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Nicola Costantino:

La artista plástica expone “Pardés” en la Usina del Arte. Intertextu­alidad, obra efímera y banquete para Jean Paul Gaultier.

- CONSTANZA GUARIGLIA @congua

la artista plástica expone “Pardés” en la Usina del Arte. Intertextu­alidad, obra efímera y su banquete para Jean Paul Gaultier.

Un colchón de hojas secas recubre el suelo de este laberinto performáti­co llamado “Pardés”, ubicado en la Usina del Arte. Al final de un pasillo, aparece una gran planta de vidrio con orquídeas abiertas como bocas y pétalos que caen como lenguas. Las paredes recrean un bosque mágico en el que personajes que llegaron desde otro mundo preparan un banquete. Ese otro mundo tiene nombre y apellido: Nicola Costantino. Y si antes esta artista plástica oriunda de Rosario escandaliz­ó con un jabón de tocador fabricado con restos de su lipoaspira­ción, ahora agasaja con bolitas de queso de cabra rebosadas en almendras o helados que parecen de cerámica, recubierto­s con un glaseado especial que ella fabrica. “Hacía mucho que una obra de arte no me impresiona­ba tanto como este baño de repostería”, cuenta en su casa/taller de Villa Crespo, una fábrica abandonada que recicló junto a varios amigos, donde vive con su hijo Aquiles. El lugar es un paraíso luminoso y una suerte de museo de sus obras: en un sector, organizado como un exhibidor de boutique, están las prendas de “Peletería humana”, ese tapado estampado con orificios anales y carteras de pezones que Jean Paul Gaultier le compró en su última visita. En las paredes están las fotos en las que Nicola dialoga con la estética de Man Ray, Arbus o el holandés Johannes Vermeer. Y al fondo del taller está la Fuente de la vida de El Bosco, esculpida en silicona, la extracción que hizo de “El jardín de las delicias”.

NOTICIAS: Juega con la intertextu­alidad en sus obras.

Nicola Costantino: Sí, tanto con mis obras como con las de otros. Los escritores escriben sobre textos e ideas de otros, las discuten y se enriquecen. Los artistas plásticos no lo hacen. Queda esa cosa de la originalid­ad, se cuestiona tu aporte al recrear la obra de otro.

NOTICIAS: Su obra “Peletería humana” remite a “El silencio de los inocentes”…

Costantino: Sí y el “Savon de corps” a “El club de la pelea”. Me encantó llevar a la realidad algo de una ficción y planteado como una locura. Lo mismo hice con “La fuente de la vida” que aparece en “El jardín de las delicias” de El Bosco. La consideram­os producto de su imaginació­n, pero planteé que la fuente ya existía y él sólo la pintó.

NOTICIAS: ¿Por qué llegó a hacerse una lipoaspira­ción, con lo dolorosa que es, para hacer una obra?

Costantino: Así y todo, me la quería hacer. Me molestaba la “silla de montar”. Hay mujeres a las que les cuesta reconocers­e y necesitan pasar por una cirugía para olvidarse del tema. Fue la idea: mostrar la tiranía de la belleza, la presión de estar linda, joven, porque a los lindos les va mejor. Les resulta todo más fácil.

NOTICIAS: ¿Lo comprobó luego de la cirugía?

Costantino: No, no me cambió mucho. (Risas) Pero la sociedad es así. NOTICIAS: ¿No se siente linda? Costantino: Me siento diferente. Mis ojos son grandes y llamativos. No son ni lindos ni feos, pero son una marca fuerte. Tengo rasgos antiguos que tienen una enorme plasticida­d. Hay fisonomías que se amoldan a cualquier época. Lo descubrí cuando empecé a hacer fotografía­s, empecé a modelarme a mí misma. Me maquillo, me peino, hago el vestuario.

Me siento diferente. Mis ojos son grandes y llamativos. No son ni lindos ni feos, pero son una marca fuerte. Tengo rasgos antiguos que tienen una enorme plasticida­d.

Soy una artista renacentis­ta porque hago todo. NOTICIAS: ¿Cómo empieza su obsesión con la comida?

Costantino: Me encanta hacer banquetes en mi casa. Le hice uno a Jean Paul Gaultier. Me hacía la que no iba a venir para no ilusionarm­e. Imaginate, Gaultier, cuando aquellos corsé de Madonna fueron tal inspiració­n para mí. ¡Sólo quería que viera mi corsé de tetitas! Al final charlamos de igual a igual. Tan gentil y de una calidez que no esperaba.

NOTICIAS: En “Pardés” continúa con la comida pero con postres y banquetes.

Costantino: Sí, también pasé por el sueño del restaurant­e propio. Por eso junté el arte con la gastronomí­a. Para los postres, descubrí una técnica de locos por los colores y la textura. Da cosa comerlos porque crea una superficie tan uniforme que parece vidrio o cerámica. Es un baño de glaseado con chocolate, glucosa y colorantes. Como tiene gelatina, lo trabajás tibio y al entrar en contacto con el helado se gelifica. Es adrenalíni­co, tenés que trabajar rápido.

NOTICIAS: ¿Por qué le puso “Pardés”? Costantino: Pardés es un término hebreo que significa paraíso, en donde lo que necesitás para tu disfrute, te lo dan mientras no lo quieras conservar. Apenas querés acapararlo, se corta. Es lo efímero. Y lo efímero tiene sentido. Es más importante la experienci­a que el objeto se pueda conservar. En el mundo la performanc­e tomó relevancia. Antes era más experiment­al y ahora es popular.

NOTICIAS: ¿Cómo se gana la vida un artista cuando su obra es efímera?

Costantino: Hay que encontrarl­e la vuelta. No quería trabajar sólo para la gente que lo puede pagar. Busqué sponsors para los gastos, alguna institució­n necesita una comida para un evento. Tengo interesado­s de Los Ángeles y París. Con la obra es tan difícil exponer y con los banquetes resulta fácil porque no tienen la programaci­ón llena de artistas de banquetes. NOTICIAS: De repente lo reduce a un servicio de catering.

Costantino: Van a comer pero en un lugar parecido a “Pardés”, en este bosque donde la comida viene servida en vegetales como las flores de vidrio o burbujitas que parecen cálices de

flores que están llenos de sopas frías. Hay comida colgando de los árboles.

NOTICIAS: Pasamos de las bolas de chancho a algo más etéreo. Costantino: Todas mis obras con animales tienen que ver con los que consumimos masivament­e que en la economía son tan importante­s. Me interesa cómo el consumo atraviesa los cuerpos, tanto en los animales como en los humanos.

NOTICIAS: ¿Es caprichosa? Costantino: No, soy terca. No paro hasta hacer lo que quiero y no reconozco el "no se puede". El caprichoso no es productivo y soy productiva. NOTICIAS: La búsqueda de su hijo, ¿fue una decisión desde la terquedad?

Costantino: Fue una decisión, un esfuerzo, lo tuve que construir todo. Lo tuve por donación anónima. Esta casa la hice porque quería tener un hijo y no andar de acá para allá. Cuando buscaba quedar embarazada pensé en la obra “Tráiler”, donde construyo a mi doble y me dupliqué porque una sola no puede con todo. Fue un paliativo de la soledad.

NOTICIAS: ¿Cómo vive la maternidad desde esta elección?

Costantino: No es fácil pero no creo que lo sería con pareja. Me sorprendió lo mal que se transmite la maternidad. Igualmente nadie puede transmitir a alguien que no tiene hijos lo que significa tenerlo. Y lo que una piensa que es tener un hijo no tiene nada que ver con la realidad.

NOTICIAS: ¿Qué pensaba que era tener un hijo?

Costantino: Pensaba que era todo amor, hermoso y maravillos­o, que en un punto lo es. Pero también es durísimo, con sacrificio y sufrimient­o, que es lindo porque es lo opuesto al egoísmo. Cuando tenés un hijo ya no controlás nada más. NOTICIAS: ¿Está en pareja?

Costantino: Tengo parejas, primero una, luego otra. Antes de tener a Aquiles era complicado porque estaba asociado al deseo de ser madre. Cuando decidí tenerlo sola, mi vida se volvió sacrificad­a pero más sana. Las relaciones son más simples.

Cuando buscaba quedar embarazada pensé la obra ´Tráiler´, donde construyo a mi doble y me dupliqué porque una sola no puede con todo. Fue un paliativo de la soledad.

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FOTOS: MARCELO ESCAYOLA.
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PRODUCTIVA. Es terca, no para hasta hacer lo que quiere y no reconoce el “no se puede”.
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