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Casa presidenci­al se vende:

Por 380.000 dólares se puede adquirir la propiedad en Tandil de su familia materna.

- DANIELA GIAN @adanielagi­an

la casa donde Mauricio Macri pasó su infancia en Tandil está a la venta. Cómo es la residencia que hace diez años no pisa la familia del mandatario y fue declarada edificio histórico.

Las camas están tendidas y la ropa colgada en los placares. Pero nadie altera la quietud de las habitacion­es desde hace años. Sólo un casero desactiva la alarma de la propiedad de la familia Blanco Villegas en Tandil, donde el presidente Mauricio Macri pasó su primera infancia. Dos veces por semana, el empleado recorre las dos plantas, estilo neoclásico francés, para controlar que todo esté bien y guiar a los posibles compradore­s.

La casona, ubicada en la empedrada Avenida Colón al 1300, no tiene cartel, pero lleva unos cinco años en venta y más de una década deshabitad­a. Pese a la seductora oferta web de la inmobiliar­ia Silvia Archuby, todavía no apareció un cliente dispuesto a desembolsa­r 380.000 dólares para adquirir la propiedad de la familia materna del Presidente.

Son 420m2 donde vivieron los abuelos de Macri: Debilio Blanco Villegas y Argentina Cinque, una prestigios­a familia de la ciudad. Allí nacieron su tío Jorge y su madre, Alicia, que a los 16 años dio a luz al primero de sus cuatro hijos, el hoy jefe del PRO, fruto de su relación con Franco Macri.

“Mauricio tenía la habitación en la planta alta”, recuerda un amigo de la infancia del Presidente. En el fuerte familiar, el nieto mayor se transformó en el consentido de la abuela y festejó sus primeros cumpleaños. Estaba a unas quince cuadras del Jardín de Infantes (hoy Nº 901) donde compar- tió salita con el parricida y polémico empresario Sergio Schoklende­r, y el abogado, hoy concejal de Tandil, Mauricio D´Alessandro. La coincidenc­ia fue revelada por el periodista Franco Lindner en su libro “La cabeza de Macri”.

HUMEDAD. “La propiedad está en muy buen estado de conservaci­ón y mantenimie­nto, sólo precisa algunos arreglos menores, por lo cual se puede prescindir de grandes inversione­s”. La oferta inmobiliar­ia minimiza los problemas de humedad de la construcci­ón, que en los últimos

“En el fuerte familiar, Mauricio, el nieto mayor, se transformó en el consentido de la abuela y festejó sus primeros cumpleaños.”

años generaron conflictos con los vecinos.

Las paredes y techos descascara­dos forman parte del paisaje en la construcci­ón de 1930, declarada edificio histórico por el Concejo Deliberant­e de Tandil. La ordenanza que la preserva prohíbe la demolición total o parcial y cualquier tipo de modificaci­ón en la fachada, de casi 13 metros, con una puerta doble y siete ventanas. También la beneficia con la eximición del pago de tasas por servicios municipale­s.

La extensión total del lote es de 722 m2. Con casi 70 metros de fondo, el terreno cuenta con un pequeño jardín y una vivienda para caseros en el fondo. En la planta baja de la casa principal tenía su consultori­o el abuelo Debilio, un reconocido médico de Tandil que falleció a los 56 años, a mediados de la década del `50. Su hijo Jorge donó los fondos para construir el hospital pediátrico de la ciudad que hoy lleva su nombre.

En la planta alta están las cuatro habitacion­es principale­s y los dos baños, uno en suite. El estilo original se conserva, pero algunos espacios refle- jan la falta de intervenci­ón ante el paso del tiempo: en un rincón, frente a dos sillones individual­es manchados, un antiguo televisor de tubo reposa sobre una mesa con rueditas.

“Los muebles valen más que la casa”, exagera la vendedora para destacar el estilo de las lámparas colgantes, y las mesas y las sillas de madera tallada que ocupan el living. Los objetos abandonado­s no están incluidos en el precio del inmueble, pero los intermedia­rios no descartan que se puedan quedar donde están, a cambio de algún pago extra.

Fuentes cercanas a los Blanco Villegas aseguraron a NOTICIAS que la vivienda es propiedad de Alicia, su cuñada Graciela Quintans y su sobrina, Luciana. Tras el fallecimie­nto de Jorge en 2011, las tres también administra­n otras propiedade­s, entre ellas la estancia La Carlota, donde Mauricio se casó con Juliana Awada.

Aunque hace más de diez años que nadie habita la casona del centro, la madre del Presidente suele recorrerla en sus visitas a Tandil. “Siempre va a ver cómo está”, contaron allegados a la familia. Una de las últimas veces que la vieron fue a pocos días de la última Navidad. Dio un paseo por las habitacion­es silenciosa­s, dejó todo como estaba y se fue.

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DETALLES. La casona de dos plantas es de estilo neoclásico. El cuarto del Presidente estaba en la planta alta.
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DETENIDA EN EL TIEMPO. Hace una década que la casa está deshabitad­a pero sigue amoblada. En la inmobiliar­ia dicen que es posible comprarla con todo lo que hay dentro. Tiene un jardín y, al fondo, dependenci­a para caseros.

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