El impacto de sentir:
Emociones y sentimientos fueron y son determinantes en el progreso o atraso de la civilización humana.
emociones y sentimientos fueron y son determinantes en el progreso o atraso de la civilización humana.
El neurocientífico portugués António Damásio se consagró, a sus 74 años, como uno de los intelectuales que más comprenden el funcionamiento de nuestro cerebro. Al lado de su esposa y colega de profesión, la también portuguesa Hanna, de 75 años, dirigen el centro de investigaciones de su área de trabajo en la Universidad del Sur de California. En su primer best-seller, “El error de Descartes”, escrito en 1994, Damásio exploró la idea de cómo el conjunto mente y cuerpo define a los seres humanos. En su nuevo libro, “El extraño orden de las cosas”, agrega otro elemento esencial a esta fórmula: los sentimientos.
¿De qué manera la rabia, la alegría y otras expresiones humanas fueron y son motores del proceso civilizatorio? ¿Y cómo es posible que esas mismas emociones colectivas pueden llevar a un retroceso? Esas y otras preguntas son las que Damásio busca responder, y sólo por eso logra desatar una polémica.
PERIODISTA: ¿Por qué, en los últimos años, investigadores como usted y el primatólogo holandés Frans de Waal están llevando a la ciencia por el camino de los sentimientos cuando, históricamente, ella se concentra- ba más en analizar el intelecto?
António Damásio: Por dos razones. Primero, porque hubo un siglo XX con una tendencia intelectualista en el que se le daba valor a la razón, pero consideraba que el afecto era algo que no merecía ser estudiado. Más aún, predominaba la idea de que es necesario suprimir las emociones porque no vale la pena manifestarlas. Esa filosofía llevó a un menosprecio de la vida, o al menos de este aspecto esencial de ella. Hoy podemos comprender que los sentimientos integran el conjunto que forman el cuerpo y la mente, siendo determinantes para todo lo que la humanidad construyó. El segundo motivo para la falta de investigaciones de este tipo hace algunas décadas atrás es técnico: se probó que es más complejo explicar nuestros afectos que nuestra razón.
PERIODISTA: ¿Por qué?
Damásio: El intelecto está ligado al córtex cerebral, cuya estructura es resultante de una evolución moderna del cerebro. Los sentimientos provienen del tronco del cerebelo, de la espiral de la médula, de los nervios periféricos, en resumen, de una mecánica cuyo origen se confunde con el principio de evolución de los seres vivos. Esa estructura, la historia de su formación y como ella actúa son aspectos muy difíciles de ser estudiados. Recién ahora comenzamos a desvelarlos. Apuesto a que en los próximos cinco años se publicarán conclusiones científicas que van a revolucionar ese conocimiento.
PERIODISTA: ¿De dónde provienen los sentimientos?
Damásio: De un proceso biológico que se integra al sistema formado por la mente y el cuerpo. Ellos desempeñan un papel fundamental en el proceso civilizatorio. La rabia, la alegría, la tristeza delinearon la cultura, las artes, las guerras, la ciencia, la tecnología, todo lo que nos define. Ahora, para entender el contexto, es preciso tener en cuenta que existen dos aspectos del vivir. Uno es orgánico, relacionado con el cuerpo. De allí vienen las emociones. Si el organismo no está saludable manifiesta
“La rabia, la alegría, la tristeza, delinearon la cultura, las artes, las guerras, la ciencia, la tecnología, todo lo que nos define.”
eso externamente. Se nota cuando alguien se muestra feliz o atrapado en la amargura. Por ejemplo, si un individuo siente un dolor enorme en el corazón, debido a una enfermedad cardíaca, su sufrimiento es evidente, de manera objetiva. Pero los sentimientos son otra cosa. Ellos reflejan aspectos internos y están asociados a la mente o, como se definía antiguamente, al alma. Por estar dentro nuestro son subjetivos. Consecuentemente, no se exhiben al público. Podemos esconder sentimientos, pero no emociones. Funciona así: mi cuerpo puede revelarse como feliz; pero, internamente, tal vez me sienta deprimido. Al mismo tiempo, hay momentos en que las emociones y sentimientos están en sincronía. Todo lo que un ser humano hace, individual y colectivamente, es un reflejo de demostraciones emotivas y sentimentales.
PERIODISTA: ¿Somos seres más sentimentales que racionales?
Damásio: No. En realidad se trata de una mezcla. Lo que quiero resaltar es que es necesario comprender que, además de la razón, podemos usar los sentimientos a favor del proceso civilizatorio. Hay quienes creen que estoy reduciendo a los seres humanos al dar la idea de que las emociones y el sentir son los que nos guían. Eso es porque anteriormente la ciencia se apoyaba en la propuesta de que la razón era lo que nos separaba de otros seres vivos. Es un análisis equivocado. Presentamos sentimientos de una complejidad y una dimensión incomparables a los de los seres no humanos. Y es lo que nos convierte en el animal más especial de este planeta. Mi nuevo libro es un intento desesperado de demostrar cómo funcionamos, desde el punto de vista de los sentimientos, para que podamos dominarlos en función de extraer lo mejor de ellos.
PERIODISTA: ¿Por qué dice que es un intento desesperado?
Damásio: Hay muchas mezclas que podrían ser evitadas para tener un mayor control de los sentimientos. Extrayendo lo mejor de ellos podemos construir nuestra historia, las tecnologías, las ciencias y las sociedades culturales.
PERIODISTA: ¿De qué manera somos superiores a los seres no humanos?
Damásio: Las emociones están presentes hace miles de millones de años en los seres vivos, hasta en las bacterias. Estas ya manifiestan físicamente estados que indican si están bien o mal sin, por eso, tener capacidades mentales. Las raíces de nuestros sentimientos son fruto de milenios de evolución, que nos llevaron desde manifestaciones emotivas primarias a procesos elaborados. Eso sólo fue posible por la aparición del sistema nervioso y del cerebro, en intrincados organismos multicelulares. Fue cuando los seres humanos progresaron, usando ese avance como impulsor. Perros, gatos, chimpancés, tienen tanto emociones como la capacidad de sentir, pero lo que sucede con nosotros es que lo vinculamos al conocimiento acumulado, y así es que se creó la humanidad. PERIODISTA: ¿Cuándo nos convertimos en seres sentimentalmente evolucionados?
Damásio: En el momento en el que pasamos a reunirnos en torno de las fogatas. Fue allí que comprendimos las ventajas sociales de los sentimientos y cómo ellos nos ligan en lazos familiares.
PERIODISTA: Si los sentimientos son un factor para la evolución que nos ayudan a sobrevivir en el mundo, ¿cómo explica usted que puedan llevarnos a decisiones como el suicidio?
Damásio: Los organismos que tienen un estado normal de salud buscan la felicidad por medio de exhibiciones sentimentales. A veces, sin embargo, hay fallas en el cerebro. La depresión es una dolencia de ese género, que puede conducir a tomar decisiones nada relacionadas con el proceso evolutivo, como el de matarse a sí mismo. Las personas no se suicidan por deporte, lo hacen debido a una alteración química en la mente. Claro que también los factores externos pesan. Es por eso que actualmente, con tantas perturbaciones sociales, el índice de suicidios está aumentando.
PERIODISTA: Cuando los sentimientos adquieren un carácter colectivo
en las redes sociales, como Facebook por ejemplo, tienen más chance de perder su esencia o de adquirir formas extremas?
Damásio: Sí. Internet hizo que la contaminación social en ese sentido sea más sencilla y más veloz. Es una de las enfermedades que podrían ser evitadas. Las redes sociales nos brindan ventajas, porque agilizan la comunicación. Pero al mismo tiempo permiten que el conocimiento se esparza sin dar lugar a la reflexión. Eso puede generar reacciones impulsivas de una mayoría, reflejadas en me gusta o no me gusta instantáneos. Ese es un escenario que inevitablemente arrastra a multitudes hacia extremos sentimentales. Las consecuencias sociales y políticas de esa adopción tan rápida de sentimientos ajenos son peligrosas.
PERIODISTA: ¿Cuáles serían esos efectos? Damásio: De manera periódica, una parcela del mundo cede a los sentimientos colectivos, lo que lleva a extremismos. Así es como surgieron el nazismo y el comunismo tal como existió. El descontrol de los sentimientos colectivos en internet puede llevar a autocracias.
PERI ODISTA: ¿Cómo controlar eso? Damásio: Con la diseminación de conocimiento. Es preciso hacer un esfuerzo para enseñar ya desde la infancia a las personas a lidiar con los propios sentimientos. Existen expresiones que deben ser tenidas como positivas o negativas. Si comprendemos cuáles son las situaciones que tienen efectos contraproducentes, como la rabia, evolucionamos y combatimos tanto lo que ocurre hoy con el radicalismo en internet como lo que puede terminar en dic- tacuras.
PERIODISTA: ¿Cómo implementar esa educación?
Damásio: Es preciso tener voluntad social y política. Ocurre que, por nuestra biolog{ia, es natural manifestar sentimientos como el odio, que llevan a conflictos que provocan daño a nosotros y a otras personas. Deberíamos implementar en las escuelas la educación vinculada con la inteligencia emocional, para mostrar cuáles son las ventajas que atraen los buenos sentimientos y la contención de los malos. La esperanza es que, de ese modo, podamos crear condiciones para una vida mejor, en busca del progreso civilizatorio. Desde el punto de vista científico, un comienzo podría ser la puesta en marcha de clases relacionadas con los sentimientos, como las técnicas de meditación.
PERIODISTA: ¿Y si no hiciéramos nada?
Damásio: Si no tomamos conciencia de nuestras actitudes emocionales será inevitable que repitamos la historia. Nuestro cuerpo y nuestra mente están programados para la reproducción de lo que siempre hicimos. Tenemos que ser racionales en relación a esto. Actualmente, la falta de conocimiento histórico, sentimental y del estado actual del mundo para una gran mayoría de las personas, puede conducir (una vez más) al surgimiento de gobiernos autoritarios, al aumento del terrorismo, o sea, a las manifestaciones culturales provenientes de los sentimientos negativos.
PERIODISTA: Si progresamos desde el punto de vista cultural y científico, ¿es posible que evolucionemos en lo que respecta a nuestros sentimientos?
Damásio: El abanico de emociones con las que trabajamos es el mismo desde los tiempos primitivos. Con los sentimientos ya avanzamos en cómo lidiar con ellos. Aprendimos a ser menos violentos que hace mil años. También evolucionamos en nuestra bondad, lo que dio origen a movimientos que pregonan por la paz. Pero hay nuevos riesgos. Por ejemplo, estamos desarrollando inteligencias artificiales capaces de simular emociones, pero no de sentir de verdad, justamente por no tener vida. Eso puede terminar en la fabricación de monstruos que nos vean como una amenaza.
“El descontrol de los sentimientos colectivos en internet puede llevar a autocracias. Es controlable con la difusión del conocimiento."