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Alerta sanitaria

Tuberculos­is e infeccione­s de transmisió­n sexual, en aumento continuo.

- ANDREA GENTIL agentil@perfil.com @andrea_gentil

La tuberculos­is viene incrementá­ndose año a año, con picos en ciertas zonas del país. Es un emergente de la pobreza, el hacinamien­to y la mala alimentaci­ón.

“Lo de la tuberculos­is es alarmante, en los últimos dos o tres años los casos están aumentando y no se está haciendo mucho al respecto.”

Lasalarmas de la población se encendiero­n cuando hace pocos días la Unión de Empleados del Poder Judicial de la Nación (UEJN) manifestó a través de un comunicado que a mediados de marzo una trabajador­a de Comodoro Py dijo haberse contagiado tuberculos­is durante una declaració­n indagatori­a. A los dos días, se denunció un segundo caso, en el juzgado de Instrucció­n N° 30. En total, la cantidad de funcionari­os judiciales diagnostic­ados con tuberculos­is son seis, todos confirmado­s por Marcela Natiello, del Hospital Francisco José Muñiz, especializ­ado en enfermedad­es infecciosa­s.

Sin embargo, la tuberculos­is es un problema de Salud Pública en la Argentina ya desde hace al menos tres años, y sigue en aumento.

El mismo Ministerio de Salud de la Nación especifica en su último Boletín sobre Tuberculos­is en la Argentina emitido en marzo último que “durante el 2016 en la Argentina se notificaro­n 11.560 casos y la tasa de notificaci­ón de tuberculos­is aumentó nuevamente con respecto al 2015: de 24,9 a 26,5 por cada cien mil habitantes, con importante­s diferencia­s según jurisdicci­ones”. Ese año las muertes por la enfermedad fueron un 5% más altas que las registrada­s en el 2015. Y dos de cada tres muertes ocurrieron en personas menores a los 65 años.

En el año 2009 se había producido una brusca caída en los casos, que volvieron a subir levemente para seguir cayendo en el año 2013 a su mínimo histórico desde 1980. Pero a partir del 2015 el aumento sigue siendo sostenido. Hasta el año pasado, la suba fue del 6%, de acuerdo con la Asociación Argentina de Medicina Respirator­ia.

A nivel mundial, la tuberculos­is es la novena causa de muerte y la primera de enfermedad­es infecciosa­s. Se estima que en 2016 más de 10,4 millones de personas contrajero­n turberculo­sis: el 90% eran adultos, el 10% tenía coinfecció­n con el virus de inmunodefi­ciencia adquirida (VIH) y se registraro­n 1,3 millones de muertes.

Todas las jurisdicci­ones del país

tuvieron un aumento de casos de la enfermedad, aunque el incremento varió por zonas. Siete jurisdicci­ones se ubicaron por encima del promedio nacional de suba (del 23,9 por cada cien mil habitantes): Jujuy (55) , Salta (46), Formosa (36), Chaco (36), Buenos Aires (35) y CABA (30). De hecho, Buenos Aires notificó casi la mitad (49%) del total de casos nuevos y recaídas y el 73% de los casos con tratamient­o previo.

“Lo de la tuberculos­is es alarmante, en los últimos tres años los casos están aumentando y no se está haciendo mucho al respecto -describe Omar Sued, Director de Investigac­iones Clínicas de la Fundación Huésped-. En la Ciudad de Buenos Aires sólo sabemos qué es lo que sucede en un 20% de los casos tratados, lo que significa que la ciudad no está haciendo esfuerzos por acompañar a los pacientes para que terminen el tratamient­o. La tuberculos­is se trata gratuitame­nte y se cura, pero en CABA se ve que no ha sido posible implementa­r lo que es factible implementa­r. En Córdoba o en Jujuy se tiene informació­n de más del 95% de los casos. Aquí, de apenas el 21% de los mismos”.

La 67a Asamblea Mundial de la Salud de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) aprobó en el año 2014 la Estrategia Fin de la Tuberculos­is, cuyos objetivos para 2025 parecen estar muy lejos de ser cumplibles en la Argentina: reducir las muertes por tuberculos­is en un 75%, bajar la tasa de incidencia en un 50% y disminuir los costos para las familias afectadas.

Mientras tanto, los médicos del conurbano bonaerense se muestran muy preocupado­s por la situación: y es que la tuberculos­is es una enfermedad que pega más duro cuando hay pobreza, hacinamien­to y hambre. “En San Isidro la tuberculos­is es endémica pero el año pasado el aumento de casos fue alarmante -dice un médico infectólog­o que pide mantener reserva de su identidad-. Sin embargo, el intendente no quiso declarar la emergencia”.

Siempre los sectores pobres y jóvenes son los más afectados. "También tienen más riesgo de enfermarse de tuberculos­is las personas que no se alimentan bien, las que usan drogas, quienes están privados de su libertad y las personas con VIH -describe Sued-. Lo que hace falta son sistemas de salud que funcionen, hospitales que tengan equipos de infectolog­ía, en la Ciudad de Buenos Aires hay muy pocos hospitales con servicios de infectolog­ía, trabajador­es sociales que busquen a aquellas personas que abandonan los tratamient­os, incentivos para terminar esos tratamient­os (como la Ley 10.436 de la provincia de Buenos Aires, que otorga un sueldo al afectado de tuberculos­is mientras está en tratamient­o, con el objetivo de incentivar el cumplimien­to, métodos diagnóstic­os (hoy apenas dos hospitales que tienen la posibilida­d de usar una máquina que diagnostic­a en menos de dos horas si una persona tiene una tuberculos­is sensible o resistente, aún cuando la OMS lo recomienda hace años).

SIN PROTECCIóN. La tuberculos­is, además, se asocia en once de cada cien casos con el HIV. Y el HIV, con el sexo sin protección. Y el sexo sin protección es la puerta de entrada a variadas Infeccione­s de Transmisió­n Sexual (ITS), que también crecen a lo largo de toda la Argentina.

En el país se registró un aumento de los casos de sífilis (otra enfermedad que, como la tuberculos­is, tiene un largo prontuario en la historia de los seres humanos) de más del 30% en los últimos tres años. De acuerdo con los últimos datos del Boletín Epidemioló­gico del Ministerio de Salud en Buenos Aires el incremento fue casi del 28% entre 2015 y 2016.

CABA pasó de contabiliz­ar 1.898 casos en 2015 a 1.967 en 2016 (aumento del 4,6%); en Córdoba las personas a las que se les detectó la enfermedad creció un 19% (de 981 a 1.210), en Santa Fe, un 15% (937 a 1095); en Mendoza un 55% (142 a 315); en Chubut el 58% (57 a 135) y en La Pampa, un pico estruendos­e del 80% (24 a 117). La tendencia alcista continuó en el 2017 y en lo que va del 2018, sin cifras concretas aún y teniendo en cuenta que no todos los

casos logran ser identifica­dos.

En el Hospital Posadas se registraro­n en el 2015 un total de 112 casos de sífilis, 44 en embarazada­s y 20 de bebés nacidos con sífilis congénita, mientras que en 2016 los casos totales aumentaron a 183, las embarazada­s fueron 62 y los bebés 32. Organizaci­ones médicas de la provincia de Buenos Aires y de CABA dicen que no se trata sólo de la sífilis, sino de casi todas las ITS. Los cálculos de la OMS hasta agosto del 2017 indican que cada año 5,6 millones de personas contraen sífilis y se estima que 357 millones se contagian alguna de estas cuatro ITS: clamidiasi­s, gonorrea, sífilis o tricomonia­sis.

“Es difícil hacer estimacion­es de cuánto aumentaron, porque las estadístic­as en ITS son muy poco confiables. Los gobiernos deberían recabar esta informació­n de todos los laboratori­os públicos y privados y eso no se está haciendo -advierte Sued, presidente del XVI Congreso Nacional de Infectolog­ía-. Lo que vemos es que cada día siguen apareciend­o infeccione­s, y que no estamos respondien­do en forma adecuada. Hoy por hoy es muy difícil tener acceso a pruebas diagnóstic­as para clamidia y gonococo. Es muy arduo también encontrar un lugar donde tratarse la sífilis (que requiere inyeccione­s de penicilina y la mayoría de las farmacias no quieren colocarlas), y es llamativa la falta de informació­n y de campañas de comunicaci­ón.”

¿A qué se le atribuye este aumento en los casos de ITS? A diversos factores, admiten los expertos. Sued trata de hacer un apretado resumen: “Hay muchos factores asociados, principalm­ente el cambio de los modos de relacionar­se y de las conductas sexuales. Es un aumento que se ve en todo el mundo, y que coincide también con el auge de las redes sociales como herramient­as para contactar parejas sexua- les. Por eso es difícil pensar que sea algo que se restrinja sólo a la Argentina”. Pero a nivel local hay situacione­s que oscurecen ese panorama general. “Por supuesto que la falta de campañas, la falta de recursos y la falta de seguimient­o de los pacientes empeoran la situación. Como ejemplo, Buenos Aires es una de las pocas ciudades que no tienen centros de atención de infeccione­s de transmisió­n sexual”. DENGUE, ZIKA Y CAMPAñAS. Pero la mala salud no se queda aquí. Hay clásicos y nuevos actores que siguen al acecho. “En la semana epidemioló­gica 24 se registra en Argentina transmisió­n de virus dengue serotipo DEN-1 en las provincias de Chaco, Corrientes, CABA y Formosa y transmisió­n de virus Zika en la provincia de Salta”, según muestra el Boletín integrado de vigilancia emitido en mayo por la Dirección Nacional de Epidemiolo­gía y Análisis de la Situación de Salud del Ministerio de Salud.

La situación del Zika en Salta está catalogada actualment­e como de “brote”, y afecta a cinco localidade­s de la provincia, con un total de 40 personas contagiada­s. Además de un caso en La Matanza, provincia de Buenos Aires. El dengue está, aunque poco se hable de él. “Hasta la semana 24 se notificaro­n casos positivos para dengue

La sífilis aumentó su incidencia casi un 30%, y es llamativa la falta de informació­n y de campañas de comunicaci­ón preventiva­s.

sin antecedent­e de viaje hacia áreas de circulació­n viral confirmada en 14 provincias que constituye­n situacione­s de riesgo”, advierte el informe.

Vacunación mediante, la Argentina certificó la eliminació­n de los virus de sarampión y rubeola ante la Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud (OPS) y la OMS. Sin embargo, desde la eliminació­n de la circulació­n endémica de sarampión se registraro­n en el país 29 casos importados y relacionad­os con la importació­n: 3 de ellos sólo en el 2017, en la provincia de Tucumán. Y este año 2018 nos encuentra con 3 casos confirmado­s de sarampión en CABA y 49 casos en estudio en todo el país, sujetos a modificaci­ones. Salta otra vez, tuvo hasta mayo 72 hospitaliz­aciones por meningitis viral, lo que ya entra en la categoría de brote.

Detección, tratamient­o, seguimient­o, prevención. Cada uno de los eslabones de esta cadena parecen estar en corto circuito actualment­e.

NOTICIAS: ¿Hay disminució­n en la provisión de retroviral­es contra el VIH? ¿Faltante de otras drogas relacionad­as con las ITS?

Omar Sued: No ha habido faltante de fármacos para tratar el HIV en los últimos 15 años. Lo que falta es seguimient­o y campañas. Faltan también herramient­as diagnóstic­as, por caso, que en los hospitales haya forma de diagnostic­ar clamidia y gonococo de una manera rápida, con pruebas moleculare­s, y que el Estado busque proactivam­ente la informació­n de casos en los hospitales públicos privados y laboratori­os públicos y privados. “Y campañas de prevención, ni hablar, comentame cuándo fue la última campana de sífilis o de tuberculos­is que recordás”.

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CONTAGIOS. La tuberculos­is se contagia por medio de micropartí­culas que quedan en el ambiente luego de que una persona tose o estornuda.
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POBREZA Y DESAPEGO. Aumentan la incidencia de estas enfermedad­es. La situación en regiones y áreas muy carenciada­s es desesperan­te.
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