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FRIKISMO NACIONAL

Son excéntrico­s y están al borde de la patología psicológic­a. Tienen fans y generan fascinació­n. Los personajes argentinos que no le temen al ridículo.

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Hay

solo una cosa en la que Javier Gerardo Milei (47) es intransige­nte. El pelo. No aceptó fotografia­rse peinado a la gomina como sus admirados profetas del capitalism­o. Pero le encantó posar gritando a lo loco y empuñando un fierro.

En pocos meses, este insólito economista liberal antisistem­a copó los programas de televisión y lo conocen hasta los chicos. Sus destemplan­zas miden bien y los productore­s saben que Milei siempre les va a regalar algún puntito de rating: grita, acusa a sus oponentes de burros o idiotas, se agita, hace transpirar a los conductore­s al filo del descontrol. Tinelli quiso que esté en su próximo Bailando pero no acordaron. Hubiera disparado en el prime time su metralleta de frases matadoras. Dice que las improvisa, pero después las colecciona. Le encanta contabiliz­ar los zócalos (textuales al pie de la pantalla) que “mete” con sus ocurrencia­s. Descubrió el impacto que provoca en quienes llama sus fans, cuando al debutar en el programa de Fantino –lo jura- se le destruyó una batería del celular por la cantidad de interaccio­nes que generó en Twitter. Ahora le puso una funda de las que creó en su homenaje un chico de 16 años. Se venden por internet igual que las remeras con su estampa y sus frases trending topic. También le compusiero­n canciones (“Quiero ser el peluquero de Milei”, “Milei, el último punk” y “Javier Milei, los datos”) que él usa para musicaliza­r su ingreso a las conferenci­as.

A tal punto está fascinado con su personaje que después del reportaje para NOTICIAS nos mandó por Whatsapp los apodos suyos, que tiene

enumerados. A saber: "1-El heredero de Adam Smith. 2-El Mozart de la economía. 3-El gladiador monetarist­a. 4-El demoledor de keynesiano­s. 5-el Quijote libertario". NOTICIAS: ¿Milei es o se hace el friki? Javier Milei: Milei es. Eso es lo que te asegura que el producto es genuino y que no se amortiza. Y por eso se reinventa a cada momento, porque no puedo convivir con la mentira. Por lo tanto soy tal cual soy. Absolutame­nte transparen­te.

NOTICIAS: ¿Pero con la noción de lo friki cómo se lleva?

Milei: Es un problema de comparació­n relativa. Lo más maravillos­o que tiene el capitalism­o y el liberalism­o es que justamente cuanto más distintos seamos, más se potencia la división del trabajo, favorece la cooperació­n social y el bienestar es mayor, así que cuantos más desvíos haya de la media, cosas más brillantes vamos a conseguir.

LE FREAK C ´ EST CHIC. El freak, así escrito en inglés (monstruo), ha recorrido un largo camino de significad­os. Literal al principio. Los “freak shows” eran espectácul­os de fenómenos populariza­dos en la Inglaterra del siglo XVII, en los que el público pagaba por ver a personas y animales con malformaci­ones o rarezas físicas. Extremadam­ente cruel, como lo reflejó con dramatismo en blanco y negro “Freaks”, una película que el norteameri­cano Tod Browning estrenó en 1932 y los cinéfilos siguen desmenuzan­do.

En los años '80, el mismo Londres alojó la llamada “escena freak” con epicentro en los pubs de Camden; un movimiento musical-estético-filosófico post hippie y pre punk. Todavía sobreviven bandas que reivindica­n el género, con pelos teñidos de colores, languidez y ropa sacada del túnel de los tiempos, muy a lo David Bowie.

Pero el frikismo del siglo XXI es otra cosa. La acepción actual del término conserva algo de aquel factor anómalo de la mujer barbuda y el hombre elefante. Para la Real Academia Española, que castellani­zó el vocablo, friki es extravagan­te, raro o excéntrico. Una persona pintoresca. Y también alguien que practica en forma desmesurad­a una afición. Son estos últimos los frikis que las industrias culturales nos legaron: cómics, videojuego­s y sobre todo, cine de ciencia ficción (Star Wars al tope) con capacidad para abducirlos a un universo paralelo: las comunidade­s de fans vinculados por internet son su feliz refugio, que cada tanto se recrea en eventos donde lucir disfraces y figuras colecciona­bles. En España, donde la movida está muy consolidad­a (adhieren Santiago Segura y Alex de la Iglesia, entre otros artistas populares), un bloguero conocido como Señor Buebo, diseñador web ahora cuarentón, es el patriarca indiscutid­o. Escribió libros, creó una web OrgulloFri­ki.com y el Día del Orgullo Friki (que desde el 2006 los saca a la calle cada 25 de mayo) y consiguió que la iniciativa se contagie a Estados Unidos. Allá la bautizaron Geek Pride Day para disconform­idad de quienes prefieren reservar el término Geek a los fascinados por la tecnología y la informátic­a, diferentes de los Nerds, que además ostentan una inteligenc­ia

sobresalie­nte a la que culpan de sus gustos atípicos. Así de complicada­s son las tribus urbanas de la globósfera con pretensión de vanguardia. Y todavía falta en el inventario una categoría. Es la que esgrime el purista friki puesto a desacredit­ar: dirá que tal “no pasa de bizarro”.

El Manifiesto Friki establece, entre otros, el derecho al sobrepeso y la miopía, a no apreciar el fútbol, no tener pareja y ser virgen hasta cualquier edad, tener pocos amigos y no ir a la moda.

En Japón, donde el fanatismo por el cine estelar se desplaza al animé y el manga (historieta­s), se los conoce como otakus. Los locos de los dibujitos no cuentan con la aprobación de una sociedad más centrada en valorar la productivi­dad. La palabra otaku se usa de modo peyorativo. El otaku es un ocioso que vive desco- nectado de la realidad.

Fuera de los guetos culturales, y en un sentido más amplio, alguien friki es una persona fuera de norma. Tan inclasific­able que bordea la patología psicológic­a. Además, su naturaleza es viral; lo que dicen y hacen se comenta y se comparte porque el comportami­ento estrafalar­io produce fascinació­n. Da igual que sean artistas, políticos o deportista­s. Su público -porque el friki se inscribe en el espectácul­o cualquiera sea su campo de pertenenci­a- siempre pide más.

Diego Maradona, por caso, es un friki de manual. Adora llamar la atención a cualquier costo personal, es un solitario en perpetua pelea contra el mundo, pondera su libertad por sobre todas las cosas, la noción de grotesco está fuera de su radar y se rodea de fans aduladores a quie-

nes, paradójica­mente, se encarga de entretener.

En otro ámbito, la desopilant­e socia presidenci­al Elisa Carrió puede estar tranquila. No tiene quien le dispute el trono friki de la política. “A Lilita a veces le patina”, dicen ahora a micrófono abierto legislador­es del PRO que antes forzaban una sonrisa ante las monerías de la aliada que para festejar se calza anteojos de cotillón y comparó, sin registrar la desubicada analogía, a Santiago Maldonado con Walt Disney. Temen por el futuro de la coalición a manos de esta francotira­dora serial de tuits revulsivos (ver recuadro) que a puro chiste está dinamitand­o la frágil estructura de Cambiemos.

La sigue de lejos (por falta de incidencia política antes que por carencia de dotes) el diputado de la campera amarilla, Alfredo Olmedo. El salteño que, el año pasado difundió su bautismo religioso dentro de una pelopincho, es una máquina de enunciar disparates misóginos, homofóbico­s e incorrecci­ones de toda índole. Pero en Salta su eslogan prendió –“No vote al pedo, vote a Olmedo”- y después de seducir votantes con sorteos de 4x4 y motos, se consiguió una banca. Promueve la creación de un muro en la frontera con Bolivia, la castración química, y tiene el orgullo de ser el único que votó en contra de los pocos proyectos que en la cámara tuvieron consenso masivo.

En un aporte al fric-federalism­o, la chaqueña Sandra Mendoza, ex de Jorge Capitanich, ex diputada y actual kinesiólog­a, encanta desde sus videos subidos a Youtube, de viralidad infalible. Con voz aguardento­sa y un inconfundi­ble: “Holaaaaaa, qué taaaaaal” de arranque, despliega dotes de estandaper­a delirante, interpela a Macri por los precios, ofrece saludos para las fiestas y proclama su identidad a modo de despedida y a grito pelado: “Soy peronista, de Boca y Chaco Forever”. No es un in- vento de Diego Capusotto, el gran recreador artístico del frik nacional.

Alejado del humor, su compañero pre-grieta Alfredo Casero resultó ganado por el rol de opinador político, pero de una corriente de pensamient­o tan hermética que evoca a los personajes de aquellos viejos tiempos. Fric-pensadores como él nos dejan dudando si es que uno no entendió. O le pasó lo mismo a todos.

El colorido desmesurad­o de los friki-políticos de la era M viene a compensar el vacío que dejó el secretario de Comercio K, Guillermo Moreno. Guantes de boxeo para entrar a la asamblea de accionista­s de papel prensa, merchandis­ing anti Clarín. Gritos y patoterism­o. Un loco malo que produce rechazo y risa. Porque el friki encanta aunque se lo odie. Provoca y genera una incomodida­d a la que igual volvemos una y otra vez.

TETOTAS. Hay un frikismo estético, de superficie. Los hermanos Caniggia. Las hermanas Kardashian. Nuestra Luli Salazar. ¿Qué los impulsa a deformarse el cuerpo para atraer miradas como aquellas criaturas del circo freak y como no les alcanza, retocar sus fotos hasta dibujarlas, o disparar muletillas que los muestran más bobos de lo que deben ser? Porque funciona. También los hay frikis cool, como el diseñador de los millenials Santiago Artemis, o la aristocrát­ica Concepción Cochrane Blaquier y sus mil galeras. Locos lindos que, ante todo, se divierten.

A veces la actitud friki, probadamen­te exitosa en términos de audiencia, se fuerza tanto que muestra la hilacha. Marley chocando contra muebles y paredes, equivocand­o nombres y metiendo furcios por tevé a ritmo continuo nos otorga el beneficio de la duda. Y en otros casos se revela más genuina. Nadie ha visto ni oído nunca a Vicky Xipolitaki­s obrar según los cánones. Con la misma naturalida­d con que difunde un video en el que pilotea un avión comercial sale por las calles de Nueva York enfundada en un vestido empapelado de dólares para que la gente se los arranque y, de paso, paliar la indigencia. No ca-

sualmente tuvo su hora de romance con el diputado José Ottavis, bailarín todo terreno y autor de la frases incendiari­as.

NOTICIAS: ¿Quiénes le parecen los políticos más frikis de Argentina?

Milei: No sé. No pierdo tiempo mirando gente que me parece deplorable. En general todos me parecen unos mentirosos. Son inútiles, son parásitos. De hecho la política es el arte de engañar a las personas. El arte de hacerlos sentir menos. De oprimirlos. De hacerlos sentir incapaces. Yo soy minarquist­a estático (el Estado sólo para seguridad y justicia) y anarcocapi­talista dinámico. Yo no creo en el Estado. Es nuestro enemigo.

Milei va entrando en calor. Se enfervoriz­a y sube la voz. No se fía del sistema de representa­ción democrátic­a pero tampoco explica cómo funcionarí­a su capitalism­o utópico. Habla de los “héroes” que contribuye­ron a derribar el Muro de Berlín como Margaret Thatcher y Ronald Reagan. NOTICIAS: Dice que por la calle lo paran y se hace como 30 selfies por día, lo llaman de todos los programas de televisión, pero usted sabe que ese fenómeno no lo generan sus ideas económicas sino su eclecticis­mo… Milei: A lo que pasa conmigo yo lo llamo el error tipo 2. El error tipo 1 es cuando hacés todo bien y te sale mal. El tipo 2 es cuando hacés todo mal, e igual te sale bien. Concretame­nte en mi caso, los economista­s no son personas populares. En segundo lugar, soy un economista de una fuerte formación matemática y esa es la rama menos popular de los economista­s. En tercer lugar, soy liberal en un país de zurdos, con lo cual, las chances de que me convierta en una persona popular deberían ser verdaderam­ente nulas. Lo lógico sería que me odiaran, no que me amen.

NOTICIAS: ¿Pero aman su anarcolibe­ralismo o su personaje?

Milei: Yo creo que es una combinació­n. Al otro día de estar en lo de Fantino hablando sobre Keynes, por la calle una persona que claramente no era economista y claramente no era ABC 1 me dijo: “Grande Milei, ya entendí todo. Keynes era un hijo de puta”. La idea entra.

NOTICIAS: ¿En serio cree que le entendió la teoría económica?

Milei: Yo realmente creo que ellos creen en el argumento. Las ideas de la libertad son tan buenas, tan contundent­es, que hasta un impresenta­ble como yo las hace lucir bien. Tiene que ver con eso. Lo que pasa es que esta sociedad está enferma enferm de socialismo, y sobre todo en determinad­as deter capas sociales, más cerca del ABC 1, son muy culposos, entonces ento son todas socialista­s o socialdemó­cratas sociald y ya tienen empastado el cerebro.

NOTICIAS: Está un poco obsesionad­o con el socialismo. Hasta acusó de comunista al Papa…

Milei: El Papa es comunista. No sólo es comunista, sino que es el representa­nte del maligno en la casa de Dios. Él va en contra de la Ley de Dios. Por ejemplo, uno de los mandamient­os es “No robarás” y sin embargo es partidario de la redistribu­ción del ingreso, y la redistribu­ción del ingreso es un acto violento que parte de un robo: los impuestos son un robo. De hecho, el Estado es ética y moralmente inferior al ladrón vulgar. Porque el vulgar da la cara, se arriesga, te enfrenta, corre riesgos. En cambio el Estado, se ampara en el monopolio de la violencia. Es el robo institucio­nalizado. Para redistribu­ir el ingreso vos le tenés que sacar algo a alguien que se lo ganó genuinamen­te. No sólo robás, sino que castigás al que más contribuye al bienestar humano.

NOTICIAS: ¿Por qué no va a estar en el Bailando? Diga la verdad, no arregló el cachet…

Milei: Hay varias cuestiones. Me parece que reducirlo sólo al dinero no es feliz. Porque, primero, yo hago solamente cosas que me diviertan.

NOTICIAS: Tuvo una reunión... Milei: Tuve una reunión de dos horas, en las que me divertí profundame­nte. Me encantaría ir a comer algo con el Chato Prada y Fede Hoppe.

NOTICIAS: ¿De qué hablaron? Milei: Lo primero que hicieron fue tratar de explorar si yo era un personaje o era yo. Y se dieron cuenta de que soy un producto genuino. Sé que esto va a sonar pedante, pero no por nada mis seguidores tienen una serie de videos que se llaman “Milei modo

 ??  ?? Por ALEJANDRA DAIHA *
Por ALEJANDRA DAIHA *
 ??  ?? MARADONA. El frikismo del Diez oscila entre la locura y la genialidad. Como un Dios profano.
MARADONA. El frikismo del Diez oscila entre la locura y la genialidad. Como un Dios profano.
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 ??  ?? MODO SELFIE. El diputado Olmedo, disruptivo. En sus videos, la ex diputada Sandra Mendoza se anima al humor.
MODO SELFIE. El diputado Olmedo, disruptivo. En sus videos, la ex diputada Sandra Mendoza se anima al humor.
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 ??  ?? DE FAMILIA. Los hermanos Caniggia, Alex y Charlotte, son jóvenes exponentes de este fenómeno. Su madre, Mariana Nannis, fue una pionera del género.
DE FAMILIA. Los hermanos Caniggia, Alex y Charlotte, son jóvenes exponentes de este fenómeno. Su madre, Mariana Nannis, fue una pionera del género.

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