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El psicólogo de Baratta:

Quién es Daniel Agostino, el profesiona­l que analizó al protagonis­ta de los cuadernos K.

- JUAN LUIS GONZÁLEZ jlgonzalez@perfil.com @juanelegon­zalez

Daniel Agostino atendió durante años al hombre de las valijas K y conoce todos sus secretos. Qué contaba el chofer Centeno de esas visitas.

En

la mesa ratona hay cinco celulares. Cuando suena el primero, Roberto Baratta no lo duda y atiende. Se pone a hablar, como si no estuviera en el medio de una charla terapéutic­a. A los minutos corta y se disculpa. No pasa mucho tiempo hasta que llaman a otro de sus aparatos y el ex subsecreta­rio de De Vido vuelve a contestar. Otra vez pide perdón. Durante el encuentro, de una hora, la situación se repite una y otra vez con cada uno de sus teléfonos. Es entendible: Baratta es una pieza clave en el reparto de bolsos K y, como tal, es un hombre ocupado. Pero la paciencia tiene un límite y la de Daniel Agostino, psicólogo y psiquiatra, se agotó. Antes de despedirlo de la última no traerse tiene sesión, de sentido su trabajo le si avisa él y no que concentrar­se puede todo abs- esto en la terapia. Baratta, que pasó años junto a Agostino, entiende el mensaje y se sube, resignado, a un Toyota Corolla, donde lo espera un curioso chofer que anota en sus cuadernos Gloria todo lo que ve. El resto de la historia es conocida.

Agostino recuerda que la última vez que atendió a Baratta fue entre el 2009 y el 2010, 10, aunnque aunque en los cuadernos de e Oscar Centeno se registran n visitas a su psicólogo hasta a el 2007. En esas anotacione­s es se adivina el estilo de vida del detenido ex funcionari­o, que a veces concurría dos o tres martes al hilo -siempre tenía sesión a las 14-, y luego se ausentaba por un mes de las sesiones. Ese ritmo es el que alteró a Agostino y lo terminó agotando. “Me cansé de atenderlo, era imposible”, le asegura el psicólogo a NOTICIAS, aunque es lo único que va a decir. Agostino prefiere no salir del pacto de confidenci­alidad que tienen los pacientes con sus analistas, aunque quizás él sabe, gracias a Baratta, los secretos más íntimos de la corrupción K. De hecho, la anécdota de los cinco celulares la cuenta un amigo y colega de Agostino, que prefiere mantener el anonimato.

EL DOCTOR. El consultori­o del licenciado es muy humilde: mide seis metros cuadrados, tiene pocos muebles y la única privacidad que ofrece es dentro de un baño minúsculo. Su frente, color amarillo chillón, resalta del gris clásico de la avenida Mosconi, en los límites del barrio Villa Pueyrredón. La única ventana que tiene es pequeña y apenas deja pasar la luz solar. Es revelador que Baratta, el hombre que según Centeno movía millones y millones de dólares de coimas y sobornos, se hiciera atender en este lugar tan sencillo. Cuando Agostino, TICIAS, que apenas dice empezó no es de que se 61 sorprende: su años, el esposa escándalo ve venir lo Fernanda, primero de a NO- los cuadernos, te momento le iba había a llegar. avisado “Solo que tenía esmiedo de que me llamen a declarar”, dice, aunque asegura que aún no se buscó a sí mismo en los Gloria. Agostino trabajó durante los 90 en la a obra ob a socials de Fiat y Sevel, en ese entonces enttonc bajo control de los Macri, Macrii, y ahí a atendió a un familiar de dee Baratta B que, tiempo después, le pasó el contacto a Roberto. Al parecer, p Baratta se habría atendido ateend con el psicólogo muchos años antes de que comenzaran men de Centeno. C los Quizá apuntes si el psicólogo hablara podría po provocar un escándalo es mucho mayor que el de los cuadernos. u Baratta, al menos, puede respi pirar aliviado gracias al a la omertá de los psicó cólogos.

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EN TERAPIA. Agostino en la puerta de su consultori­o. Conoció a Baratta a través de un familiar en los noventa.
 ?? FOTOS: EDUARDO LERKE CEDOC. ?? GLORIA. Según los cuadernos de Centeno, Baratta iba a la sesión los martes a las 14, en Villa Pueyrredón.
FOTOS: EDUARDO LERKE CEDOC. GLORIA. Según los cuadernos de Centeno, Baratta iba a la sesión los martes a las 14, en Villa Pueyrredón.

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