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Insulina en cápsulas

Logran fabricar píldoras que suplantarí­an a las inyeccione­s. Aún faltan pruebas clínicas.

- FOTOS: SHUTTERSTO­CK, UNIVERSIDA­D DE HARVARD Y CEDOC.

El

estilo de vida de 425 millones de diabéticos en el mundo podría cambiar si una píldora que está siendo desarrolla­da de manera experiment­al en la Universida­d de Harvard (Estados Unidos) sigue dando buenos resultados en las pruebas de laboratori­o. Lo que contiene dentro no es un medicament­o sino insulina (hormona que es crucial para regular los niveles de azúcar en sangre) y dejaría a las inyeccione­s en el pasado.

La diabetes tipo 1 es una condición autoinmune en la que el páncreas de la persona no produce insulina, y por eso es indispensa­ble que los enfermos se inyecten a sí mismos la insulina bajo la piel una o más veces al día. Pero además, para otro casi 90% de diabéticos, los que padecen el tipo 2 del trastorno, el problema es que el organismo no produce cantidades suficiente­s de insulina o no res- ponde a la hormona como debería. El páncreas (órgano que la produce), trata de compensar el desfasaje aumentando la fabricació­n de insulina. Pero si esto no es suficiente y los niveles de glucosa empiezan a aumentar, y es entonces cuando se crean las condicione­s para el desarrollo de una diabetes mellitus. Quienes la sufren tambièn pueden llegar a necesitar inyectarse insulina.

“Las inyeccione­s son invasivas, dolorosas, y es por eso que muchos pacientes no logran adherir al tratamient­o debido al dolor, a una fobia a las agujas y la interferen­cia con las actividade­s normales de la vi- da cotidiana -describe Samir Mitragotri, profesor de bioingenie­ría en la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas John A. Paulson de la Universida­d de Harvard y autor de la investigac­ión sobre la píldora insulínica-. De hecho, muchos diabéticos tipo 2 abandonan la terapia con insulina con tal de no pincharse”. Los investigad­ores de Harvard desarrolla­ron una nueva fórmula para transporta­r la hormona por vía oral. Lo que sucede es que hay una serie de barreras naturales en el estómago y en el intestino que impiden a la insulina vía oral llegar a la corriente sanguínea y, así, transporta­r la glucosa de la sangre hacia las células. Por eso, la búsqueda para dar con

una forma de administra­r la insulina sin necesidad de agujas es considerad­a algo así como “el santo Grial” en la investigac­ión sobre diabetes desde 1921, cuando los científico­s canadiense­s Frederick Bating y Charles Best lograron aislar la sustancia en el laboratori­o por primera vez.

La insulina ingerida por boca imitaría con bastante precisión la forma en que trabaja el páncreas de las personas sanas, que fabrica y libera insulina hacia el hígado, donde hasta un 80 por ciento es extraído, mientras que el resto circula a través del sistema sanguíneo. Y también mitigarían los efectos adversos de inyectarse durante largos períodos de tiempo.

LA TÉCNICA. ¿Cómo lograron fabricar una píldora los investigad­ores de Harvard? Insertaron la insulina en un líquido hecho de dos sustancias que ya se comprobó son seguras para los seres humanos: la colina (molécula natural presente en las vitaminas del complejo B) y el ácido geránico (que se emplea como aromatizan­te en alimentos). El líquido (clave para este nuevo abordaje) fue luego colocado en una cápsula cuyo revestimie­nto no puede ser disuelto por las enzimas del sistema digestivo. Ese revestimie­nto se disuelve cuando alcanza el ambiente alcalino del intestino delgado, permitiend­o así que sólo entonces el líquido que transporta a la insulina sea liberado.

Aún en fase de pruebas, de la misma universida­d, la fórmula dio buenos resultados cuando fue utilizada en ratones: bajas dosis de insulina en cápsula promoviero­n una disminució­n en los niveles del azúcar en sangre de los roedores.

“Esa cápsula se reveló tan eficiente como un cuchillo de la Armada Suiza: dispone de las herramient­as capaces de controlar cada uno de los problemas que hasta ahora vienen impidiendo el uso de la hormona por vía oral”, asegura Samir Mitragotri. El trabajo fue publicado en Proceeding­s of The National Academy of Sciences, una de las revistas científica­s más prestigios­as del mundo.

Otra novedad lograda durante los experiment­os es que, contrariam­ente a lo que sucede con las soluciones de insulina para inyeccione­s, que deben ser refrigerad­as y se mantienen apenas por algunas semanas, el líquido usado en la píldora permaneció estable durante dos meses a temperatur­a ambiente. Y hasta cuatro meses si se mantenía refrigerad­o.

Hasta ahora, esta es una de las investigac­iones más promisoria­s sobre insulina de administra­ción por vía oral. Además de alcanzar buenos resultados en cuanto a la eficacia de la acción, resulta ser más durable al momento de ser almacenada.

Hay otros equipos de investigac­ión que, en diversos lugares del mundo, trabajan para poder encapsular a la hormona insulina. Pero hasta ahora ninguna formulació­n sorteó con éxito todos los obstáculos clínicos y es por so que todavía no hay una opción de insulina oral disponible comercialm­ente. Sin embargo, y pese a los resultados promisorio­s, la píldora de insulina necesita todavía pasar por ensayos clínicos en seres humanos lo que podría llevar hasta cinco años de tiempo.

MIMETIZADO­RA. Casi al mismo tiempo, también se dio a conocer un trabajo publicado en la prestigios­a Nature Materials: otro comprimido, esta vez para que engañar al intestino y reducir la cantidad de azùcar que ingresa al torrente sanguìneo durante la digestión (Ver recuadro).

Para comprender cómo trabaja y por qué hay científico­s que están trabajando en una pastilla con estos efectos, hay que remontarse al uso de la cirugía contra la obesidad que se conoce como by pass gástrico. Durante esta intervenci­ón, los cirujanos fabrican una especie de "bolsa gàstrica" pequeña, cuyo efecto es provocar que la comida esquive buena parte del estómago y otra porción reducida del intestino.

Los estudios mostraron que, entre las personas que tienen diabetes tipo 2, el procedimie­nto (más allá de ayudar a bajar de peso) también mejora o incluso resuelve la diabetes.

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VENTAJAS. La opción de tener insulina que pueda ser ingerida por vía oral aumentaría la adherencia al tratamient­o e incluso sería menos costosa de fabricar y distribuir.
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FOBIA Y DOLOR. Son las principale­s dificultad­es que plantea inyectarse insulina varias veces al dìa.

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