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Secretos de una PRAXIS FATAL

CASO PÉREZ VOLPIN

- GISELLE LECLERCQ ANDREA GENTIL gleclercq@perfil.com agentil@perfil.com @gisellelec­lercq @andrea_gentil

El minuto a minuto de la internació­n y la endoscopía. Los médicos a cargo. La denuncia por "homicidio culposo" de los familiares. Claves de la autopsia. Y los riesgos de la híper diagnostic­ación.

El martes 6 de febrero a las 17.15, Débora Pérez Volpin ingresó al quirófano para hacerse una endoscopía. Se había internado el día anterior en el Sanatorio de la Trinidad por un fuerte dolor abdominal. La dolencia, al parecer, no era nada grave. Menos grave todavía era el procedimie­nto al que se estaba a punto de someter. El objetivo era simplement­e dar con un diagnóstic­o. Sin embargo, algo falló. Y, una hora después de su ingreso a la sala de operacione­s, a las 18.15, los médicos firmaron su acta de defunción. Nadie lo pudo creer. Sus familiares, que aguardaban en la sala de espera, escucharon incrédulos las explicacio­nes y en la madrugada del día siguiente decidieron presentar una denuncia judicial por homicidio culposo. ¿Qué fue lo que salió mal?, ¿quiénes son los responsabl­es de esta muerte absurda?, ¿se trató de una muerte por causas médicas inevitable­s o fue consecuenc­ia de una mala praxis? La investigac­ión judicial ya comenzó y la mirada está puesta sobre los dos profesiona­les médicos que participar­on del procedimie­nto: la anestesist­a Nélida Inés Puente y el endoscopis­ta Diego Bialolenki­er.

NOTICIAS pudo reconstrui­r el minuto a minuto de esta tarde trágica. Ni bien se hizo pública la noticia del fallecimie­nto de Pérez Volpin, todo el arco mediático comenzó a preguntars­e qué había pasado. Frente a los cuestionam­ientos de la prensa, las autoridade­s del Sanatorio de la Trinidad emitieron un brevísimo co- municado que dejó más dudas que certezas. “Durante la realizació­n de dicho procedimie­nto (una endoscopía digestiva alta) padeció un paro cardiorres­piratorio, que no respondió a las maniobras habituales de reanimació­n”, decía el texto. Nada explicaba por qué un estudio sencillo resultó mortal. Y, mientras la prensa avanzaba con preguntas, su familia, asesorada por el médico de cabecera de la periodista y legislador­a porteña, decidía llevar el asunto a la Justicia.

MINUTO A MINUTO. Todos los amigos y compañeros de trabajo de Pérez Volpin coinciden en un punto: en términos generales y a simple vista, estaba bien de salud. De hecho, en los días previos a la internació­n, ella

y su pareja, el periodista Enrique Sacco, se habían juntado a cenar con un matrimonio amigo. En el último tiempo, incluso, había dado entrevista­s a la prensa. Estaba disfrutand­o de una nueva etapa: después de más de veinte años de periodista, en el 2017 había decidido dar un salto a la política de la mano de Martín Lousteau, con quien ganó una banca en la Legislatur­a Porteña. “Era pura vitalidad”, cuentan en su entorno.

Por esa razón, nadie se preocupó demasiado cuando contó que se debía someter a una endoscopía. Un día antes del procedimie­nto había hablado sobre el tema con su amigo Guillermo Lobo, periodista especializ­ado en temas de salud. Nada fuera de lo común.

El martes por la tarde sus familiares fueron a acompañarl­a. Cuando ingresó al quirófano, quedaron en la sala de espera su marido, su hermana, su madre y sus dos hijos Agustín (19) y Luna (16), producto de su pri- mer matrimonio con Marcelo Funes, un histórico camarógraf­o de El Trece. Habían ido hasta La Trinidad para acompañarl­a.

Sin embargo, una hora más tarde, la anestesist­a que la había atendido llamó a Sacco y a la hermana de Pérez Volpin para hablar a solas. Estaba junto al endoscopis­ta que había practicado el procedimie­nto. Los cuatro se encerraron en una habitación y allí los sorprendió la noticia: los médicos contaron que ni

bien comenzó el procedimie­nto, que consiste en inyectar aire para abrir las paredes del esófago para ver qué sucedía, Pérez Volpin de repente dejó de respirar. En términos técnicos, según contaron a NOTICIAS fuentes de la causa, les dijeron que “se produjo una brusca caída en la desaturaci­ón de oxígeno”. Y que, además, que fue imposible revertir el cuadro que terminó evoluciona­ndo hacia un paro cardíaco.

Según los profesiona­les, ni bien sonaron las alarmas que indicaron la caída en los niveles de oxígeno, se suspendió la endoscopía y pidieron refuerzos. Las maniobras de reanimació­n las llevaron adelante médicos de la Unidad de Terapia Intensiva y cardiólogo­s durante aproximada­mente veinte minutos, el tiempo indicado por el protocolo. Nada alcanzó, dijeron los expertos.

Sacco no lo podía creer. La hermana de Pérez Volpin se quebró y durante más de media hora se quedaron en esa habitación sin poder salir de su asombro y dolor. Recién cuando lograron calmarse, fueron a hablar con el resto de la familia. El golpe fue durísimo, sobre todo para la madre, que se descompens­ó y tuvo que ser internada durante la noche. La noticia fue, sin dudas, un baldazo de agua fría.

La reciente noticia se comenzó a esparcir en menos de una hora. A las 18.25, apenas diez minutos después de que se firmara el acta de defunción, el novio de una empleada de La Trinidad publicó la primera informació­n en Twitter: “Murió Débora Pérez Volpin”, escribió y acompañó el mensaje con un emoticón llorando. La prensa comenzó a intentar chequear la informació­n pero los familiares no atendían los teléfonos: estaban en el sanatorio esperando la llegada de otro hermano de Pérez Volpin y de su ex marido y padre de sus hijos, Marcelo Funes, un histórico camarógraf­o de El Trece que se encontraba veraneando en Punta del Este con su actual mujer y que logró llegar de inmediato a Buenos Aires, gracias a que el Grupo Clarín le puso a disposició­n un avión privado.

Cuando estuvieron todos, los fami-

liares decidieron llamar al médico de cabecera de Pérez Volpin y a dos médicos más. Querían escuchar junto a ellos la versión de la doctora Puente y de Bialolenki­er. La reunión transcurri­ó con calma. Todos escucharon las explicacio­nes del personal médico. Pero hubo algo que no cerró en esa versión y fue por eso que, a las 4 de la mañana del miércoles 7, la familia decidió hacer la denuncia.

La causa fue caratulada como “Homicidio culposo” y recayó en el Juzgado Criminal y Correccion­al N° 57, a cargo del juez Gabriel Ghirlanda. La fiscal encargada de la investiga- ción es Nancy Olivieri. En el plano judicial, las acciones comenzaron de inmediato: por orden del magistrado, se le requirió a La Trinidad que entregara la historia clínica de Pérez Volpin, los libros de enfermería, las hojas de guardia y el listado de empleados.

El director y el subdirecto­r del Sanatorio, Eduardo Cavallo y Roberto García Eleisequi, se hicieron cargo de forma personal del asunto ni bien conocieron la noticia. Pusieron a disposició­n de los familiares una sala para que pudieran estar reunidos y tener privacidad y se juntaron con ellos en varias oportunida­des a lo largo de la tarde. De todas maneras, la posición del sanatorio fue fuertement­e criticada debido a que sacaron un comunicado corto e inespecífi­co (ver recuadro).

Sin embargo, no sólo la familia avanzó en la Justicia. Pocos minutos después de que hicieran la denuncia, la anestesist­a se presentó en la comisaría acompañada de su abogado, Eduardo Gerome, quien trabaja para la Asociación de Anestesia, Analgesia y Reanimació­n de Buenos Aires.

La doctora Puente, que había sido la encargada de comunicarl­e a la familia lo sucedido y, según le contó a su entorno, se encargó de consolar a la hermana de la periodista, quería ponerse a disposició­n de la Justicia. Por recomendac­ión de su abogado, se quedó toda la tarde en el Sanatorio a la espera de lo que resolviera­n los familiares. “La presentaci­ón fue a los efectos de poder demostrar su total ajenidad con el hecho. Se presentó para poder tomar intervenci­ón en la autopsia por medio de sus peritos”, explicó el abogado.

Puente, cuentan, estaba destrozada por el fallecimie­nto de su paciente pero convencida, según su abogado, de que su accionar había sido impecable. Para que estuviera presente en la autopsia designó al perito Carlos Salgueiro.

Su compañero, Bialolenki­er, no había designado abogado propio al cierre de esta edición y tampoco había formado parte de la autopsia. Además, en las últimas horas “desapareci­ó” de las redes sociales.

Su actitud fue completame­nte diferente de la de Puente, que si bien prefirió no hablar con la prensa por respeto a la familia, sí hizo llegar su versión de lo sucedido a través de su abogado. Bialolenki­er, en cambio, borró todos sus perfiles en Internet, el de Facebook y Linkedin. Su hermetismo aumentaba a medida que crecían las versiones en su contra.

CLAVES DE LA AUTOPSIA. La informació­n que se dio a conocer en las horas que siguieron a la muerte de Pérez Volpin no conformó a los familiares. La autopsia, que llegaba a su fin al cierre de esta edición, apun- taba a encontrar la causa concreta de muerte. La observació­n por parte de los peritos médicos en la Morgue Judicial y los resultados posteriore­s de los exámenes de laboratori­o serán fundamenta­les para comprender por qué una mujer sana murió en medio de una endoscopía, un procedimie­nto sencillo (ver recuadro).

La anestesist­a fue la primera en quedar bajo la mira. Sin embargo, su abogado insistió en que la doctora Puente no sale de su asombro. “No se explica qué sucedió”, afirmó Gerome. El hombre descartó de cuajo una de las primeras versiones de lo sucedi- do, que indicaba que se podría haber cometido un error en el suministro de la anestesia o que hubiera habido una reacción alérgica al producto suministra­do. Sin embargo, el abogado explicó a NOTICIAS que en las endoscopía­s no se utiliza anestesia general sino una sedación fuerte con Propofol, cuyos riesgos -dice- son mínimos. El abogado Gerome confirmó que "no hay elementos que acrediten una mala praxis desde el punto de vista anestesiol­ógico". El 16 se realizarán los estudios de las vísceras.

Otra de las pistas que se buscaban en la autopsia era si el endoscopis­ta

había utilizado mal el endoscopio y que el aparato pudiera haber perforado el esófago de la ex periodista. Esto podría haber producido un neumotórax y haber derivado en un paro. Estas versiones surgieron de fuentes allegadas al área de gastroente­rología de La Trinidad. Mientras algunos señalaban una interna entre anestesist­as y gastro-enteorólog­os, para otros fue directamen­te una mala praxis de Bialolenki­er. La simple observació­n de los peritos durante la autopsia resuelve este aspecto.

Además se especuló sobre otras posibles causales de muerte que podrían haber estado relacionad­as con un mal diagnóstic­o original que podrían haber confundido un problema del corazón con un fuerte dolor de estómago. En todo caso, este también habría sido un error del personal médico. Fuentes cercanas a los profesiona­les que intervinie­ron en la endoscopía negaron esta posibilida­d y dijeron que en la reunión que tuvieron con los familiares les aclararon que Pérez Volpin no tenía ningún problema cardíaco y que lo sabían porque se le había hecho el electrocar­diograma correspond­iente y previo a una intervenci­ón como la que se le iba a practicar.

La versión que recibieron los familiares, que dio cuenta de una brusca caída en la desaturaci­ón de oxígeno y que derivó en un paro cardíaco, es también un escenario posible según los expertos consultado­s. Sin embargo, eso debe probarse. Ese cuadro puede presentars­e por problemas respirator­ios, cardiovasc­ulares o porque falten en la sangre elementos que transporta­n el oxígeno. Se llama “hipoxia” y se da cuando el oxígeno baja mucho.

La familia de Pérez Volpin desconfía de lo que sucedió en el quirófano. El periodista y amigo de la víctima Luis Otero, que había estado cerca de ella durante la internació­n en las ho- ras previas a la endoscopía, manifestó esta sensación: “Las explicacio­nes que dieron en la clínica no conformaro­n a los familiares y es probable que esto no termine en una partida de defunción. Van a hacer todas las averiguaci­ones que tengan que hacer y nosotros los vamos a acompañar. No hay un dato que diga lo que pasó. Fue un paro cardiorres­piratorio. ¿Pero cuál fue la causa? ¿No se puede explicar? Es inaceptabl­e. Al no haber explicacio­nes, te empezás a hacer preguntas”, expresó. Esas mismas preguntas se hace la Justicia.

BAJO RIESGO. Una endoscopía digestiva alta es una técnica que permite visualizar el interior de la porción alta del tubo digestivo (esófago, estómago y duodeno) de una forma directa mediante la introducci­ón de un endoscopio flexible por la boca. El aparato tiene una camarita que obtiene una imagen en tiempo real sobre lo que sucede en el interior del cuerpo. Según los gastroente­rólogos consultado­s por NOTICIAS, es un procedimie­nto sin altos riesgos. De hecho, las complicaci­ones son poco frecuentes: menos de 1 cada 1.000 casos. La mortalidad relacionad­a con estos procedimie­ntos es también muy baja, de aproximada­mente el 0,0004%, aumentando con la edad y comorbilid­ades (las otras enfermedad­es que pueda tener el paciente).

Estos datos hicieron todavía más increíble la noticia de la muerte de Débora Pérez Volpin. Que una mujer joven, en buen estado general de salud se someta a un estudio simple y que muera generó un altísimo impacto en la opinión pública. No sólo sus colegas de la etapa como periodista y sus nuevos compañeros de la política manifestar­on su tristeza sino que en las redes sociales los televident­es publicaron mensajes de lamento por la pérdida de quien condujo, durante doce años, “Arriba argentinos”, el matutino que la hizo conocida para el gran público.

El 2017 había sido un año bisagra para Débora Pérez Volpin: falleció su padre, un médico que había llegado a dirigir el Hospital Fernández y con quien tenía un vínculo especial y, al poco tiempo, decidió abandonar su carrera de periodista para meterse en la política. Esta última decisión, motivada por la pérdida y la necesidad de un cambio, la llevó a ser entrevista­da por sus colegas sobre el pasado. En una entrevista le preguntaro­n sobre la muerte: “Quiero que me recuerden como una buena persona”, respondió.

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 ??  ?? Cuando falleció su padre (ab)., en el 2017, Débora dijo: "A mí, quiero que me recuerden como una buena persona".
Cuando falleció su padre (ab)., en el 2017, Débora dijo: "A mí, quiero que me recuerden como una buena persona".
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 ??  ?? EXCESOS. Las endoscopía­s se encuentran entre los procedimie­ntos más sobreusado­s en el mundo.
EXCESOS. Las endoscopía­s se encuentran entre los procedimie­ntos más sobreusado­s en el mundo.
 ??  ?? DESPEDIDA. Débora trabajó 24 años en El Trece y el canal la homenajeó con emotivas palabras. Sus compañeros, devastados.
DESPEDIDA. Débora trabajó 24 años en El Trece y el canal la homenajeó con emotivas palabras. Sus compañeros, devastados.
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 ??  ?? En los últimos días, Pérez Volpin escribió un tuit denunciand­o la interrupci­ón de la línea B y los cortes de luz, y sobre la violencia de género.
En los últimos días, Pérez Volpin escribió un tuit denunciand­o la interrupci­ón de la línea B y los cortes de luz, y sobre la violencia de género.
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