Como la Guerra Fría:
Putin potenció una nueva carrera armamentista, anunciando un súper-misil nuclear que doblegaría el sistema defensivo de EE.UU.
Putin potenció una nueva carrera armamentista, anunciando un súper misil nuclear que doblegaría el sistema defensivo de los EE.UU. Por Claudio Fantini.
Cuando Ronald Reagan anunció su “Guerra de las Galaxias”, los soviéticos entendieron que perdían la Confrontación Este-Oeste. Hasta ese momento, la carrera armamentista había consistido en acumular arsenales nucleares para devastar al enemigo. Se llegó de ese modo a la Destrucción Mutua Asegurada, que se convirtió en doctrina para garantizar una “Pax” con forma de “tablas” del ajedrez. Pero al anunciar aquel presidente norteamericano que su país había desarrollado un escudo espacial que, refractando rayos láser lanzados desde tierra a espejos montados en satélites, podía destruir cualquier misil intercontinental en vuelo hacia Estados Unidos, y cualquier misil táctico encaminado hacia alguna ciudad europea, el esquema de la destrucción mutua asegurada se alteraba drásticamente, porque la Unión Soviética perdía su capacidad de destruir a sus enemigos occidentales.
La Iniciativa de Defensa Estratégica (IDE), popularizada como Guerra de las Galaxias, daba vuelta una página de la carrera armamentista, inaugurando una nueva etapa en la que había un vencedor. Después se supo que Reagan había anunciado un escudo espacial que en realidad todavía estaba en estado embrinario y, de hecho, nunca llegó a concretarse en la forma que había descripto aquel presidente republicano. Pasaron varios años hasta que Estados Unidos pudo contar con un sistema defensivo capaz de inutilizar los proyectiles intercontinentales soviéticos, por tener la capacidad de cazarlos con misiles antimisiles en pleno vuelo.
Después tendió un cerco geopolítico sobre Rusia con base en Polonia y la República Checa, además de reforzar la defensa del territorio norteamericano desde Alaska. Esos anillos conformaron el sistema de Defensa Antimisil Balístico (BMD) Desde entonces, a demás de trabajar en la creación de su propio escudo anti-misiles, Rusia trabajó en desarrollar proyectiles capaces de vulnerar las defensas norteamericanas. El mundo se enteró por boca del propio Vladimir Putin, cuando anunció que su país había logrado construir el primer súper-misil que puede perforar el escudo anti-misiles de Estados Unidos. En
un alarde belicista propio del ultranacionalismo, el jefe del Kremlin describió varias armas que colocan a Rusia en la vanguardia de la tecnología bélica, por lo tanto, relanzan la carrera armamentista con ímpetu de Guerra Fría. Desde submarinos no tripulados que portan ojivas atómicas y son capaces de alcanzar velocidades increíbles, hasta misiles de crucero propulsados con energía nuclear que les permite volar por las capas densas de la atmósfera. Habló de misiles hipersónicos indetectables por los radares. Describió la trayectoria del proyectil nuclear que puede llegar a territorio norteame-