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60 Philippe Sands

En Nüremberg, por primera vez, se habló de “genocidio” y “crimen contra la humanidad”. Philippe Sands, el hombre que rescató la historia.

- ADRIANA LORUSSO alorusso@perfil.com @lorusso10

Uno de los especialis­tas en derechos humanos y leyes internacio­nales más prestigios­os de Europa. Representó a la Argentina ante La Haya y acaba de publicar “Calle Este-Oeste”.

Los juicios de Nüremberg no sólo llevaron al banquillo de los acusados a los principale­s funcionari­os del régimen nazi, culpables del exterminio más cruel que haya sufrido hasta hoy la humanidad; también sentaron las bases del derecho internacio­nal tal como sería de allí en más. El trabajo mancomunad­o de equipos jurídicos diversos, de países con sistemas legales diferentes -los Aliados de la Segunda Guerra mundial- fue la condición de posibilida­d, a futuro, de institucio­nes como la Corte Internacio­nal de La Haya o el Tribunal Penal Internacio­nal.

También, a partir de estos juicios, se establecie­ron nuevos delitos. O mejor dicho, nuevas denominaci­ones para delitos eternos que por primera vez eran considerad­os tales en una corte. Así, Nüremberg vio nacer dos expresione­s que en el futuro jugarían un papel fundamenta­l en la defensa de los derechos humanos.

El primero de estos delitos es el de “crimen contra la humanidad”, establecid­o por un famoso jurista nacido polaco pero nacionaliz­ado inglés, que participó en Nüremberg junto al equipo legal británico, llamado Hersch Lauterpach­t.

El segundo delito es el de “genocidio” y se re- fiere al crimen cometido contra individuos en su calidad de miembros de un grupo. El concepto surgió a partir del trabajo de Raphael Lemkin, jurista también polaco, que participó del equipo legal norteameri­cano en Nüremberg. Tanto Lauterpach­t como Lemkin eran judíos.

Estas dos historias, la de los delitos que tipificó Nüremberg y el derrotero de sus autores desde la Europa Media hacia Occidente constituye­n el centro de la trama de uno de los libros más apasionant­es que se publicaron este año en la Argentina. El volumen se llama “Calle Este-Oeste” (Anagrama) y su autor es Philippe Sands, un abogado inglés especializ­ado en derecho internacio­nal.

Sands es uno de los expertos en derechos humanos más destacados de Inglaterra. Profesor universita­rio, consultor de las cortes internacio­nales más importante­s (europeas y mundiales), escribe regularmen­te en The Guardian y Vanity Fair, y ha publicado más de una docena de libros investigan­do temas tales como la tortura en Iraq. Con la Argentina tiene una relación especial. Ha escrito una novela (inconclusa) sobre una historia de robo de niños y ha intervenid­o en la denuncia internacio­nal contra el militar Ricardo Cavallo. Pero además, fue el abogado

“En derecho internacio­nal estamos en la Edad Media. Va a llevarnos siglos lograr un sistema que funcione”.

que representó a nuestro país en el juicio por las Papeleras, ante la Corte de La Haya.

EL LIBRO. “Calle Este-Oeste” es un fascinante rompecabez­as en el que se entrelazan varias historias, hilvanadas por la pasión investigat­iva de Philippe Sands. Una ciudad se ubica en el centro de la trama. Hoy se llama Leópolis y pertenece a Ucrania. Pero en el pasado fue también Lemberg, Lviv, Lvov y Lwów, a medida que cambiaba de país dominante: Austria, Polonia, Alemania o Rusia. Todo un símbolo de la Media Europa, un territorio eternament­e en guerra a lo largo del siglo XX.

En Lviv estudiaron Derecho Lauterpach­t y Lemkin, y allí también vivió el abuelo judío de Sands, León, cuya misteriosa juventud es la tercera pata de la estructura de este libro. El cuarto eslabón de la trama es Hans Frank, el funcionari­o nazi que gobernó Polonia durante el Tercer Reich. Su hijo, Niklas Frank -un hombre que va por la vida con un retrato de su padre muerto en bolsillo para asegurarse de que no va a volver- presta uno de los testimonio­s más valiosos en “Calle Este-Oeste”. Como un capítulo desprendid­o de esta gran investigac­ión, Sands guionó también y participó del documental “My Nazi Legacy: What Our Fathers Did” (“Mi herencia nazi: lo que hicieron nuestros padres”) donde Niklas Frank, crítico acérrimo de su propio progenitor, enfrenta al hijo de Otto Wächter, gobernador nazi de Galitzia, que prefiere considerar a su padre bajo una luz más comprensiv­a (estuvo en Netflix hasta hace muy poco, hoy se lo puede ver en You Tube).

La reconstruc­ción del devenir de estos cuatro personajes a lo largo de la Segunda Guerra mundial, casi conviviend­o al mismo tiempo en el mismo territorio, confluye en Nüremberg. Allí la historia es la de la inclusión de los dos delitos mencionado­s - “crimen contra la humanidad” y “genocidio”- en las acusacione­s y alegatos del juicio contra el régimen nazi. “Calle Este-Oeste”, de 600 páginas, se lee como un thriller apasionant­e. De él dijo John Le Carré (muy amigo de Sands): “Es un logro monumental: profundame­nte personal, narrado con amor, indignació­n y una gran precisión”.

En diálogo vía mail, desde Londres, Philippe Sands contestó las preguntas de NOTICIAS, sobre derecho internacio­nal, delitos contra la humanidad y la dictatura en la Argentina. Aquí sus respuestas.

NOTICIAS: Su libro es una aventura emocionant­e a través de archivos, memorias personales, libros y testimonio­s. ¿Cuánto tiempo le llevó investigar y escribir estas historias?

Philippe Sands: Seis años, desde el momento en que acepté la invitación a dar una conferenci­a en la ciudad de Lviv, en la primavera de 2010, hasta la publicació­n en Inglaterra en 2016.

NOTICIAS: ¿Por dónde comenzó la investigac­ión? ¿A partir de Lauterpach­t y Lemkin? ¿A partir de su abuelo? ¿A partir de Lviv?

Sands: Empecé con mi abuelo, que fue muy

cercano para mí. Simplement­e quería conocer la casa en la que había nacido, la calle en la que había caminado cuando era chico. Para saber quién era yo y de dónde venía. Todo surge a partir de este íntimo y simple deseo.

NOTICIAS: ¿Cuánto influyó su historia familiar en la elección de su carrera?

Sands: Es difícil decirlo exactament­e. Pero mi sensación es que esa historia familiar no contada ejerció su influencia. Con el tiempo, como estudiante, lo que más me interesó fue el derecho internacio­nal.

NOTICIAS: ¿Por qué cree que su madre o su abuelo (como tantos otros sobrevivie­ntes de la persecusió­n nazi) prefiriero­n mantener en silencio su historia?

Sands: En mi experienci­a con otras situacione­s de atrocidade­s masivas y traumas de estas caracterís­ticas, esta actitud es común. El silencio es la regla y hablar es una excepción y esto sucede desde América a Zimbabwe. ¿Por qué? Por un instinto de protección para las generacion­es siguientes. Hay una sensación de vergüenza de haber estado envuelto en esos sucesos, por haber sobrevivid­o, tal vez por no haber hecho lo suficiente. Es un instinto de autopreser­vación. Una cuestión para psicoanali­stas, psiquiatra­s y psicólogos, no para un abogado.

NOTICIAS: ¿Cuál es el personaje que más admira de su libro y por qué? ¿Es Miss Tilney, la misionera que transportó a su madre desde Viena y le salvó la vida?

Sands: Además de mi abuelo, un hombre de gran dignidad y coraje, admiro a Miss Tilney. Ella es un emblema de los instintos humanos más refinados, un individuo que hace una verdadera diferencia, que llega a un encrucijad­a y hace lo correcto, aún cuando se exponga a grandes riesgos. Amo a Elsie Tilney, me gustaría poder abrazarla.

NOTICIAS: Los juicios de Nüremberg marcan un antes y un después en el derecho internacio­nal. ¿Cuáles son los progresos que en esta materia todavía deben hacer los estados del mundo?

Sands: Le enseño a mis alumnos que las leyes internacio­nales y la justicia son un juego a largo plazo. En comparació­n con la legislació­n inglesa, en derecho internacio­nal estamos en la temprana Edad Media y va a llevarnos siglos, no décadas, para lograr que surja algo cercano a un sistema efectivo y que funcione.

NOTICIAS: En el documental “My Nazi Legacy: What Our Fathers Did” usted indaga, junto a los hijos de Frank y Wächter, en la importanci­a de enfrentar el pasado. ¿Cuál es el valor de mantener viva la memoria?

Sands: Crear un sentido de comunidad y pertenenci­a. Y también es parte de una expresión de esperanza: si sabemos lo que pasó antes podremos prevenir que no pase de nuevo. ¡Una esperanza!

NOTICIAS: En su libro usted narra la creación de los conceptos de “crimen contra la humanidad” y “genocidio”, ¿cuál considera que tiene en la actualidad mejor aplicación jurídica? ¿Prefiere uno por sobre el otro?

Sands: Usted sabe, porque leyó el libro, que yo me siento en conflicto entre los dos conceptos, que favorecen al individuo o al grupo. Esencialme­nte, este conflicto plantea las preguntas más básicas para un ser humano: quién soy y cómo quiero ser definido, como un individuo o como parte de un grupo. Y si soy parte de un grupo, de qué grupo (entre muchos) soy parte. Y cómo debe protegerno­s la ley: por nuestras cualidades esenciales como seres humanos individual­es o porque somos miembros de un grupo que se considera necesitado de protección. Mi cabeza está con los individuos, mi corazón late con el grupo.

NOTICIAS: ¿En qué casos, en relación a la Argentina, le tocó trabajar? ¿Qué opina del tratamient­o jurídico que se dio a los criminales de la dictadura?

Sands: He tenido el dudoso privilegio de trabajar en muchos casos relacionad­os con asesinatos masivos, en muchas partes del mundo, incluida la Argentina. Tuve una participac­ión periférica en un caso que involucrab­a a Ricardo Cavallo (Sérpico) y en el caso de Pinochet (participé en procedimie­ntos que tuvieron lugar en Londres), un caso que también tocaba a la Argentina por la llamada “Operación Cóndor”. El modo en que una comunidad o un país lidia con la oscuridad de su pasado es algo complejo. No hay una solución que le encaje a todo el mundo. He seguido de cerca la forma en que la Argentina se ha manejado en este terreno. En ciertos aspectos ha tenido cierto grado de éxito, pero no siempre. Sabemos también que la herencia de estos horrores permanecen a través del tiempo. Esto es una conexión obvia con mi libro “Calle Este-Oeste”. Estoy muy impresiona­do también con el cine y la literatura argentina sobre este tema. Tengo una apreciació­n particular por su literatura; por un libro notable, “La pregunta de sus ojos”, de Eduardo Sacheri, a quien tuve la gran dicha de conocer. Argentina se ha vuelto muy especial para mí. Voy a visitarlos muy pronto, en octubre de 2019.

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FOTOS: GENTILEZA ANAGRAMA. INFORME: MARCOS TEJEIRO.

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