Delinquir para transgredir: son jóvenes, populares y pertenecen a la clase alta, sin embargo
Cinco menores de familias acomodadas robaron en Pinamar. Rebeldía idiota y frívola.
Estaba
en Pinamar con unas amigas y nos la mandamos. Mal. Pero ya está, ya fue”. Así, escueta, fue la explicación que M.F. brindó sobre el robo que la tuvo como protagonista en Pinamar. La joven de 16 años y estrella de las redes sociales sólo se refirió al episodio policial a través de una emisión en vivo de su cuenta de Instagram para contar, como una travesura, el hurto de más de 50.000 pesos en mercadería que junto a otras cuatro amigas realizaron en distintos locales de la costa. “Es algo de lo que aprendimos mucho, pero ya pasó”, agregó la joven mientras pedía, entre risas, que no la llamaran “chorra”. Otra de sus amigas también utilizó las redes para hacer su descargo. “Gente, enfóquense en su vida y en sus errores y déjense de meter en las nuestras. Ya estamos hartas de la vida pública, son nuestros temas y son cosas que no van a volver a pasar”, escribió N. L. A todas ellas se las nombra con sus iniciales porque son menores de edad.
En las mentes de estas jóvenes, el robo no fue más que una pequeña picardía propia de su edad. Desde la comodidad de sus camas, no sólo le restaban importancia al hecho, sino que lo naturalizaban como algo que cualquier adolescente puede cometer en virtud de “ser joven”. Una rebeldía idiota que interpela a los adultos respecto de los adolescentes de hoy.
Todo comenzó la tarde del lunes 26 de enero cuando cinco jóvenes de entre 14 y 16 años realizaron un raid delictivo por el centro de la ciudad costera. Las amigas se encontraban de vacaciones en Pinamar, algunas de ellas incluso con sus familias, que decidieron ir más allá y llevar la transgresión al límite del delito. Porque, aburridas de subir a sus redes sociales fotos en sugerentes poses, de mostrarse tomando alcohol o de simular que fumaban marihuana, la adrenalina del robo se les volvió apetecible. Contaban con una coartada inapelable: pertenecer a una clase acomodada y por ende, no tener apariencia de ladronas. Vestidas a la última moda hurtaron en siete locales hasta que dos empleados las descubrieron.
Cuatro de ellas, M. F., las hermanas C. L. y N. L. y M. B. fueron detenidas y se comprobó que habían robado ropa, accesorios, perfumes, y demás objetos por un valor de más de 50.000 pesos. M. M. la quinta cómplice logró escapar aunque las cámaras de seguridad la delataron.