Historias editoriales
“Editar desde la izquierda en América Latina. La agitada historia del Fondo de Cultura Económica y de Siglo XXI”, de Gustavo Sorá. Siglo XXI, 293 págs. $ 359.
Sería un error dejar pasar este libro a partir de un título “marcador” dentro del actual estilo confrontativo. Porque bautiza una minuciosa investigación, sólidamente estructurada, sobre un campo difícil de manejar como lo es el de las editoriales de libros.
Los dos sellos analizados fueron centrales en la difusión de todo tipo, en especial en sociología, antropología, economía, psicología o teoría literaria, pero también en literatura lisa y llana. Los dos vincularon de modos complejos y esquivos a México y Argentina, pero también a España, en menor medida. El relato de- tallado del origen del FCE permite asomarse a una realidad mexicana donde todo dependía del Estado y donde escaseaban hasta la penuria los economistas. Allí actuó Daniel Cosío Villegas, un primer director, que sufrió las subidas y bajadas de su papel en ámbitos como la política, la carrera propia y al fin el alejamiento.
Quien lo reemplazó fue el argentino Arnaldo Orfila Reynal. Nacido en La Plata, formado como químico, se convirtió luego en uno de los grandes editores del mundo. Como estudiante tuvo actuación en el impulso de la Reforma Universitaria, y luego una actuación excepcional como armador de equipos de edición (colecciones, directores, rastreo de originales cruciales etc.) además de un perfil político muy definido a partir de la revolución cubana.
El dato oculto del aparente paraíso cultural mexicano era cómo de pronto podía desaparecer de un solo golpe, sin necesidad de una dictadura. Cuando pasó, en 1965, a partir del libro “Los hijos de Sánchez”, el peso del FCE ya era tal que motivó el apoyo inmediato de 500 intelectuales, incluida buena parte del “boom” literario. El sello volvió a arrasar, y provocó otros crecimientos: la sucursal argentina terminó por proyectarse aún más que la central mexicana.
Sorá registra el papel que tuvieron algunas mujeres en la estructura. Se destaca la lucidez del aporte de Jorge Tula, y se cuenta en detalle el desarrollo de “La vuelta al día en ochenta mundos” de Julio Cortázar. Es clave el equilibrio entre la avalancha de datos y el modo de ir narrándolos, que hace absorbente la lectura.