Restaurantes:
Nare. Sushi fresco, tamago, el roll de umeboshi y hojas de ajonjolí, además de postres originales conforman el menú.
Nare. Echeverría 1524, Bajo Belgrano. 4783-4165. Martes a sábado de 19.30 a 23.30. Sábado de 12 a 15. Precio promedio/Omakaze: $ 420. Los argentinos no tenemos idea del mar que tenemos. Nuestros 6.816 km de costa nos garantizan miles de especies de peces y moluscos que, a la hora de sentarnos a la mesa, brillan por su ausencia. La depredación pesquera, la falta de políticas públicas que protejan nuestra pesca y las grandes distancias que dificultan la distribución hacen que sea más fácil comer un salmón criado en Chile en condiciones de hacinamiento y lleno de antibióticos, que los maravillosos frutos de nuestro propio mar.
Por suerte tenemos las cocinas japonesa y peruana. Gracias a su tradición pesquera y destreza culinaria son las grandes responsables de hacernos conocer nuestro mar. Basta probar las 12 piezas del omakase de Nare Sushi. (El omakaze es “la ofrenda” del día del sushiman). Caballa, lisa, calamar, besugo, anchoa, pulpito, vieiras, rubio; en sashimi o sobre arroz, pescado puro o apenas intervenido para el éxtasis del comensal. El sushi se elabora a la manera tradicional, fermentando el pescado junto con el arroz y sólo se sirve lo que está fresco en el mercado.
La oferta se completa con otras preparaciones como el tamago, una tortilla de huevo muy liviana típica japonesa, y bocados que despejan y amplían el paladar, como el roll de umeboshi (ciruela encurtida) y hojas de ajonjolí (la planta del sésamo). También hay postres sabrosos y originales: el melón con syrup de jengibre y gochugaru (polvo de pimiento rojo) y las cerezas con crema de matcha (té verde) y chocolate blanco. Los dueños de Nare son un una pareja, fó fórmula del éx éxito en gastr tronomía. Federico es ex abogado, su sushiman au autodidacta y devo devoto, enamorado d de la mística del su sushi desde su tierna infa infancia. Cecilia, productora de cine, a cargo del servicio y la administración del local, pequeño y coqueto, con pocas mesas y algunos puestos en la barra.
En Nare no hay artificios. Ni salmón, ni queso Philadelphia, ni palta, ni maracuyá. Nuestra pesca tiene variedades y sabor de sobra. Ya es hora de implementar buenas políticas para incorporarla a nuestra cultura gastronómica.