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La década perdida: hace 16 años que América latina no gana un mundial de fútbol, pero hay un récord mucho peor: hace siete años que no crece su economía.

Se cumplen 16 años sin ganar un Mundial, pero también siete de crecimient­o mediocre.

- ALEJANDRO REBOSSIO arebossio@perfil.com @ale_rebossio

Latinoamér­ica

cumple 16 años sin ganar un Mundial. Es algo inédito. Hasta 2002 solían turnarse campeones europeos y sudamerica­nos, pero nunca pasaban cuatro Copas del Mundo bajo una hegemonía, en este caso del Viejo Continente. Pero quizás más preocupant­e para nuestras poblacione­s sea que la región lleva siete años sin crecer a las tasas necesarias para pegar el esquivo salto al desarrollo.

América Latina va camino de otra década pérdida. En 2011 creció por última vez más del 4% anual. Ni hablar del 9% al que se expandía China entre los 80 y la primera década de este siglo. Desde 2012 y hasta 2018, nuestra región ha combinado años de expansione­s mediocres con otros de contracció­n.

En la llamada década perdida de los 80, con la crisis de la deuda externa que afectó a todos, Sudamérica creció sólo 1,3% promedio anual. En los 90, en el inicio de la era neoliberal, al 2,7%. Entre 2000 y la crisis mundial de 2008, con el boom de precios de las materias primas, al 3,5% y entre 2009 y 2017, el 1,9%, según datos que recopiló el economista Federico Poli sobre la base de datos del Fondo Monetario Interna- cional (FMI).

Poli, consultor en Francia, ex director de asuntos económicos de la Secretaría General Iberoameri­canna y ex subsecreta­rio de Pyme, admite que hay países con mejor y peor de

sempeño: “Que hubo una mala cosecha, que bajaron los precio de la soja, el petróleo, el cobre, son fenómenos que afectan a todos. Es verdad que Venezuela y la Argentina son las desilusion­es más grandes, pero hay otros países más estables, que están mejor que hace 30 años, pero que siguen atados al ciclo de las materias primas. No hay historias de catch up (avance tecnológic­o respecto de los países desarrolla­dos) como en Asia”.

El consultor argentino comenta que si uno toma los más antiguos datos disponible­s en organismos internacio­nales, puede advertir que desde 1980 en adelante Sudamérica sufrió déficits de cuenta corriente (componente de la balanza de pagos de un país en el que pesa sobre todo el intercambi­o de bienes y servicios) en casi todos los años, excepto entre 1992 y 1994 y entre ntre 2003 y 2007. Desde 1990 90 en adelante, la región n siempre padeció altos déficits fiscales. “Vivimos de prestado del mundo y los estados viven por encima de lo que recaudan. Somos una región que consume un montón, no ahorra ni invierte. Asia también tuvo déficit, pero porque hizo infraestru­ctura. Entonces tenemos baja productivi­dad, una estructura productiva poco diversific­ada, pocas actividade­s intensivas en conocimien­to y la sociedad más desigual del mundo. Tenemos el mismo problema que hace 60 años”, lamenta Poli. ¿Cuál es la razón? “Cuestiones soc sociológic­as, políticas, tenemos capitalis pitalistas rentistas, no salimos s de la tram trampa del ingreso m medio”, se refier fiere el consultor a los lo países que no son pobres pero t tampoco llegan a la prosperida­d. Ning Ningún país latinoamer­ic americano supera la barrera de los ingresos medi medios, de 22.000 dólares de P PBI per cápita, según el parámetr parámetro del FMI. No

hay un Corea del Sur, con 28.000 dólares, un ejemplo de país que pasó del subdesarro­llo al desarrollo, a diferencia del modelo que propone Cambiemos, Australia. Antes de la última devaluació­n de monedas latinoamer­icanas, Uruguay estaba en 18.000; Panamá, 16.000; Chile, 15.000; la Argentina, 14.000; Costa Rica, 12.100; Brasil, 10.200; México, 9.700; República Dominicana, 7.800; Perú, 7.100; Colombia, 6.500; Ecuador, 6.200; Guatemala, 4.700; El Salvador y Paraguay, 4.500; Bolivia, 3.600 y Venezuela, 3.100.

CAVALLO. En la asamblea anual del Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID) que se celebró en marzo pasado en Mendoza, la entidad también advertía en un informe que Latinoamér­ica debía mejorar en inversión y productivi­dad, aunque proponía una receta diferente. Uno de los autores del informe del BID, Eduardo Cavallo, hijo del ex ministro de Economía argentino, proponía a los países “revisar sus políticas impositiva­s y laborales para garantizar la competitiv­idad”. Poli, en cambio, opina que, “aunque quizá haya problemas laborales y tributario­s en algunos países, no explican la falta de productivi­dad, inversión y diversific­ación, que tiene que ver con una economía que no produce bienes de alta tecnología, que generarían buenos sueldos, ni bienes de consumomo masivo basados sados en bajos salarios, alarios, que se exportaría­n arían a todo el mundo, con una parte de la sociedad que consume por encima de sus posibilida­des y otra que vive marginada y necesita de un Estado, que es deficitari­o”.

El economista brasileño Luiz-Carlos Bresser-Pereira, ex ministro de Hacienda de su país y profesor emérito de la Fundación Getúlio Vargas, aporta su visión: “Cuando las commoditie­s volvieron a bajar, Latinoamér­ica volvió a ir para atrás respecto de sí misma y del mundo. ¿Por qué? Hay una explicació­n general que es la trampa de los países de renta media, pero eso siempre pasó en la región. ¿Qué ocurrió de diferente desde los 80? En los 80 tuvimos una gran crisis de deuda externa por la locura de endeudarse en moneda extranjera y hoy la Argentina está sufriendo el problema del financiami­ento externo de su déficit. Y en los 90, con la apertura comercial, que yo apoyé en esa época, se eliminaron aranceles y subsidios a la industria que hasta ese momento nos prevenían de la enfermedad holandesa, es decir, la apreciació­n cambiaria que se provoca por el ingreso de capitales por la exportació­n de recursos naturales y que les quita rentabilid­ad a los productos industrial­es. Con el boom de las materias primas de los 2000 hubo una reprimariz­ación de las exportacio­nes latinoamer­icanas y se acabó con el desarrollo de la industria”.

El economista chileno Andrés Solimano, presidente del Centro Internacio­nal de Globalizac­ion y Desarrollo (Ciglob), observa que los precios del petróleo y los metales, como el cobre, vienen recuperánd­ose desde la segunda mitad de 2017, pero este año comenzó la salida de capitales de los mercados emergentes. “Hay una historia de commoditie­s y flujos de capitales que afectan a todos, pero también hay diferencia­s nacionales”, señala Solimano. “Brasil tuvo problemas políticos y económicos internos desde 2014. La Argentina ahora tiene un programa del FMI, que puede corregir desequilib­rios pero nunca trae crecimient­o. México lleva 30 años creciendo len-

to, con una pobreza del 52%, alta desigualda­d y un problema de violencia que explica su actual giro a la izquierda después de haber apostado al neoliberal­ismo. Venezuela vive una supercrisi­s de inflación y desabastec­imiento. Chile pasó de crecer 5,3% anual entre 2010/13 al 1,5% entre 2014/17 y no fue porque pasó de (Sebastián) Piñera a (Michelle) Bachelet sino porque depende mucho de los precios de commoditie­s. En cambio, Japón, Taiwán, Corea del Sur y ahora China tuvieron un desarrollo industrial durante décadas, apoyado por el Estado, y les dio resultado”, admite Solimano.

SIMILITUDE­S. La economista colombiana Alicia Puyana, investigad­ora de la Facultad Latinoamer­icana de Ciencas Sociales (Flacso) en México, también comienza por observar que “los países de América Latina tienen estructura­s productiva­s disímiles: mientras México y los del Caribe y Centroamér­ica se montaron en modelos de producción insertos en las cadenas de valor denominada­s maquila, es decir, ensamblaje, los de Sudamérica tienen una estructura cada vez más volcada al llamado neoextract­ivismo”. Sin embargo, “en unos y otros ha descendido el contenido de valor agregado nacional y la participac­ión de las remuneraci­ones laborales en la distribuci­ón funcional del ingreso, con lo cual se ha debilitado la demanda interna y su poder de dinamizar la economía. En los dos, por diversas razones, se ha elevado considerab­lemente la propensión a importar. El modelo de desarrollo exportador latinoamer­icano es intensivo en importacio­nes y poco demandante de trabajo, con el resultado res de que ahora se necesitan tasas tas de crecimient­o del PBI muy superiores per a las anteriores para generar el m mismo crecimient­o del empleo. Las inversione­s inv versio públicas se redujeron sustancial­mente y las privadas no arribaron arr ribar en el volumen requerido y hacia los sectores dinámicos”, lamenta me enta Puyana. P

Otra O es la receta que propuso el Banco Ba anco Mundial en su reunión semestral me estra de abril pasado: recortar el déficit fiscal, pero sin afectar la infraestru­ctura y el gasto social. "Déficits fiscales más bajos y menor carga car rga d de deuda ayudarían a incrementa­r me entar el crecimient­o”, propuso su economista eco onom jefe para Latinoamér­ica, Carlos Ca arlos Vegh. V

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 ??  ?? PROTESTAS. Paro de camioneros en Brasil por el encarecimi­ento del combustibl­e en mayo. En 2017, el alza enojó a México.
PROTESTAS. Paro de camioneros en Brasil por el encarecimi­ento del combustibl­e en mayo. En 2017, el alza enojó a México.
 ??  ?? DERROTAS. Neymar, Luis Suárez y Lionel Messi, los días de las eliminacio­nes de Brasil, Uruguay y la Argentina en Rusia.
DERROTAS. Neymar, Luis Suárez y Lionel Messi, los días de las eliminacio­nes de Brasil, Uruguay y la Argentina en Rusia.
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 ??  ?? VACíOS. Las góndolas de un supermerca­do en Venezuela. El puerto de El Callao, Perú, en una huelga en 2010.
VACíOS. Las góndolas de un supermerca­do en Venezuela. El puerto de El Callao, Perú, en una huelga en 2010.

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