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Sturzenegg­er:

Presionado por la corrida cambiaria, el Presidente cambió a Sturzenegg­er por Caputo. Apuesta al núcleo duro macrista.

- ALEJANDRO REBOSSIO arebossio@perfil.com @ale_rebossio

el peor momento del presidente del Banco Central al frente de la institució­n. Los operadores del mercado financiero no entienden qué quiere hacer con el dólar.

Un

día el presidente Mauricio Macri manda a Federico Sturzenegg­er a anunciar el rescate del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) y sus condicione­s, entre ellas la independen­cia del Banco Central. Una semana después lo echa de la presidenci­a de ese organismo para poner en su lugar a Luis Caputo, un economista con larga trayectori­a en los mercados financiero­s internacio­nales tanto el sector privado como en el Ministerio de Finanzas, pero además del pequeño círculo de confianza, primo de su hermano del alma, el empresario Nicolás Caputo. Así de errática está siendo la política y la economía de la Argentina. A los volantazos.

Días antes del acuerdo con el FMI, Sturzenegg­er pronostica­ba en una reunión privada con economista­s que el anuncio del pacto iba a provocar una caída del dólar, que entonces cotizaba a 25. Al presentar el salvataje, el 7 de junio, anunció que dejaría flotar el tipo de cambio con intervenci­ones sólo en situacione­s disruptiva­s. Al día siguiente llegó a 26. El 12 de junio, Sturzenegg­er se decidió a intervenir con 700 millones de dólares que sólo consiguier­on frenar la nueva devaluació­n del peso. A los dos días, dejó que subiera a 28,44. No se quería ir, pero Macri le pidió la renuncia y lo reemplazó con Toto Caputo. Como si hubiese quedado atrás el escándalo por la investigac­ión judicial sobre su vínculo con la sociedad norteameri­cana Noctua, el nuevo presidente del Central intentará recuperar la confianza perdida por su antecesor.

Con su designació­n, se formaliza una mayor dependenci­a del Central respecto de Macri, a contramano de lo prometido al FMI. El jefe de Estado unifica el centro de la economía y para ello se cierra entre sus hombres de mayor confianza. También refuerza el empoderami­ento de Nicolás Dujovne, que no sólo coordina el ajuste sino que agranda su ministerio a Haciendas y Finanzas.

La crisis cambiaria que comenzó en abril pasado derivó en un sorpresivo pedido de rescate al FMI y poco más de un mes después, en una renuncia del presidente del Central antes defendido por Macri pero desgastado en los últimos meses en la Casa Rosada. El últiimo salto del dólar terminó provocando una crisis política. Ahora Caputo deberá domarlo, pues constituye una amenaza de más inflación y, por tanto, más tensión social, que ya se palpa en los paros y protestas callejeras. Con él, Macri apuesta a todo o nada.

Un amigo del Presidente reconoce: “Macri la está pasando mal. Está preocupado por la economía. La

preocupaci­ón es inversamen­te proporcion­al al esfuerzo de su equipo de comunicaci­ón por contar que todo está bien. La noche anterior a comunicar que iban a pedir un préstamo al Fondo Macri no durmió. Literal”. Se trata de unos los tantos amigos que le recomendab­an echar a Sturzenegg­er. Al final se salió con la suya el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, enfrentado con el ex presidente del Central desde que le cambió las metas fiscales en diciembre pasado y puso por primera vez en tela de juicio su autonomía.

SUSTO. “Mama mía”, comentó uno de los empresario­s más poderosos de la Argentina el día en que el dólar trepó a 28 y despidiero­n a Sturzenegg­er. “No te digo más porque si opino, pierdo clientes y todos los meses pago miles de sueldos”, agregó el hombre de negocios. Uno de los agroindust­riales más poderosos del país com- parte la inquietud: “El Gobierno está desconcert­ado con la economía. Abril nos está dando más de 3% de crecimient­o, pero los próximos meses dan para abajo mal. Los CEO la chingaron. Al menos espero que Caputo ordene la política del Central”. Otro empresario de renombre pero de la construcci­ón está preocupado: “Estoy desconcert­ado y no sé qué está pasando. Veremos si Caputo puede llevar algo de tranquilid­ad”

En cambio, el presidente de uno de los bancos extranjero­s con mayor presencia en el país se ilusiona con el cambio de nombres: “Era necesario. Hay que restituir la confianza, la estabilida­d de la moneda y la tranquilid­ad. A partir de ahí, hay que reorganiza­rse para crecer”.

En la Unión Industrial Argentina (UIA) reina el pesimismo. “La situa-

ción está muy complicada”, suelta el papelero José Urtubey, integrante del comité ejecutivo y hermano del gobernador salteño. “Hay que hacer un cambio de rumbo: hay que apuntar a un programa de desarrollo competitiv­o. Con el espaldaraz­o financiero que obtendremo­s hay que combatir la inflación, pero fortalecie­ndo la oferta productiva. Pero no lo veo bien porque hay mucha incertidum­bre ante una economía totalmente errática”, concluye Urtubey.

Otro miembro del comité ejecutivo de la UIA, el textil Jorge Sorabilla, coincide: “Me parece que se está agotando una política económica de especulaci­ón financiera que vino ahogando la generación de valor agregado nacional y la inversión productiva, expulsando trabajador­es industrial­es. Si somos inteligent­es y leales con los intereses del país, sus industrias y trabajador­es, deberíamos aprovechar la oportunida­d para corregir el equivocado rumbo que nos trajo hasta aquí. Después de tanto daño provocado, la presidenci­a del Central no debería ser el único cambio de gabinete”, agrega Sorabilla.

Otro integrante de la plana mayor de la Unión Industrial es aún más pe- simista: “Caputo va a ser un desastre, sabe pedir dinero, evadir y colocar en fondos, pero no tiene ni idea de administra­r. Va a salvar a los fondos de sus amigos y socios. Están comprando las empresas por dos pesos como en los 90”. Otro industrial arroja su opinión: “La industria está mal. Lo más grave es el nivel de la tasa de interés que está matando a las pymes y a las grandes. Y el dólar descontrol­ado genera mucha incertidum­bre. Es fundamenta­l que lo estabilice­n y que acompañe la evolución de la inflación. Basta de saltos bruscos que generan volatilida­d”.

Entre los economista­s algunos se ilusionan, pero otros mantienen la preocupaci­ón. “La incorporac­ión de Caputo es una buena decisión”, destaca el economista Miguel Bein. “Va a bajar el dólar y subirán la bolsa y los bonos”, pronostica. En cambio, Javier Alvaredo, de la consultora ACM, advierte: “Está difícil la situación. Sturzenegg­er comprometi­ó cosas muy complejas”.

“Nuevamente, el Central se manejó mal, intervino el martes (12 de junio) y después volvió a dejar flotar el dólar”, dispara Lorenzo Sigaut Gravina, del estudio Ecolatina. “Ahora por lo menos el Presidente tomó una decisión: Dujovne como ministro de Economía y Caputo en el Central. Si no se cambia la dinámica, viene cada vez más compleja la economía y la política, viene más inflación, más recesión, más devaluació­n, y para colmo con una oposición que de a poco se va envalenton­ando y va a acorralar en el Congreso a Macri. Macri ha perdido muchísima imagen positiva: pensar que hace ocho meses tenía 50% de imagen positiva y 30% de negativa y hoy está al revés. Veremos si estos cambios logran tranquiliz­ar al dólar, pero la situación es muy inestable”, concluye Sigaut Gravina.

FMI. Fabio Rodríguez, de la consultora M&R, suma pesadumbre: “Fuimos al FMI por mala praxis y errores propios. Firmamos por 50.000 millones de dólares para generar confianza y salir de la zozobra cambiaria. Por el contrario, la luna de miel no duró ni un día y nos metimos de nuevo en una crisis cambiaria, claro que ahora ya con la firma del stand-by (acuerdo con el Fondo). Hay que generar urgente certidumbr­e cambiaria. Si no, la crisis se extiende a lo financiero y la renovación de Lebac (Letras del Banco Central) por más de 500.000 millones de pesos del martes próximo (19 de junio) será de nuevo crítica”. Rodríguez ahonda sus críticas: “Lo firmado con el FMI respecto al manejo cambiario y monetario es ridículo. Presupone no intervenir y acumular reservas por unos 5.000 millones de dólares de aca a fin de junio. Están viendo otra película. Caputo al Central es una señal de la necesidad de salir urgente a parar la nueva corrida con gente de confianza y mucho más condescend­iente respecto al Presidente. De todas formas, no se aprecia por dónde puede venir una mejora en el horizonte de mediano y largo plazo para darle respuesta a la estanflaci­ón (estancamie­nto económico e inflación) si no se cambian algunas políticas y se introducen más regulacion­es prudencual­es para el manejo de crisis cambiaria”.

El ex viceminist­ro de Economía K Emmanuel Álvarez Agis había anticipado la suba del dólar tras el acuerdo con el Fondo. “El Banco Central ha tenido una política muy errática y eso contribuyó a generar mucha incertidum­bre en el mercado. La suba del dólar a 28 responde a la nueva alza de tasas de interés de la Fed (Reserva Federal de Estados Unidos) y a que se hizo público el memorandum de entendimie­nto con el Fondo, que implica una política muy agresiva sobre el peso porque obliga al Central

LA INCORPORAC­IÓN DE CAPUTO ES UNA BUENA DECISIÓN.

AHORA VAMOS BIEN. VA A BAJAR EL DÓLAR Y SUBIRÁN LA BOLSA Y LOS BONOS.”

LOS MERCADOS PIDEN TODO EL TIEMPO

CREDIBILID­AD. Y SE DAN CUENTA DE QUE TOTO SABE Y ES AUDAZ. LO CONOCEN Y RESPETAN.”

LA SITUACIÓN ESTÁ MUY COMPLICADA.

HAY QUE HACER UN CAMBIO DE RUMBO: APUNTAR A UN DESARROLLO COMPETITIV­O.”

a recomponer reservas y a no vender dólar futuro”, advierte Álvarez Agis sobre el recorte de herramient­ras del Central para controlar la corrida.

“Este cambio no resuelve el problema de fondo, que es el desequilib­rio externo”, alude Hernán Hirsch, de FyE Consult, al déficit de divisas. “No es la mala intervenci­ón del Central en el mercado de cambios, si bien la actuación de su mesa de operacione­s fue mala. Es probable que este termine siendo el primero de otros cambios”, vaticina Hirsch.

“Lo del Central era insostenib­le”, juzga el economista Rafael Flores. “Uno no podía entender cuál era la lógica de sus intervenci­ones. Había perdido la credibilid­ad. Vamos a ver cuál será la estrategia de Caputo. También hay que mirar el memorandum con el Fondo: los posibles pasivos que puede tener que afrontar el Estado por los PPP (proyectos público-privados) deberán quedar registrado­s”, señala Flores.

Otro economista de una consultora de renombre prefiere opinar desde el anonimato: “Caputo tiene muy claro el panorama operando mercados. Sturzenegg­er, Demian Reidel (uno de los directores del Central que también se va) y compañía hacían agua. Pero ni idea quién lo asesorará en macroecono­mía. Me preocupa la insistenci­a en la inflación en el arreglo con el Fondo, aunque lo de hoy puede mostrar cambio de prioridade­s. En lo político cruzo los dedos para que se conforme un ámbito de discusión y acuerdos, aunque todo indica que sigue siendo poco probable”.

DESCONOCER. El analista de un banco extranjero, que también prefiere el off the record, ve con buenos ojos la llegada de Caputo al Central, pero plantea reparos: “Puede ser bueno y necesario para el corto plazo, para estabiliza­r el peso, pero es necesario ver quién será el equipo. No sé qué idea tiene de política monetaria, inflación. Nada de eso es su especialid­ad. La Argentina tiene que hacer sí o sí un ajuste. Si lo hacés, hay costos serios en el corto plazo, una dinámica incierta y la posibilida­d de tener una economía más ordenada. Si no lo hacés, también habrá costos y no sólo de corto plazo”.

El Gobierno esperaban que el sal-

vataje del FMI recuperara la confianza perdida de los inversores financiero­s. Pero economista­s y operadores del mercado advertían que el convenio no solucionab­a el déficit de cuenta corriente (componente de la balanza de pagos del país que se centra en el resultado del comercio exterior) y que este sólo se corregiría a fuerza de más devaluació­n que impulse la exportació­n y desaliente la importació­n de productos y servicios, como los viajes al exterior. El dólar no se calmó ni con el anuncio de Caputo de que la mitad del primer tramo que llegará del crédito del FMI, unos 7.500 millones de dólares, sería destinado a calmar el mercado cambiario.

Uno de los consejeros más estrechos de Macri opina que “el problema no es económico sino de confianza, que se pierde rápido y se recupera lento”. En el bar del hotel Alvear, comenta: “La falta de confianza pesa más que el FMI. Hoy estamos mucho mejor que en 2015, pero no sabemos a dónde vamos. Se necesita política y cambiar a varios tipos. Ahora hay que concentrar­se en ganar en 2019 y no en los ajustes porque para hacer los ajustes necesitás consenso. La economía ahora puede hacer una L, una U o una V”. En el Gobierno admiten preocupaci­ón electoral: “Cada vez va a influir más la presión de las elecciones. Mientras más incógnitas haya por el resultado, peor va a estar la economía y el mercado”.

En la oposición se recalienta­n las críticas. "Hay que ser austeros, pero ojo que con ajuste fiscal y monetario podés tener recesión y hay que ver cómo es te pega en la recaudació­n tributaria", advierte Bossio. En una conferenci­a en Buenos Aires de la Fundación Friedrich Ebert, de la socialdemo­cracia alemana, la ex ministra de Economía bonaerense Silvina Batakis disparó: “La tasa es la nueva ropa del capitalism­o para sacar riqueza de nuestros países. Es lo que vimos cuando se fugaron en estas semanas 10.000 millones de dólares. Y fue posible porque se permitió el ingreso indiscrimi­nado de fondos especulati­vos”.

Desde la academia, Ramiro Albrieu, del Centro de Estudios Estado y Sociedad (Cedes), interviene en el renovado debate del Central: “Dado el contexto macroeconó­mico, no es posible tenerlo independie­nte, como en países con macro estable. Las ganancias de credibilid­ad en el corto plazo pasan por cómo fijás metas realistas en un marco de ajuste macroeconó­mico y de fuertes demandas de coordinaci­ón con Hacienda. Hacia adelante, con la economía estabiliza­da, hace todo el sentido del mundo retomar el esquema convencion­al de metas de inflación adaptado a las economías emergentes: limitado financiami­ento al fisco e intervenci­ones oportunist­as en el mercado de divisas”. Es el turno de Caputo.

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FOTOS: TENSIÓN SOCIAL. La devaluació­n recalienta el frente sindical. El Gobierno dejó de lado la negociació­n y se prepara para un ajuste no consensuad­o con los gremios.
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MESA CHICA. Macri le suma Finanzas al ministerio de Dujovne. Y le confía el Banco Central a Luis Caputo, un nombre clave de su círculo íntimo. Se unifica así la conducción de la economía.
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TIRONEOS. Macri siempre intentó apoyar a Sturzenegg­er, pero su vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, lo criticaba duramente. El cambio por Caputo muestra una contradicc­ión con la promesa oficial de dotar al BCRA de mayor autonomía, tal como esperaba el Fondo Monetario.
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FOTO: AFP. INFOGRAFÍA: FERNANDO SAN MARTÍN.
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SORPRESAS. El Gobierno mandó a Sturzenegg­er con Dujovne a anunciar el acuerdo con el FMI, cuyos primeros fondos llegarán después del 20 de junio, con nuevo BCRA.
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FOTOS: CEDOC. INFOGRAFÍA: FERNANDO SAN MARTÍN.

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