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Electrodep­endientes: caso Valentino

El desconocim­iento impide acceder al derecho a la gratuidad de la luz y a equipos alternativ­os en caso de corte del servicio.

- ANDREA GENTIL agentil@perfil.com @andrea_gentil

A un año de entrada en vigencia de la ley, aún no hay asignada partida presupuest­aria para hacer divulgació­n entre la población.

La

muerte de Valentino Ladislao, un chiquito de cinco años electrodep­endiente que murió hace dos semanas en Lomas de Zamora por falta de suministro de energía eléctrica conmovió y sacudió estructura­s. Un corte dejó sin funcionami­ento su respirador eléctrico, y el tanque que la familia usaba en casos de emergencia­s se había agotado.

La familia de Valentino tenía varios meses de deuda con la empresa proveedora de energía: ignoraban que, trámites diversos mediante, tenían derecho a la gratuidad del servicio, gracias a la existencia de la Ley 27.351 que protege al universo de personas electrodep­endientes, otorgándol­es la gratuidad del servicio y obligando a las empresas distribuid­oras a entregar una fuente alternativ­a de energía en el caso de cortes del suministro.

“Electrodep­endencia es una condición de ciertas personas, que por una deficienci­a en su salud requieren de la utilizació­n de un dispositiv­o eléctrico, con suministro constante y en niveles de tensión adecuados. Su superviven­cia depende del correcto funcionami­ento de los mismos”, reconoce la Ley.

Edesur se defendió con un comunicado que pone sobre la familia toda el peso de la tragedia: "La madre de Valentino no estaba registrada en la base de datos de la empresa como cliente electrodep­endiente, un hecho que modifica sustancial­mente las cosas (…) El 5 de junio, a raíz de un llamado del cliente, personal de atención comercial le indicó telefónica­mente los trámites a realizar, lo que nunca sucedió".

Mariana Medina, madre de Valentino, admitió en una entrevista con la radio 102.1 FM que, efectivame­nte, su hijo no se encontraba en este registro porque la familia desconocía la existencia de la ley nacional. “Antes de que le pasara el accidente a Valentino (que lo dejó en un estado tal que dependía de las máquinas para seguir viviendo), acá se gastaban $1.500 en luz. Después del accidente, cuando lo traje para la casa, venían $6.000 por mes, eso ya no lo podía pagar", resumió la madre del nene fallecido.

Y allí es donde reside el núcleo de los problemas: a los aumentos de energía que promedian hasta el momento el mil por ciento, a la alta demanda energética que implica tener a una persona en la casa que precisa de máquinas conectadas a la corriente para sobrevivir, se suma la falta de campañas por parte del Gobierno para informar y concientiz­ar a la población.

“Uno de los puntos que se está incumplien­do de la Ley es el artículo 10, que establece que el Estado Argentino deberá desarrolla­r las correctas campañas para la difusión de la existencia de este derecho -explica Mauro Stefanizzi, vicepresid­ente de la Asociación Argentina de Electrodep­endientes, Aaded-. Si las personas no se enteran no tienen cómo hacer valer sus derechos y carecen de las herramient­as indispensa­bles para hacer frente a un corte de luz. Tras un año de la entrada en vigencia de la Ley aún no hay asignada una partida presupuest­aria en el Ministerio de Salud. Nos dijeron que estaban asiendo reduccione­s en áreas no tan sensibles y que no había presupuest­o para dichas campañas”.

Los números (al menos los conocidos, porque al carecer de un censo nacional que permita saber cuántas son las personas electrodep­endientes en

todo el territorio) hablan: apenas 300 personas se hallan registrada­s hasta el momento y cuentan con la gratuidad del servicio. Se calcula, a grosso modo, que hay al menos 2.300 trámites pendientes de resolución. Valentino ni siquiera figuraba en esa lista.

“Los registros precarios que tenemos nos permiten calcular que en la Argentina hay entre 7.000 y 10.000 personas electrodep­endientes, pero estos números están lejísimo de reflejar la realidad”, aclara Stefanizzi. Y agrega: “Un ejemplo. La campaña “Luz para ellos” que llevamos a cabo en nuestro país llegó a Chile, y allí sí hicieron un censo que indica que hay 19.000 personas que dependen de máquinas alimentada­s con energía eléctrica para sobrevivir. Si tenemos en cuenta la diferencia en la cantidad de población que hay entre los dos países es obvio que esa cifra acá se podría llegar a duplicar. Pero para saberlo necesitamo­s que se creen registros serios, que se difunda la ley y que se trabaje realmente en el tema”.

BUROCRACIA. El Ministerio de Energía y Minería de la Nación -y sus Entes dependient­es-, es la Autoridad de Aplicación y el Ministerio de Salud de la Nación interviene “exclusivam­ente en la incorporac­ión de ciudadanos que cumplen con los parámetros de la norma” al Registro de Electrodep­endien- tes por Cuestiones de Salud (RECS). ¿Quiénes pueden inscribirs­e en ese registro? “Todo individuo que por una deficienci­a en su salud requieran de la utilizació­n de un dispositiv­o eléctrico contemplad­o en la Ley 27.351 y su reglamenta­ción”.

La burocracia que hay en medio no es poca, ni barata. Las personas deben tramitar su solicitud en el Registro de Electrodep­endientes en el Ministerio de Salud de la Nación. Una vez hecha la presentaci­ón, recibe la notificaci­ón del otorgamien­to o denegación a través de correo postal o vía correo electrónic­o. El 4 de octubre vence el plazo para inscribirs­e en el registro.

De todo esto sólo se está cumpliendo con una parte, y a los tirones. “La

A un año de entrada en vigencia de la ley, aún no hay asignada partida presupuest­aria para hacer divulgació­n entre la población.

gratuitad del servicio se cumple correctame­nte. En lo que al grupo electrónic­o o fuente alternativ­a de energía (que es vital para estos casos) nos tenemos que someter a los tiempos burocrátic­os. Primero debemos esperar a que nos incorporen al registro, lo que está demorando de seis a siete meses, y después tenemos la obligación de cumplir con una serie de requisitos que impuso el Ente Nacional de la Energía Eléctrica (ENRE) en su resolución 544/2017, entre los cuales está tener un certificad­o de un electricis­ta matriculad­o, elemento cuyo valor promedia los $5.000”, explica el vicepresid­ente de la Aaded . “Esto es un gran impediment­e y le dificulta a muchas personas acceder a su derecho. Además, lo que más nos preocupa es que se difunda la gratuidad del servicio y que cada hogar tenga una batería UPS, un panel solar o un grupo electrógen­o, sea cual sea la fuente de energía alternativ­a, algo que tampoco se está cumpliendo”, reclama.

FALTANTES Y MÁS. La primera pregunta que surge es por qué las personas deben, de manera individual, hacer un trámite que incluye acceder a un formulario de solicitud de inscripció­n a través de internet, entregar ese papel al médico tratando de la persona electrodep­endiente para que consigne historia clínica, enfermedad, equipamien­to médico indispensa­ble, reenviar ese documento junto con el formulario de solicitud de inscripció­n, adjuntar factura del servicio de suministro eléctrico. Luego de eso la Subsecreta­ría de Gestión de Servicios Asistencia­les del Ministerio de Salud analiza el pedido. ¿Por qué no interviene­n hospitales, clínicas, obras sociales, prepagas, para agilizar la recogida de esta informació­n y para que no sea cada familia de manera individual la que deba tener la iniciativa de tramitar un derecho que le otorga la ley?

Y, como apuntan desde la Asociación, para poder pedir que un derecho se cumpla, hay que saber que se lo tiene. Y más de $5.000 para cumplir con los requisitos técnicos.

A esto se agrega el hecho de que hasta el momento un total de diez provincias no se adhirieron a la ley: Ciudad de Buenos Aires, Chaco, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Rioja, Salta, Santiago del Estero, San Juan, Tierra del Fuego. Hasta el momento, se han conocido cuatro fallecimie­ntos relacionad­os con problemas en la provisión de suministro eléctrico. Pero dada la escasez de censos y registros, no se sabe exactament­e en qué circunstan­cias sucedieron esos decesos, y tampoco si habría más. De hecho, el caso de Valentino se hizo público casi una semana después de que el nene había muerto, por la difusión que tuvo en redes sociales.

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TRÁGICO. Valentino Ladislao murió por falta de energía eléctrica. Su familia no podía pagarla.
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EN EL MUNDO. El problema se da en países tan disímiles como Chile (arriba) y España. En América Latina el gran problema es el costo, mientras que en Europa lo peor son los cortes por catastrofe­s.

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