Noticias

La bomba: Carrió inquieta al Gobierno en su momento más crítico. Las tensiones en Cambiemos y el ajuste a la clase media. La excusa Durán Barba. ¿Se dobla pero no se rompe?

El núcleo duro del PRO la quiere correr de escena. “Están todos deprimidos”, dispara ella. Sus visiones bíblicas sobre la crisis.

-

Elisa

Carrió mira a los ojos a sus invitados y explica: “Estamos en un desierto”. La diputada ya lo vio. Sabe qué va a pasar. Lo leyó en el segundo libro de la Biblia: el éxodo del pueblo de Egipto esclavizad­o por el Faraón, en busca de la tierra prometida.

“Nosotros salimos a la libertad, pero no al edén”, les aclara a sus "lilitos" en una reunión en su casa, en Exaltación de la Cruz. En ese pasaje religioso, que usa como analogía para explicar la situación actual del país, se relata que cuando el pueblo decidió liberarse, empezó un largo viaje para no volver atrás. “En el medio, muchos van a elegir regresar, porque la libertad exige responsabi­lidades y hacerse cargo de cosas de las que se encargaba El Faraón. Otros, en el camino van a buscar crear nuevos faraones a quienes adorar, y los que decidan seguir caminando, tarde o temprano, van a llegar a la Tierra Prometida”, agrega.

“Lilita” está convencida de estar viviendo un momento histórico. Y cree que la crisis actual no es más que un sufrimient­o necesario para llegar al edén: la República.

Su alocución concluye con un consejo de autoayuda: “Ustedes ya están viendo la cosecha. Por eso, cuando vemos un piquete, decimos: ‘desierto’. Y cuando algo nos duela, decimos ‘desierto’. Y vamos a salir”.

La diputada más explosiva se puso al frente de la crisis en la semana más difícil del Gobierno. “Hay que sostener”, dijo y se mandó de cabeza a los medios de comunicaci­ón cuando la orden oficial era el silencio para evaluar daños, en medio de la corrida cambiaria. Lo hizo de manera inor- gánica, como siempre, sin consultar a nadie. Ofendiendo a ministros, enojando a dirigentes. Nada le importa menos: “Soy el caos hecho persona”, se vanagloria. Y mientras el presidente Mauricio Macri intenta construir, desde su profesión de ingeniero, “Lilita” lo hace a su manera: arriba de una topadora.

Siempre fue el Presidente el que bendijo a Carrió. Y como tal, era el encargado de contenerla con llamados telefónico­s y otros detalles. Pero fuentes cercanas a Macri ahora sostienen que la relación no es la misma que al principio: “Se desgastó”.

Por su peligrosid­ad, “Lilita” es puesta en duda por gran parte del Gabinete. ¿Sigue siendo útil a la coalición? “Es mejor tenerla adentro que afuera”, es la doctrina dominante. Pero las dudas crecen. Algunos creen que ya sacaron lo mejor de “Lilita” y que ahora su postura díscola puede ser contraprod­ucente.

PRESIÓN. El diagnóstic­o Carrió es salvaje: “El problema de Cambiemos es la ‘depre’”, sostiene.

Por eso el jueves 3 de mayo, en ple- na crisis del dólar, la diputada fue a Casa Rosada a levantar el ánimo. A sostener, tal como ella lo definió. Las caras largas de los funcionari­os mostraban cierto desánimo por una economía a la que no le encuentran la vuelta. Los canales de tevé K jugaban peligrosam­ente con la imagen del presidente Macri y el helicópter­o, para agitar banderas destituyen­tes. Y los golpes se sentían en la Casa de Gobierno.

“¿Qué les pasa a todos ustedes?”, les decía Carrió, a quien las balas le rebotan: “Yo acabo de volver de Nueva York y el único temor de afuera es a que regresen los Kirchner y su autoritari­smo. El resto, todo bien”, completaba la diputada, aunque el país sólo pudiese pensar en el dólar y las tarifas.

“Yo ese día los vi a todos bajoneados”, contó después. Por eso sintió la necesidad de salir a hablar. De bancar el proyecto, aunque utilizara una palabra que iba a herir susceptibi­lidades: “sostener”. “Nosotros intentamos desdramati­zar. Decir que es sólo una corrida cambiaria. No queremos darle entidad y ella se pone en el rol

“El problema de Cambiemos es la depre. Yo ese día los vi a todos bajoneados”, dijo Carrió tras su visita a la Casa Rosada. FOTO DE TAPA: JUAN OBREGON - FOTOS: CEDOC.

de heroína: en la encargada de bancar no sólo a Macri, sino a la República. ¿Quién cree que es?”, protestó una fuente de la Rosada visiblemen­te ofuscada con la diputada.

Carrió parece disfrutar de la crisis. Se siente cómoda en los momentos en los que el resto se esconde por superviven­cia. “Me gusta la adrenalina de poder sostener”, admitió en un programa de televisión. Sin crisis, se aburre.

“No nos tenemos que callar, hay que discutir lo que se hace mal. Ese es el gran problema de Cambiemos. Porque perjudican a Macri: los presidente­s tienen muchos que le dicen que está todo divino”, evaluó en una charla que dio junto a la gobernador­a María Eugenia Vidal. Y completó: “Hay que comunicar. Dejen de explicar cómo se gobierna, hay que contar lo que se hace”. Una crítica solapada a su gran enemigo: el consultor estrella Jaime Durán Barba. “El teñido”, para ella.

“Mátenlo a Durán Barba. Tienen mi aval. Mátenlo”, dijo la diputada en una entrevista con Diego Leuco y dejó boquiabier­tos a todos. Días después se arrepintió: “Pido perdón. No lo quiero matar. Sólo que se tiña de otro color”.

Carrió es la única rebelde en un gobierno donde la verticalid­ad y la obediencia al jefe de Gabinete, Marcos Peña, y sus laderos, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, es ley.

Por eso es imposible contenerla, aún cuando se la agarra contra los suyos. “Y... es Carrió”, responden en la Jefatura de Gabinete cuando un ministro se queja porque la diputada los cruzó. En la oficina de Marcos Peña, “Lilita” aún encuentra un aval. Y ella devuelve caricias: “Peña es un mártir”.

En la Casa Rosada, Carrió siempre tuvo su “terapia psicológic­a”, como la llaman en el núcleo duro. Al menos un funcionari­o se ocupaba de contarle a la diputada de los pasos que iba a realizar el Gobierno. Mantenerla informada o escucharla, más allá de los llamados personales con el Presidente. Contenerla. Hasta tiene su línea directa con el enemigo acérrimo, porque odia a Durán Barba, pero respeta a su socio Santiago Nieto.

“Lilita” habla asiduament­e con Macri. Incluso se da el lujo de no atenderlo cuando está ocupada, como sucedió en su último viaje a Nueva York. La diputada estaba en una sesión de manicura cuando sonó su celular (que nunca tiene encima). “La doctora no puede atenderla. Se está haciendo las manos”, le respondier­on al primer

mandatario antes de colgarle.

El último funcionari­o al que dirigió sus dardos fue el ministro de Energía, Juan José Aranguren. “Lilita” le había pasado un cuestionar­io de preguntas para Aranguren y después se reunió con él. “No va a haber más aumentos en el año”, le anunció luego a su público de clase media, el que más la sigue y respeta. El ministro se enojó: “Que yo sepa, ella no es el Gobierno”, le dijo a los suyos. Los laderos de “Lilita” insisten con que la frase existió, que Aranguren la dijo en presencia de varias personas que ofician de testigos. En la Casa Rosada contestan que, de todas maneras, no era Carrió quien debía dar esa informació­n.

Nadie se anima a darle veracidad a los dichos de la diputada: ¿qué va a pasar si hay nuevos aumentos en el segundo semestre? “Lilita” va a defender con uñas y dientes su afirmación. En el Gobierno temen que tire demasiado de la cuerda.

DESDE ADENTRO. ¿Qué hacer con Carrió? Los problemas puertas adentro lucen solapados con tanto revuelo en el exterior. Pero existen. El punto de quiebre, sostienen quienes no imaginan a “Lilita” afuera de la Coalición, surgió el jueves 3 en plena corrida cambiaria, cuando la orden que bajaba era no remover las aguas. Las cámaras de televisión estaban sedien- del Senado con futuro de embajador, al parecer en España. “Era una boludez tener alejados a estos monstruos de la política”, se divertía uno de los senadores de Cambiemos.

No fue la única novedad de estos días. Además, luego de la estampida de Carrió contra el gurú pre- tas de algún movimiento, apostadas detrás de las rejas de Balcarce 50. Y allí llegó “Lilita” para que se alimentara­n todo tipo de rumores.

Horas después hizo declaracio­nes en su cuenta de Twitter: “Quiero llevar tranquilid­ad a toda la Argentina”. Su bendición cayó pesada entre los funcionari­os que cumplían la orden de permanecer en las trincheras.

“Que no nos defienda más”, pidió un ministro con ironía. Las imágenes hablan. Y aquella entrada intempesti­va de Carrió por la puerta lateral de sidencial Jaime Durán Barba, el propio jefe de Gabinete criticó en público ese tipo de actitudes de “Lilita”. “Hay que tener cuidado con las palabras”, le espetó Marcos Peña, luego de que Carrió dijera que “había que matar” al consultor ecuatorian­o. la Casa de Gobierno hizo tejer todo tipo de especulaci­ones. El recuerdo del 2001 todavía sensibiliz­a a la ciudadanía. Y ella, ese día, no colaboró con la causa.

Por lo pronto, Macri ensayó dos castigos. E primero, personal. Fuentes cercanas al Presidente dicen que no la fue a saludar las últimas dos veces que la tuvo cerca: en la Casa Rosada y en Olivos el día posterior, cuando almorzó junto a Marcos Peña. En ambas oportunida­des estuvieron a metros de distancia, pero no hubo cruces. El segundo castigo fue no haberla incluido en el giro político que le dio a su mesa chica en los últimos días. Reaparecie­ron Emilio Monzó y Rogelio Frigerio y los radicales Gerardo Morales y Ernesto Sanz (el otro fundador de la coalición junto a Macri y Carrió). De “Lilita”, ni noticias. Ella, como Don Quijote, siguió por su cuenta y en soledad.

En el peronismo miran cada intervenci­ón de la explosiva diputada con la esperanza de que un error no forzado ponga en jaque la alianza. “En un momento va a incendiar todo. Hay contradicc­iones que no puede evitar, como que en el 2002 se plantó frente al FMI y ahora tiene que admitirlo”, se confían en el PJ. También juegan a comparar a Carrió con Carlos “Chacho” Álvarez, el ex vice de Fernando de la Rúa que renunció, restándole poder al ex presidente caído en desgracia.

“Carrió va a incendiar todo. Hay contradicc­iones que no puede evitar, como que antes se enfrentó al FMI y ahora lo admite”, dicen en el PJ.

 ??  ??
 ??  ?? CRISIS. El jueves 3, Carrió entró a la Casa Rosada en el medio de la tensión por la corrida cambiaria. “Todo bien”, tuiteó luego.
CRISIS. El jueves 3, Carrió entró a la Casa Rosada en el medio de la tensión por la corrida cambiaria. “Todo bien”, tuiteó luego.
 ??  ??
 ??  ?? RELACIÓN TENSA. La sociedad entre Macri y su aliada muestra grietas. De la Rúa y “Chacho” Álvarez, un antecedent­e inquietant­e.
RELACIÓN TENSA. La sociedad entre Macri y su aliada muestra grietas. De la Rúa y “Chacho” Álvarez, un antecedent­e inquietant­e.
 ??  ??
 ??  ?? SONRISAS. Sanz, Peña, Monzó, Frigerio y Morales se divierten en la Quinta de Olivos. Carrió no estuvo ni figura en la recién estrenada “mesa política”.
SONRISAS. Sanz, Peña, Monzó, Frigerio y Morales se divierten en la Quinta de Olivos. Carrió no estuvo ni figura en la recién estrenada “mesa política”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina