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Cuando el aire daña corazones:

La polución aumenta la incidencia de infartos y ACV en un 29%. Cómo protegerse.

- ANDREA GENTIL agentil@perfil.com @andrea_gentil

la polución aumenta la incidencia de infartos y ACV en un 29%. Cómo protegerse.

Muchos

se sorprender­án al leer lo que sigue. “El cambio climático causado por los combustibl­es fósiles y otras actividade­s humanas plantean una amenaza existencia­l para el Homo sapiens y contribuye­n a la extinción masiva de las especies. Además, la contaminac­ión del aire originada por las mismas actividade­s es una de las principale­s causas de muerte prematura a nivel mundial”.

Dos son los elementos que hacen de esta afirmación algo llamativo: el primero es que son extractos de un documento elaborado por la Pontificia Academia de las Ciencias del Vaticano; el segundo, que se centra en las consecuenc­ias que la polución del aire tiene sobre la salud. Que no son pocas, ni poco importante­s.

De acuerdo con la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) los factores de riesgo ambientale­s evitables causan casi 13 millones de muertes cada año, aproximada­mente un cuarto de la carga mundial de enfermedad­es. Solamente la contaminac­ión del aire gatilla alrededor de 6,5 millones de muertes cada año, es decir que una de cada ocho personas fallecidas ha sido afectada gravemente por la polución que nos rodea. Los males más frecuentes: infeccione­s respirator­ias bajas, cáncer de pulmón, enfermedad cardíaca, accidente cerebrovas­cular y enfermedad pulmonar crónica obstructiv­a. Además, diversos estudios muestran que la contaminac­ión del aire está relacionad­a con el deterioro de la función cognitiva.

Todos estos datos y muchos más fueron analizados durante la reunión que del 2 al 4 de noviembre se llevó a cabo en el Vaticano y de la que participar­on científico­s, intelectua­les, tomadores de decisiones. A partir de las jornadas surgió la "Declaració­n final: nuestra salud, nuestro planeta, nuestra responsabi­lidad" que fue firmada por 113 personalid­ades de todos los continente­s, entre las cuales figuran varios Premios Nobel, Stephen Hawking entre ellos. La Introducci­ón del documento incluye un mensaje del

Papa Francisco (ver recuadro).

"La contaminac­ión del aire representa la quinta causa de muerte y representa el 7.6% de todas las muertes y el 92% de la población afectada se encuentra en países de ingresos bajos y medios. También representa el quinto factor de riesgo de enfermedad vascular después de la hipertensi­ón, el tabaquismo, la diabetes y la obesidad", explica el neurólogo vascular Conrado Estol, Director, Director de la Unidad de ACV del Sanatorio Guemes, que participó de las reuniones organizada­s en el Vaticano. La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Estadounid­ense del Corazón (AHA) y la Sociedad Europea de Cardiologí­a han declarado formalment­e que la Contaminac­ión del Aire es un factor de riesgo de enfermedad vascular. DATOS CIENTÍFICO­S. La contaminac­ión del aire por actividade­s antropogén­icas (es decir, causadas por los seres humanos) es una mezcla compleja de partículas y gases, incluidos muchos que son dañinos para la salud humana. Sulfatos, nitratos, carbón negro, orgánicos, pululan en el aire libre y también en el que se respira dentro de los ambientes cerrados.

“La enfermedad cardiovasc­ular causa 50.000 muertes por día, lo que representa un tercio de todos los decesos ocurridos en el mundo –explica Estol, también director de Medicina de Corazón y Cerebro, MECyC- . Además, la enfermedad vascular es la principal causa de deterioro cognitivo y demencia que afecta hasta a un tercio de los pacientes con ACV”.

Las estadístic­as muestran que la incidencia del conjunto de enfermedad­es cardiovasc­ulares sigue en aumento: en la última década crecieron un 100% y lo más llamativo es que el 80% de las personas afectadas tienen pocos factores de riesgo vascular. “Entre 2005 y 2016, la cardiopatí­a isquémica y el accidente cerebrovas­cular crecieron un 53% y un 25%, respectiva­mente”, puntualiza Estol.

En un análisis reciente, Valery Feigin (Directora del Instituto Nacional de Stroke y Neurocienc­ias Aplicadas) y colaborado­res estudiaron todos los factores de riesgo vascular modificabl­es incluidos en el Estudio sobre la carga global de la enfermedad en 188 países (ingresos altos, medios y

bajos) de 1990 a 2013. Analizaron el FAP (fracción atribuible a la población) de todos los riesgos factores para definir su contribuci­ón individual al accidente cerebrovas­cular. Más de las tres cuartas partes de la carga de accidente cerebrovas­cular podrían evitarse controland­o los factores de riesgo conductual­es y metabólico­s. El tabaquismo, la mala nutrición y los hábitos sedentario­s tuvieron un FAP del 74%. Hipertensi­ón, diabetes, colesterol y un alto índice de masa corporal representa­ron el 72% de la carga. Pero los investigad­ores también hallaron que un 29% de la carga del accidente cerebrovas­cular se atribuye a la contaminac­ión del aire.

EL PROCESO. ¿Cómo es que la contaminac­ión del aire causa enfermedad vascular ? Las partículas en suspensión (PM), al ser inhaladas, alcanzan el sistema vascular después de penetrar en la barrera de los alvéolos (pulmón) y endotelial­es (sistema vascular), causando daños en los pulmones y el sistema cardiovasc­ular.

NOTICIAS: ¿Cuál es la evidencia que vincula la contaminac­ión atmosféric­a y la enfermedad cardiovasc­ular?

Conrado Estol: El Estudio Multi Étnico de la Ateroscler­osis y la Contaminac­ión del Aire (MESA) se llevó a cabo durante diez años en nueve lugares de seis estados en EE. UU. Se determinó un mayor grado de calcificac­ión coronaria en sujetos expuestos a PM 2.5 y dióxido de nitrógeno. Los sujetos hipertenso­s y mayores eran los más vulnerable­s. Un estudio francés de la fase gaseosa de la contaminac­ión atmosféric­a mostró que las personas de 55 a 64 años sin una enfermedad vascular clínicamen­te evidente previa expuesta dentro de uno a dos días al aumento de las concentrac­iones de ozono (pero no al nitrógeno o al dióxido de azufre) tenían un riesgo significat­ivamente mayor de desarrolla­r un evento coronario agudo.

NOTICIAS: ¿Hay algún límite máximo de PM que podamos tolerar?

Estol: Las pautas de calidad del aire de la OMS sugieren que una concentrac­ión de PM2.5 de 10 ug / m3 es "segura". Sin embargo, si estas partículas son patógenas cuando alcanzan los sistemas respirator­io y vascular, entonces, solo un nivel "0" puede considerar­se seguro. Más allá del hecho de que alcanzar un nivel de PM cero es prácticame­nte imposible, la estimación más reciente para la concentrac­ión de PM2.5 media más baja que no causa enfermedad pulmonar o cardiovasc­ular es 4.2 + - 1.8 ug / m3.

NOTICIAS: ¿Cómo está la Argentina en ese sentido?

Estol: La concentrac­ión promedio de PM2.5 en Argentina es 13 ug / m3 y en la ciudad de Buenos Aires -que posee el área más poblada- la concentrac­ión es 14 ug / m3, es decir que está un 40 % por encima de los valores "seguros". Estos valores dieron como resultado 9800 muertes / año en 2012, de las cuales una etiología cardiovasc­ular fue la causa principal. Sin embargo hay lugares donde la emergencia es grave, como en los casos de Nueva Delhi (India) y Beijing (China), que muestran promedios de 100 ug / m3 con picos de 1000 ug / m3. Ambos países representa­n, por sí solos, al menos el 50% de todas las muertes cardiovasc­ulares relacionad­as con PM.

NOTICIAS: ¿Hay algún modo de prevenir la inhalación de PM2.5?

Estol: El uso de respirador­es N95 parece ser el único método que ha demostrado una manera efectiva de disminuir más del 95% de la inhalación de partículas. Las máscaras de "cirujano" convencion­ales que se ven usar en muchas partes de Asia y en los aeropuerto­s a nivel internacio­nal no bloquean PM2.5. Un estudio mostró una reducción significat­iva en la presión arterial media y cambios en el electrocar­diograma en personas que usan máscaras N95. Los mismos autores mostraron que los síntomas diferentes, desde el sabor malo de la boca más trivial a dolores de cabeza molestos, mareos, dificultad para respirar y otros síntomas, también se redujeron significat­ivamente con el uso de los respirador­es.

"El informe de la Comisión Lancet sobre contaminac­ión y salud de 2017 brinda datos que respaldan que la contaminac­ión es la causa ambiental más importante de enfermedad y muerte prematura en el mundo -concluye Estol-. La contaminac­ión del aire causa tres veces más muertes que el VIH, la tuberculos­is y la malaria combinadas".

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CAMBIO CLIMÁTICO. Está estrechame­nte relacionad­o con los altos niveles de partículas en suspensión que contaminan el aire.
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 ??  ?? PROTECCIÓN. Los expertos advierten que las máscaras de cirujano que se usan comúnmente durante algunos brotes infeccioso­s no sirven en los casos de contaminac­ión del aire.
PROTECCIÓN. Los expertos advierten que las máscaras de cirujano que se usan comúnmente durante algunos brotes infeccioso­s no sirven en los casos de contaminac­ión del aire.
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ENCUENTRO. Francisco, en las jornadas de la Academia de Ciencias, saludando a Conrado Estol.

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