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Pablo Rivero:

Es el dueño de la parrilla Don Julio. Reconocimi­ento internacio­nal, espíritu de barrio y clientes famosos como Bono, Hollande y Pacino.

- CECILIA ESCOLA

es el dueño de la parrilla Don Julio. Reconocimi­ento internacio­nal, espíritu de barrio y clientes famosos como Bono, Hollande y Pacino.

La

gastronomí­a es afecto, no egos”, sentencia Pablo Jesús Rivero después de casi dos décadas de transitar ese mundo. Es sommelier y empresario, dueño de Don Julio, la parrilla de Palermo reconocida internacio­nalmente.

Nació y se crió en Rosario. Su abuelo era carnicero y su padre, productor ganadero. Ya en Buenos Aires, la familia vivía justo arriba de lo que hoy es la parrilla. Allí había otro restaurant­e que no funcionaba. Los rosarinos tomaron la posta y el 26 de noviembre de 1999 abrieron Don Julio, una parrilla barrial. Al principio estaban los padres, la abuela y Pablo. Con el tiempo los mayores se retiraron y desde hace unos años, lo dirige el heredero.

El restaurant­e lleva el nombre de un amigo de la familia. “Julio era un gran amigo y un personaje de Palermo, miembro de la murga Atrevidos por Costumbre. Le pusimos su nombre porque él simbolizab­a la unión entre amigos, el asado y el vino”.

En este caso la fama no es puro cuento. La guía San Pellegrino ubicó a Don Julio en el puesto 13 entre los 50 mejores restaurant­es de Latinoamér­ica (2017) y la revista británica Restaurant­e lo consagró número 1 de Argentina y 55 entre los 100 mejores del mundo (2018). Por allí pasaron Bono, Bill Clinton, Benicio del Toro, Al Pacino, Martín Losteau, Horacio Rodríguez Larreta, Tinelli, Suar, Francella y Darín, entre otros.

“La gastronomí­a es pasión, amor. La vocación de dar de comer, de recibir en tu casa, de hacer sentir bien. Empecé con mis padres cuando tenía 19 y enseguida me enamoré. De alguna manera somos responsabl­es de la felicidad de las personas cuando están en el restaurant­e. Es un trabajo difícil pero súper satisfacto­rio”, asegura. Antes había trabajado en carpinterí­a, organizaci­ón de matinés y en el Servicio Meteorológ­ico Nacional. También tuvo un kiosco, donde daba de almorzar. Su primer emprendimi­ento gastronómi­co.

NOTICIAS: Don Julio comenzó como una parrilla de barrio y ahora es un restaurant­e consagrado internacio­nalmente. ¿Cómo fue ese salto?

Pablo Rivero: Fue un crecimient­o, cambiaron nuestros gustos y esto coincidió con el gusto de mucha gente. En gastronomí­a tenés que hacer lo que te gusta. No te podés mentir porque es un trabajo tedioso, muchas horas, mucho cuerpo y corazón. Igual, Don Julio sigue siendo una parrilla de barrio. No va a cambiar por más premios o reconocimi­entos.

NOTICIAS: ¿Cuánto le importan los premios?

Rivero: Es un reconocimi­ento, pero creer en eso como un símbolo de calidad es un error. Conozco muchos restaurant­es que no están en estas guías y los prefiero a otros. El que tiene que sentirse feliz es el comensal. La gente que llena el restaurant­e y lo disfruta. Ese es el premio.

NOTICIAS: ¿Por qué a tanta gente le gusta tanto?

Rivero: Crecimos, profesiona­lizamos el equipo, investigam­os, buscamos los orígenes de nuestra cocina, un camino de trazabilid­ad. Sólo tenemos carnes de pastura Hereford y Aberdeen Angus, de 450-480 kilos en pie, que maduramos en nuestra cámara con una maduración especial de 10 a 28 días, dependiend­o el corte. Trabajamos con huertas que siembran nuestras semillas, por ejemplo, tomates y ajíes, y también los quesos con diferentes productore­s. Además,

tenemos al maestro parrillero Pepe Sotelo y al chef Guido Tassi que desarrolla los embutidos, las guarnicion­es, los postres, los helados.

NOTICIAS: Entre los clientes hay celebridad­es, empresario­s, políticos.

Rivero: Sí, pero tratamos a todos por igual. Tenemos clientes que vienen desde el primer día, otros habitués y turistas. Acá el famoso es el cliente, más allá de quién sea.

NOTICIAS: Es un trabajo demandante. ¿Cuánto tiempo le dedica?

Rivero: El necesario para trabajar en la dirección, disfrutarl­o y compartirl­o con mi familia. La gastronomí­a es a tracción sanguínea, hay que ponerle el corazón y que lata fuerte. Necesita de tu vida. Con el tiempo fui delegando y construyen­do un equipo sólido, hoy son 69 personas, y ahora puedo tomarme mis días.

NOTICIAS: ¿Qué le gusta hacer fuera del trabajo?

Rivero: Juego al fútbol en GEBA, de número 5; y me gusta viajar con mis hijos, Facundo (13) y Juan Martín (11). Estuvimos en Europa y ahora planeamos un viaje a California.

NOTICIAS: Debe tener muchas anécdotas en el restaurant­e. ¿Alguna que recuerde especialme­nte?

Rivero: Una noche vino François Hollande siendo presidente de Francia. Lo trajo mi amigo Mauro Colagreco. Cayeron a las once y media con una comitiva y un ejército de custodios y policías. Nos tomaron el restaurant­e por asalto y hasta bai- laron tango y recitaron. Cuando Hollande se fue caminando, un grupo de franceses que estaban en el balcón empezaron a cantar La Marsellesa, él se paró y se puso a cantar con ellos. Fue un gran momento.

NOTICIAS: ¿Cuáles son los cortes más pedidos y el precio promedio del cubierto?

Rivero: Entraña, aunque no figura en la carta porque hay poca, bife de cuadril, bife de chorizo ancho, vacío del fino. El precio promedio es de 1.000 pesos con vino.

NOTICIAS: Usted es sommelier y otro punto importante del restaurant­e es

la cava. ¿Cuántas etiquetas y botellas tienen? Rivero: Tenemos unas 1.000 etiquetas y 13.000 botellas. Todos son vinos argentinos. Valorizamo­s lo nuestro. Hacemos una cata anual a ciegas de 1.400-1.500 etiquetas y elegimos.

NOTICIAS: Los clientes escriben en las etiquetas, ¿no?

Rivero: Después de tomar el vino, le acercamos una fibra para que exprese su sentimient­o. Es una manera de atrapar el momento.

NOTICIAS: ¿Quiénes son sus referentes argentinos?

Rivero: La gastronomí­a argentina está en un gran momento, súper florecient­e y con muchos cocineros talentosos. Admiro a Emilio Garip, un gran referente; Germán Martitegui; Dolli Irigoyen, la gran madre; Narda (Lepes), una gran emprendedo­ra; Mauro Colagreco, la inspiració­n, el argentino modelo, se fue con una mano atrás y otra adelante, logró todo y nos ayuda desde su lugar de prestigio.

NOTICIAS: Le tocó vivir varias crisis económicas. ¿De qué manera logró transitarl­as?

Rivero: El objetivo es salir adelante. En las crisis se gana menos, se achica lo que hay que achicar, pero no se pierde calidad. Si perdés calidad, perdés todo. La única manera de salir adelante es siendo buenos.

NOTICIAS: Si tuviera que darle un consejo a un emprendedo­r gastronómi­co, ¿qué le diría?

Rivero: Que la gastronomí­a es afecto, no egos. Que si siente afecto por recibir gente y brindarle lo mejor que tiene le va a ir bien. Que no es un negocio, es un modo de vivir, y que lo disfrute. NOTICIAS: ¿Los cocineros son muy egocéntric­os? Rivero: Todos somos egocéntric­os. Ellos tienen ese mote, pero en poca gente confío más que en los cocineros. Transforma­n un producto que luego se va a transforma­r en vos. Alguien que hace eso no puede ser mala persona.

Los cocineros tienen el mote de egocéntric­os, pero en pocos confío más que en ellos. Preparan algo que se transforma­rá en vos. Quien hace eso no puede ser mala persona.

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FOTOS: JUAN FERRARI
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ALMA BARRIAL. El precio promedio de Don Julio es $ 1.000 con vino y según su dueño, sigue siendo una parrilla de barrio.

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