Pobre país
Según el Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, informe que realiza la Universidad Católica Argentina (UCA), casi la mitad de los niños argentinos viven en hogares considerados pobres por sus niveles de ingreso. La mitad no lee habitualmente ni tiene servicio de internet en su casa. El 60% no realiza actividad fìsica extra escolar y al 17% ni siquiera le festejaron su cumpleaños. Un cuarto de los chicos de este paìs habita viviendas precarias y al 45% no lo llevaron al odontólogo en el último año. Las estadísticas tristes y avergonzantes del informe de la UCA siguen, recorriendo diversos ítems, aunque todos apuntan a lo mismo: en la economía nacional hace frío, y donde más se sufre es dentro de buena parte de los hogares argentinos.
La realidad no es nueva, pero los últimos errores forzados y no forzados del Gobierno empeoran el panorama. Y eso que Cambiemos no redujo la asistencia social que venía del kirchnerismo, e incluso en muchos casos la aumentó, a pesar de que una porción importante de su base electoral no ve con buenos ojos -lo dicen las encuestas secretas que maneja el macrismo- la continuidad del asistencialismo que comenzó tras la crisis del 2001. O sea que aquello que el kirchnerismo capitalizaba para su relato populista, el PRO lo practica casi a escondidas de su propia tribuna. Paradojas de la política.
La calle está dura y las perspectivas de un diciembre agitado ya preocupan al oficialismo, especialmente considerando que se trata del arranque de la temporada electoral de recambio (o reelección) presidencial. Tampoco T el peronismo suele ayudar mucho en este tipo de vísperas. En cualquier caso, la pobreza amenaza con volverse protagonista de la puja electoral del 2019. Para bien o para mal. Depende de la madurez democrática de los argentinos.