Mario Quintana:
Reemplazó a Macri y Peña en vacaciones. Se hizo millonario y fue adicto al juego. Se salvó gracias a líderes espirituales. Conflictos de interes y ministros con miedo.
de empresario a presidente sustituto. Fue un adicto al juego y pasó a ser uno de los hombres más influyentes del Gobierno. Conflicto de intereses con Farmacity y los líderes espirituales que lo guían. Las internas en poder.
“Caí adicto a la comida, al tabaco y al juego. Pasé noches en bingos y casinos mientras mi mujer cuidaba a los hijos”, confesó Quintana.
Durante muchos años yo viví muy escindido. Esto no lo conté nunca en público y quizá es una patinada grande, pero bueno, ya empecé, no puedo frenar. Yo tuve una juventud muy volcada a lo social y a lo religioso. Laburaba en las villas, iba a los grupos misioneros y ahí conocí a la mujer de mi vida, Ana Isabel, que es hoy mi esposa. Yo tenía 19, ella tenía 17 y fuimos a misionar juntos. De la misión, "Anabel" volvió embarazada. Para mí fue una bisagra y me dediqué los siguientes veinte años a ganar plata, a bancar a la familia, a hacer negocios. Pero los primeros diez años no la pasé muy bien. Engordé 30 kilos, fumaba dos atados por día, habanos después. Caí adicto a la comida, al tabaco y al juego. Me pasé muchas noches en bingos y casinos mientras mi mujer cuidaba a los hijos”.
Esta anécdota reveladora fue contada por el propio Mario Quintana en septiembre del 2013 en una charla inspiracional organizada por Human Camp, una fundación dedicada a motivar e inspirar a líderes empresariales. En una de esas charlas, cuando hablaba sobre la necesidad de escuchar al otro, afirmó: “Escuchar viene muy pegado a la humildad. Será por eso que me cuesta tanto, porque muchas veces soy un negro complicado, pero al menos me lo quiero recordar”. En ese momento Quintana era el presidente de la cadena de far- macias Farmacity y todavía no tenía pensado ingresar en política. Hoy, sin tener antecedentes de militancia y mucho menos en la función pública, forma parte de la estructura del Gobierno y es un engranaje clave. Así quedó demostrado durante la primera quincena de enero, en la cual ofició como presidente sustituto.
Mientras estudiaba economía en la UBA, trabajaba en la empresa Siemens. Luego viajó a Francia donde hizo un MBA. Cuando regresó a la Argentina se sumó a la consultora McKinsey, donde conoció a Gustavo Lopetegui, con quien crearon la cadena de supermercados Eki, que luego vendieron a Carrefour. Alrededor de 1996, junto a Dirk Donath, Douglas Albrecht y Fernando Fronza fundaron Farmacity. Su padre, quien era médico, también hizo un pequeño aporte. Los padres de Quintana eran profesionales ambos y vivían en Mataderos. Su madre, hoy, todavía ejerce como médica.
La etapa ludópata de Quintana fue alrededor de sus 30 años. No sólo tiraba miles de pesos por noche en casinos de Buenos Aires y bingos del conurbano. También conoció otros casinos del mundo. Esa etapa la recuerda como un momento oscuro de su vida, a pesar de ser el inicio de su ascendente carrera. Suele afirmar que “sufría como un perro”. En una de las tantas charlas motivacionales que dio, llegó a confesar que mientras su esposa Ana Isabel Beccuti criaba a sus tres hijos, él “hacía macanas”. Por las dudas nunca aclaró a qué se refería.
ZEN. Hoy Quintana es una persona más espiritual. Por ejemplo, an- tes de salir de su casa medita todos los días. ¿Cómo pasó de una etapa de excesos, noche y ludopatía a una fase más mística? El primer paso fue la terapia, donde encontró un momento para la reflexión y el análisis. Pero también ayudó mucho recostarse sobre líderes espirituales, de los cuales hay imágenes en su despacho: Jesús, Buda, San Francisco de Asís y un líder místico indio llamado Swami Vivekananda. Este último fue un religioso que propagó por Occidente la escuela hinduista de advaita, la cual promueve la existencia de un ser unido a la totalidad de los seres existentes, hasta tal punto que no puede hablarse de relación entre los distintos seres, sino de unidad total. Todos somos uno.
Hoy el refugio espiritual de Quintana es la fundación Vocación Humana, la cual es dirigida por el doctor Bernardo Nante, un estudioso de la obra del psicólogo Carl Gustav Jung. Nante es doctor en filosofía y realizó estudios superiores en psicología, ciencias orientales, matemática y economía (ver recuadro).
Esta espiritualidad de Quintana le permitió generar un vínculo con Lilita Carrió, con quien suele tener charlas basadas en la religiosidad. El vínculo llegó a tal punto que el viernes 20 de octubre pasado, dos días antes de las elecciones de medio término, Lilita le pidió a Quintana que la llevara a San Nicolás para rezarle a la virgen de esa ciudad. Carrió estaba desesperada y preocupada por las repercusiones que habían tenido sus desafortunados dichos sobre que había una posibilidad de que Santiago Maldonado podría haber estado en Chile. El impacto negativo de esa frase había alertado a Carrió y necesitaba ayuda divina para sobreponerse. Quintana aceptó acompañarla y le pidió a su amigo y