Entender el riesgo
Cada vez que una personalidad famosa protagoniza un episodio médico trágico, es inevitable que la opinión pública entre en modo consternación. Mucho más si la figura en cuestión es joven y querida por sus colegas. Es el caso de la inesperada muerte de la periodista y legisladora Débora Pérez Volpin, en medio de un estudio clínico que popularmente se considera sencillo y de rutina. Más allá de las precisiones que la causa judicial derivada de esta muerte vaya revelando, ya es un hecho la preocupación generalizada que resurgió en la sociedad respecto de los estudios médicos invasivos, y de la proliferación de chequeos y diagnósticos médicos que, aunque son considerados un avance de la salud en general, también despiertan resquemores acerca de los riesgos que implica el abuso de los mismos.
Precisamente sobre esta alerta que sostiene un sector de la comunidad científica, trató una tapa de NOTICIAS muy reciente, casi sobre el final de 2017. Con el título “El lado oscuro de la medicina preventiva”, la investiga- ción señalaba el peligro de que la cultura -muy saludable en un sentido- del diagnóstico precoz pudiera degenerar en un exceso crónico de chequeos y medicamentos que, sin medida, podrían enfermar y matar. En el listado de estudios que se ordenan con demasiada frecuencia figura, casualmente, la endoscopía, precisamente la intervención durante la cual murió Pérez Volpin. Según la Asociación A Norteamericana de Endoscopía Gastrointestinal, la posibilidad de un evento cardiovascular durante un estudio es de 1 cada 170 casos, una estadística que invita a la moderación. Pero no al pánico ni al nihilismo médico respecto de los chequeos. Se trata de entender la complejidad de una temática -la salud- a la que NOTICIAS le dedica sus mejores recursos periodísticos, lejos del facilismo y de la manipulación morbosa.