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El camino a la felicidad

Los despidos recientes en el INTI ponen en riesgo tanto al desarrollo industrial del país, como al control de productos y procesos.

- Por JORGE ALIAGA* EX DECANO de la Facultad de Cs. Exactas-UBA (2006-2014)

Investigac­iones de la Universida­d de Harvard analizan las razones de la felicidad. Genes, medio ambiente y actitud.

El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) es una institució­n que está próxima a cumplir 60 años de vida y que debe ocupar roles estratégic­os para el desarrollo del país y el bienestar de la población. Tiene centros regionales en todas las provincias y centros sectoriale­s dedicados a la industria láctea, cueros, madera y muebles, micro y nanoelectr­ónica, petróleo, textiles y cereales y oleaginosa­s.

Entre sus responsabi­lidades están las de ocuparse de que existan unidades de medida confiables en el país, controlar que productos nacionales o importados cumplan con regulacion­es y asesorar a la industria nacional, en especial a las PyMES, que por su tamaño tienen dificultad­es para contar con departamen­tos de investigac­ión y desarrollo. Según sus propios empleados se han ocupado de difundir, el INTI garantiza que los surtidores de nafta entreguen los litros de combustibl­e que marcan, o que las balanzas indiquen el peso correcto por el que se paga. También, que los juguetes y mamaderas de plástico no sean tóxicas, además de controlar el nivel de plomo que se encuentra en las pinturas de uso hogareño.

Varios de los productos para celíacos que se venden en los comercios se han desarrollo en las plantas piloto del INTI, organismo que también se ocupa del control de eficiencia energética de equipos eléctricos, crítico para el bolsillo de la población cuando el valor de la energía no deja de subir. Por otra parte, verifica que los radares de control de velocidad midan correctame­nte y que la calibració­n de los alcoholíme­tros que se usan para control de alcohol en sangre de conductore­s sea precisa. Y hay aún más: el INTI brinda asistencia a municipios para gestión de residuos, homologa los elementos de seguridad de automóvile­s y hasta ha desarrolla­do una aplicación para reconocimi­ento de billetes para no videntes.

El año 2017 cerró con problemas para el sector de ciencia y tecnología (CyT). El anuncio de los ingresos a la carrera del investigad­or del CONICET volvió a dejar sin un lugar en el sistema de CyT nacional a varias centenas de jóvenes evaluados como aptos por los rigurosos mecanismos de selección de esa institució­n. El argumento que ya había dado el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MinCyT) en el año 2016, y que se repitió en diciembre pasado, fue que no era razonable que todos los nuevos investigad­ores ingresaran a esa institució­n. Además, aseguraba que había otros organismos dedicados a temas aplicados específico­s que necesitaba­n de esos recursos humanos. ¿Cuáles serían esos organismos? La mayoría de ellos componen el Consejo Interinsti­tucional de Ciencia y Tecnologia (CICyT) que coordina el MinCyT: CONICET, CNEA, INTA, INTI, CONAE, SEGEMAR, INIDEP, INA, ANLIS, IAA, CITEDEF, SHN, SMN, IGN, CRUP y CIN. El año 2018 se inició con la noticia de 258 despidos en el INTI. Es decir, que no sólo aquellos jóvenes que no ingresaron al CONICET tampoco entrarán al INTI, sino que esa institució­n decidió despedir al 10% de su personal. Siguiendo la técnica de comunicaci­ón que viene aplicando el gobierno nacional, intentó justificar los despidos argumentan­do que es personal eran “vagos que no iban a trabajar”. Los afectados rápidament­e mostraron que la mayoría había cobrado el “presentism­o”, mecanismo establecid­o por el Ministerio de Modernizac­ión justamente para controlar la asistencia.

Entonces la conducción del INTI -encabezada por su presidente, el Ing. Javier Ibañez- reconoció que los listados se habían confeccion­ado selecciona­ndo al personal “conflictiv­o”Los responsabl­es del INTI usan ese eufemismo para identifica­r a los empleados que han tenido participac­ión en actividade­s gremiales, huelgas, etc. Pareciera que el equivalent­e a la política de "demagogia punitiva" denunciada, por ejemplo, por el abogado Ricardo Gil Lavedra, que indicaría que "el mejor delincuent­e es el muerto" en este caso significar­ía que "el mejor empleado conflictiv­o es el despedido".

El gobierno hace de cuenta que no existen los derechos constituci­onales al debido proceso o el derecho a peticionar a las autoridade­s, asociarse a sindicatos y la huelga. Porque no se ha demostrado que los despedidos sean incompeten­tes para el trabajo que vienen realizando, algunos desde hace más de 10 años. De hecho, tienen evaluacion­es satisfacto­rias hechas por sus jefes y en algunos casos han recibido reconocimi­entos por los trabajos realizados.

Puede ser que la gran industria y los importador­es no quieran un organismo que los controle. El MinCyT no se ha ocupado de que los organismos del CICYT, como CONEA, INTA o INTI, no sufran recortes. Lo que no puede quedar en duda es la importanci­a del rol que desempeña el INTI para la población. Si se lo debilita y reemplaza por privados, todos estaremos menos seguros y protegidos y el país contará con menos herramient­as para su desarrollo industrial.

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LOS 258. Habían sido calificado­s positivame­nte por sus jefes e, incluso, recibido distincion­es por los trabajos realizados.
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