Hell’s Pizza. Humbolt 1654, Palermo. 2075-2893. Pizza. De lunes a domingo de 12 PM a 1 AM. Tarjetas. Precio promedio: $ 120.
Unless you are a pizza I can live without you” (A menos que seas una pizza, puedo vivir sin vos) –reza un cartel de metal y neón en el recientemente inaugurado Hell’s Pizza–. Gran verdad. Los porteños llevamos la pizza en el ADN y, preferencias al margen, no hay variedad que no nos tiente. Ahora le tocó el turno a la pizza tipo neoyorquina: “by the slice” (por porción, pero bien grande), con una masa blanda que permite doblarla al medio para comerla con la mano, y con la variedad Obama, de pepperoni y queso, como ícono indiscutible.
Sus dueños son exitosos empresarios gastronó- micos, entre ellos Danilo Ferraz, creador de 1893 y Morelia, a cargo de lo gastronómico. Siguiendo el concepto de base de pizza tipo americana, Ferraz investigó largo y tendido sobre cómo lograr un producto a su estilo. Llegó a una receta donde la masa se deja leudando tres días en frío con poca levadura, y sumándole un 30% de semolín. A pesar de que la masa debe ser blanda, Ferraz suele tentarse y darle un toque de parrilla (su especialidad es la pizza a la parrilla) para tostarla en la base. Además COCINA las porciones vienen por default con extra cheese: los americanos le ponen menos queso pero para los argentinos ¡cuánto más queso mejor!
Además de la Obama, otra variedades que se destacan son la Hell’s, con jalapeños, mozzarella ahumada y salsa chipotle (picante) y la bianca (sin tomate) Jackie Kennedy, con cebolla morada, bacon y portobellos, un clásico de Ferraz. Además hay spaghetti and meatballs (albóndigas), macarroni and cheese, churros dulces y salados (maravillosos) y canolis argentinizados, rellenos con dulce de leche.
La ambientación es industrial y pop (excelente trabajo del estudio AD+) con predominio de cemento y hierro, decorado con graffitis, neones y la estrella del lugar: una porción de pizza con piernas que se sienta en distintos rincones del lugar. Hay mesas altas y bajas, íntimas y comunitarias, jardín vertical, patio selvático y galería exterior para mirar y ser visto. Los niños son fanáticos.