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Máximo Kirchner:

Lo ven cada vez más flaco y parecido al ex presidente. Vida de soltero y evocación permanente de su padre. El aborto de su ex.

- DANIELA GIAN @adanielagi­an

la “nestorizac­ión” del hijo K. Dieta, planes políticos y comparacio­nes con su padre.

“Está cada vez más flaco y parecido al padre”. El comentario se repite después de cada aparición de Máximo Kirchner. Se asombran los que lo critican en Twitter, los que lo reciben en los municipios bonaerense­s que recorre y en los pasillos del Congreso. A los 41 años, luce el pelo gris por el avance de las canas. Está ojeroso y se le marcan huesos de la cara que años atrás no se le conocían. Él sabe de las comparacio­nes y las alimenta.

“Como Néstor, que votó el matrimonio igualitari­o, yo también voy a poder votar la ampliación de derechos”, dijo en su rol de diputado nacional días antes de acompañar la legalizaci­ón del aborto y con un pañuelo verde atado a la muñeca izquierda. Lo empezó a usar en febrero, cuan- do Mauricio Macri habilitó el debate en el Congreso, el mismo que su madre, Cristina, no quiso dar. Y en su bloque, lo reconocen como uno de los varones más comprometi­dos con el tema.

“Máximo está haciendo nestorismo”, resumen desde La Cámpora. “Siempre tuvo a Néstor muy presente, pero ahora apunta a la mística de su padre, a los que lo quisieron”, reconocen.

Hace meses que lo evoca cada vez con más frecuencia en sus discursos. O usa sus frases sin nombrarlo. Habla del ex presidente que fue, de ese dirigente “tan sintético, tan preciso”, cuyo discurso sigue vigente. Lo cita como si no fuera su hijo.

DE TAL PALO. Más allá de lo físico, quienes conocieron a Néstor y hoy conversan con Máximo cuentan que, en la intimidad, comparten estilos. “Son cálidos, llanos y construyen los vínculos personales desde la simpleza, no desde lo académico”, cuenta a NOTICIAS un dirigente kirchneris­ta.

“Cuando estabas solo con Néstor, hablando de cosas importante­s, se sentaba, te escuchaba y después te decía lo que él pensaba. Máximo hace lo mismo”, agrega un intendente que también habla con Cristina. Pero aclara: “Madre e hijo no siempre dicen lo mismo, a veces tienen planteos diferentes”.

No todas las comparacio­nes son buenas. Un antiguo amigo de Néstor es brutal para diferencia­rlos: “No hay

punto de comparació­n. Máximo tiene formación nula, no es inteligent­e como el padre”. La única cualidad que reconoce en ambos es el poco talento para la oratoria.

Para los soldados del pingüino, “los que no reconocen a Máximo es porque no reconocen al kirchneris­mo y quieren que le vaya mal a Cristina”. En Unidad Ciudadana lo destacan como uno de los dirigentes jóvenes más fuertes, junto con Axel Kicillof, y se ilusionan con verlo en un cargo ejecutivo.

Pero quizás recién en 2023: el año que viene planea renovar su banca de diputado pero como representa­nte de la provincia de Buenos Aires porque “a Santa Cruz no puede volver”, dice una fuente de su círculo íntimo.

Uno de sus vínculos más fuertes en la provincia es con Martín Insaurrald­e, el intendente de Lomas de Zamora que quiere suceder a María Eugenia Vidal. Cerca de Máximo aseguran que “construyer­on una buena relación, se tienen confianza y lograron algunos acuerdos, como la campaña de firmas contra la reforma previsiona­l y el apoyo del kirchneris­mo al Congreso del PJ”.

SOLTERO. La primera vez que Máximo sorprendió con su figura fue a fines de 2012, meses después de ser operado por una artritis en la rodilla derecha. El sobrepeso le jugaba en contra de la recuperaci­ón y tuvo que someterse a un tratamient­o para bajar unos 20 kilos en seis meses.

En esa época, estaba instalado en la Quinta presidenci­al de Olivos y usaba un carrito de golf para moverse por el predio. Pero a medida que comenzó a sentirse mejor, compró una cinta para caminar y ganar movimiento.

La nueva figura no fue la definitiva. En los últimos años, varias veces volvió a sorprender­se frente a la balanza y a fines de 2017 hasta Elisa Carrió lo piropeó. “¿Vos sos Máximo? ¡Qué flaco que estás! Te queda muy bien, de veras”, le dijo “Lilita” en un ascensor del Congreso, según contó el diario Clarín. Llevaba unos meses separado de su esposa, Rocío García, y estaba instalado en Buenos Aires.

Quiso sentirse nuevamente como un soltero en competenci­a y se preocupó por la figura. Le adjudicaro­n varias novias, casi todas compañeras de militancia. Pero ninguna se confirmó públicamen­te. “Debe estar con alguna feminista”, bromean en Diputados. utados.

Ahora viaja poco a Río Gallegos, donde vive su ex, la ministra de Salud de Santa Cruz, y sus dos hijos, Emilia y Néstor Iván. Los tres visitan Buenos Aires más seguido de lo que Máximo va al Sur. Se hospedan en el departamen­to de su abuela Cristina en Recoleta y “cuando viaja él se queda con Rocío, aunque parezca raro”, dicen a su lado.

La nueva versión de Máximo corre y lleva una alimentaci­ón balanceada. Sus amigos cuentan que cambió los sándwiches de salame y queso por comida sana. “Estaba muy desordenad­o -dice un amigo-. Pero dieta no hace, eso no va con los pingüinos”.

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SUCESOR. Cada vez más delgado, Máximo recuerda a Néstor en lo físico. Lo cita para evocar su mística.
 ??  ?? ROCÍO. Máximo se separó de su ex en 2017. Tienen dos hijos juntos y mantienen una buena relación.
ROCÍO. Máximo se separó de su ex en 2017. Tienen dos hijos juntos y mantienen una buena relación.

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