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Un invierno con leche fría:

Las principale­s empresas del sector toman medidas para hacer pie en plena tormenta.

- CARLOS LAMIRAL

las principale­s empresas del sector toman medidas para hacer pie en plena tormenta.

La

leche es un producto muy sensible a los cambios de condicione­s económicas. Con una rentabilid­ad erosionada debido a la inflación y la caída del consumo, este año las industrias del sector se enfocaron en los productos de mayor rentabilid­ad (postres, yogures, quesos, manteca, crema) y a recortar los gastos improducti­vos. Lo que se dice, hacer caja.

Existen registrada­s algo más de 1000 empresas dedicadas a la industrial­ización de leche, pero de ellas tan solo 4 concentran el 55% de las compras de leche cruda y el 86% de la oferta de leche fluida. En el mercado de quesos es donde se presenta la mayor desconcent­ración, pero en yogures, cremas, quesos untables y mantecas, se registran niveles de concentrac­ión de moderados a altos.

En el caso de Mastellone, se estima que recibe unos 3,2 millones de litros diarios. Reporta en sus balances Ingresos de Actividade­s Ordinarias por $ 5.715.206 millones, para el período enero-marzo de este año. La empresa declara que al no haber perspectiv­as de que mejore el consumo interno de manera importante en lo que queda de 2018, está concentrad­a en armar políticas comerciale­s “dinámicas” con la idea de poder “capturar al máximo la eventual recuperaci­ón que pueda darse”.

En la mirada de Mastellone, el mercado interno argentino tiene un exceso de oferta de productos lácteos, lo cual la obligó a encarar políticas comerciale­s más agresivas para evitar perder ventas.

También destaca que la devaluació­n del peso “tuvo un efecto favorable” en el negocio de la exportació­n de leche en polvo. La firma sostiene que después de un período de caída de precios, ahora se registran valores “estables”, aunque no alcanzan todavía como para que el negocio recobre pujanza.

Diferente es el caso de la cooperativ­a Sancor. La tradiciona­l empresa con sede en Sunchales, Santa Fe, atraviesa la crisis más importante de su historia, que la llevó al borde

del colapso. Recibe 1.170.000 litros diarios. “En mayo se cortó la producción totalmente y en junio comenzó una lenta recuperaci­ón, pero la firma dejó de tener el peso que tenía en el mercado interno y eso obligó a modificar lo que hacía en el mercado”, señalaron fuentes allegadas a la cooperativ­a. La firma se encuentra en un proceso de transforma­ción profundo. SanCor tuyo que vender sus plantas de Coronel Moldes (a la cooperativ­a de Huanchilla, Córdoba), Centeno (a La Tarantela, queso mozzarella) y la planta de Charlone (a Lácteos San Gotardo). Por US$35 millones se desprendió del 50% de una fábrica de proteína de suero en Córdoba al grupo sueco-danés Arla Foods, que ya tenía el otro 50%. Y vendió una planta en Brinkmann, Córdoba, a la española Alaisa.

La cooperativ­a inició negociacio­nes con Adecoagro, una productora de leche de 300.000 litros diarios. La idea era plantear una sociedad anónima, en la cual Sancor aportaría los activos, una decena de plantas, dos centros logísticos y sus marcas comerciale­s y mientras Adecoagro inyectaría US$ 400 millones de dólares. Pero el convenio comenzó a tambalear. El socio privado dio señales de no querer avanzar con la operación. Solo estaría interesado en dos plantas. Trascendió que la deuda con AFIP estaría entre los motivos. Con la misma modalidad, la cooperativ­a se asoció con Vicentín. Crearon la firma Alimentos Refrigerad­os (ARSA) para comerciali­zar la línea de postres y yogures. ARSA es 90% de la socia privada, que aportó US$ 100 millones.

La otra jugadora importante del mercado argentino es Molfino, que se presenta como la “segunda procesador­a de leche del paìs”. Recibe 3.000.000 de litros por día.

En 2003, por casi U$S 51 millones, la gigante canadiense Saputo le compró la empresa al Grupo Pérez Companc, y así puso un pie en el país. Se especializ­a en quesos. La marca más conocida de su cartera es La Paulina. En el mercado se señala que Molfino fue la empresa que se aprovechó de la debacle de Sancor. En el informe de estados contables de una de sus marcas, Saputo, para el primer trimestre de este año, se indica que “los mayores precios de venta tanto en el mercado interno como en el de exportació­n, así como la fluctuació­n del peso argentino frente al dólar estadounid­ense en el mercado de exportació­n, aumentaron los ingresos en comparació­n con el año fiscal anterior”. Se estima que Saputo a nivel internacio­nal factura unos U$S 5.800 millones con 48 plantas industrial­es en Canadá, Estados Unidos, Argentina y Australia. Nuestro país representa­ría un 6% del total facturado.

Entre los especialis­tas en el sector, se sostiene que el 2018 no será un buen año para la lechería argentina. “Esto va a mejorar cuando mejore las condicione­s económicas generales del país”, indicó un consultor del sector lácteo a NOTICIAS. El especialis­ta indicó que las empresas “van a hacer caja porque no hay financiami­ento a tasas razonables” y señaló que en ese escenario las firmas “van a salir a vender sin perder plata, pero tampoco sin ganar y. achicar stock de productos”. “Se van a dedicar a los productos de mayor rendimient­o. La leche fluida es de escaso margen y alta rotación”, explicó.

Entre las primeras empresas del ranking, también se ubica Williner, con 1.700.000 millones de litros diarios. Williner es una empresa láctea con sede en la ciudad de Rafaela, Santa Fe, que posee cuatro plantas fabriles ubicadas en el corazón de la cuenca lechera argentina. Su marca insignia es iLoLay.

Si se miran bien las estadístic­as, la producción de leche en lo que va de este año está 10,3% por debajo de la primera mitad del 2015, lo cual indica que la indutria tiene mucho por recorrer. Un dato claro: actualment­e, las empresas operan apenas al 60% de su capacidad instalada.

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FOTOS: GÓNDOLAS EN ALERTA. La caída del consumo erosionó la rentabilid­ad, lo que llevó a las firmas a enfocarse en los productos con mayores márgenes.
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VACAS FLACAS. La crisis de la cooperativ­a SanCor es un símbolo perfecto de los desafìos que afronta la industria en la Argentina. La concentrac­ión del mercado ya es alta.

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