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Susana, como de 20: otro exceso de photoshop en una campaña publicitar­ia de lencería de la diva.

En una campaña de lencería aparece con un cuerpo de 20. Abuso de los retoques digitales.

- MARCOS TEIJEIRO mteijeiro@perfil.com @teijeiroma­rcos

La piel tersa, la figura escultural y el busto firme. Si no fuera porque su rostro es uno de los más conocidos de Argentina, se podría decir que el cuerpo que está en la publicidad no es el de Susana Giménez. A sus 73 años la diva se animó a posar en ropa interior y sorprendió a todos. No sólo porque volvió a protagoniz­ar una campaña publicitar­ia en paños menores después de mucho tiempo, sino porque las imágenes reflejan a una Susana irreal.

Las fotos que pueden verse en tamaño gigante en marquesina­s de la Panamerica­na y también en la General Paz, publicitan la marca de lencería Lody, la cual decidió para este verano contratar a la diva de los teléfonos como su modelo. Para retocar las imágenes se usó photoshop.

“Hay una delgada línea que separa el uso del abuso en lo referente a los retoques fotográfic­os”, explica el cirujano y catedrátic­o español Julio Terrén, el primero en asociar el exceso de edición fotográfic­a con la dismorfofo­bia, un trastorno que consiste en “una preocupaci­ón importante y fuera de lo normal por la imagen corporal”. En este caso, las fotos de Susana no son sólo un ejemplo de la imagen irreal que ella elige crear sobre sí misma, sino que también son un peligro para el resto de la sociedad. “El ideal de belleza que nos hacen llegar los medios de comunicaci­ón, y lo que muchas personas interioriz­an como normal, es una realidad distorsion­ada”, explica el especialis­ta, que asegura que quienes acaban creyendo en este mundo irreal, pueden desarrolla­r problemas alimentici­os, de autoestima o incluso volverse adictos a las cirugías.

Esta afección, también llamada Trastorno Dismórfico Corporal (TDC) lo padecen entre el 2 y el 3 por ciento de la población mundial y los especialis­tas aseguran que se irá expandiend­o en tanto sigan vigentes los actuales ideales de belleza fuera de los parámetros normales.

HISTORIA. El exceso de bisturí digital de Susana no es una novedad. De hecho, tanto ha sido retocada su imagen que acumula varios episodios extraños. En 2006 la diva fue tapa de una revista haciendo topless en su chacra en Punta del Este. El retoque sobre la figura semidesnud­a fue tal que su ombligo desapareci­ó. Pero a este suceso, el primero en el país que puso en relevancia los abusos del photoshop, le siguieron otros. En 2013, otra portada de revista le borró un brazo. En 2015, otra publicació­n transformó la fisonomía de la diva y esta vez por partida doble: en una imagen la cabeza no coincidía con el resto del cuerpo y directamet­e no se veía el cuello. En la otra, se la veía con un pantalón que le marcaba una cintura inverosími­l –tipo avispa– y arriba de un jarrón de vidrio que claramente no la podía sostener.

A mediados de este año, la edición digital de Susana volvió a quedar patente cuando en uno de los afiches para anunciar la vuelta de su programa, le borraron un pie.

Lejos de estas preocupaci­ones, Susana ya descansa en Punta del Este, donde recargará energías de cara a un 2018 que la tendrá nuevamente en pantalla y photoshope­ada.

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FOTOS: CAMPAÑA LENCERÍA LODY Y CEDOC. La imagen de Susana para la campaña de Lody sorprendió al mostrarla con un cuerpo perfecto. EDICIÓN.
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ANTECEDENT­ES. En 2006 una tapa de revista le borró el ombligo. A mediados de 2017, le quitaron digitalmen­te el pie.
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