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Como impactara el impuesto a la riqueza en el exterior:

Dónde están las cuentas, los inmuebles y las inversione­s blanqueada­s por los argentinos.

- ALEJANDRO REBOSSIO arebossio@perfil.com @ale_rebossio

el impuesto dónde a están los inmuebles, las cuentas y las inversione­s declaradas por los argentinos en el extranjero. El debate en medio de la inflación más alta en 27 años.

Hasta

el blanqueo de capitales de 2017, los argentinos sólo tenían declarados ante la Administra­ción Federal de Ingresos Públicos (AFIP) bienes en el exterior por US$ 19.000 millones, sólo 1,9% de lo que tenían, según el informe elaborado por la ONG Tax Justice Network (TJN). Tras el sinceramie­nto fiscal, la cifra se sextuplicó, hasta 113.000 millones, 22% de lo que guardan en el extranjero.

Al votarse el blanqueo, el entonces ministro de Hacienda de Mauricio Macri, Alfonso Prat-Gay, propuso que se redujera el impuesto a los bienes personales, o a la riqueza, de 1,25% a 0,75% en 2016, 0,5% en 2017, 0,25% en 2018 y se elimine en 2019. Pero ante la súbita necesidad de que en 2019 se vuelva a la receta del déficit cero, como en la crisis de 2001, Sergio Massa propuso a los gobernador­es del PJ que negociaran el presupuest­o de Macri a cambio de un alza permanente a 1% de Bienes Personales, pero sólo los del exterior. Teniendo en cuenta la amnistía fiscal de 2017, recaudaría US$ 1.130 millones, casi un décimo de lo que se requiere bajar el déficit fiscal primario, es decir, antes del pago de una deuda que en sólo tres años subió de 52,6% a 81,7% del PBI, según el Estudio Broda. “Es una alternativ­a para que garpen los más ricos”, consignan en el Frente Renovador. La idea fue motorizada por su diputado Marco Lavagna.

Al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, no le gustó, pero aceptó debatirla en el Congreso con tal de avanzar con el presupuest­o. Ni lo mencionó Frigerio en su almuerzo del 12 de septiembre con empresario­s del Consejo Interameri­cano de Comercio y Producción (Cicyp). Pero en su entorno afirman que intentaran que el alza tributaria a la riqueza en el exterior sea rechazada en el Legislativ­o, o aunque sea se elimine a partir de 2021.

En el último blanqueo se sinceraron US$ 55.000 millones de inversione­s ocultas en el extranjero, de los cuales 30% estaba en EE. UU., 26% en Suiza y 15% en Islas Vírge- nes Británicas. Además se develaron cuentas por 25.900 millones, de los que 45% se encontraba en bancos estadounid­enses, 32% suizos y 9% uruguayos. También se exterioriz­aron inmuebles por 10.000 millones, casi la mitad en Uruguay, 37% en Estados Unidos y 4% en Brasil. Al finalizar el blanqueo, la AFIP se congratula­ba por el “sinceramie­nto de activos en el exterior por personas de alto poder adquisitiv­o”. Es que detectar bienes en el extranjero resulta difícil para cualquier país.

¿Qué opinan los expertos sobre la suba de Bienes Personales en el ex-

terior? “Parece una medida equitativa la idea de gravar a los de mayor capacidad contributi­va”, responde Darío Rossignolo, consultor de organismos internacio­nales. Otros colegas, Juan Carlos Gómez Sabaini y Dalmiro Morán, publicaron en 2016 un informe sobre tributos en Latinoamér­icano que calculaba la presión de los gravámenes sobre los patrimonio­s en 2011: la Argentina lideraba, con 3,1% del PBI. No se dispone de datos más actualizad­os que reflejen la mayor cobertura y la menor alícuota de Bienes Personales de los últimos años. Pero hay países desarrolla­dos que recaudan más del patrimonio, como Reino Unido (4,1% del PBI), Francia (4%), Canadá (3,7%), Bélgica (3,5%) o Israel (3,2%).

El contador Iván Sasovsky, cuyo estudio pertenece a Vistra Alliance, critica que se graven los bienes personales, pero admite que países desarrolla­dos lo aplican: “Si una persona sólo tiene el activo pero no una renta consecuent­e, la persona debería descapital­izarse para abonar el propio impuesto”. Sasovsky y sus colegas Jorge Gebhardt, del estudio Aguirre, Saravia & Gebhardt, y Ezequiel Passarelli, de SCI Group, recopilaro­n datos de países que gravan el patrimonio, aunque de modo distinto que en la Argentina:

“Es para que garpen los más ricos”, alegan en el Frente Renovador, que promovió la idea entre los gobernador­es. Macri la critica.

España: cobra a partir de 700.000 euros, con una exención por patrimonio inmobiliar­io de 300.000 y tasa de entre 0,2 y 2,5%. En la Argentina, el mínimo no imponible es 1,05 millones de pesos, equivalent­es a 22.717 euros, o US$ 26.184.

Francia: el llamado impuesto de Solidarida­d sobre la Fortuna fue reemplazad­o en 2018 por el tributo a la Fortuna Inmobiliar­ia, que se cobra a partir de 1,3 millones de euros, con una alícuota de 0,5% a 1,5%.

Noruega: su alícuota va de 0,9% a 1,1%. Italia: impone dos impuestos a la riqueza. El IVIE es de 0,76% sobre los activos reales fuera de Italia. Los valores se determinan por precio de compra o valor de mercado actual. Los impuestos a la propiedad paga-

dos en el país donde está el inmueble pueden compensar el IVIE. El otro es el IVAFE, de 0,15%, y se aplica a los activos financiero­s fuera del país.

Holanda: el Impuesto a la Renta de la Riqueza tiene una alícuota del 1,2%, pero va en aumento para los patrimonio­s mayores.

India: únicamente se aplica sobre bienes no productivo­s de renta, como vehículos, joyas o inmuebles no alquilados.

Uruguay: sólo se gravan bienes en el país, no en el extranjero, con tasas del 0,5 al 0,8% para residentes y del 0,7 al 1,5% para no residentes, sobre un mínimo de US$ 110.000.

Colombia: las tasas van del 0,4% al 1,5% y no se gravan las acciones, sujetas a un impuesto al capital.

Estados Unidos: no existe un impuesto similar que grave el patrimonio. Optó por el impuesto a la herencia, del 40%. Passarelli avisa: “Este impuesto es fácilmente eludible para los argentinos con bienes en Estados Unidos, con un esquema que involucra una BVI, que es una sociedad de las Islas Vírgenes, o una en Panamá que sea dueña de una corporatio­n o LLC (empresa de responsabi­lidad limitada) estadounid­ense”.

Sasovsky critica la suba del gravamen en la Argentina: “Puede ser leído como un incumplimi­ento del Estado a los beneficios ofrecidos para adherirse a la admistía fiscal”. Gebhardt se suma: “El impuesto sobre los bienes personales es una figura en extinción en el mundo. De 162 países, sólo 11 lo aplican: Francia, Noruega, Suiza a nivel cantonal, España, la Argentina, Colombia, Uruguay, Surinam, Arabia Saudita, Pakistán y Mozambique. El problema principal del tributo es su escasa recaudació­n, que implica un alto costo para el fisco. En nuestro país se lo utiliza como un arma política. Gravar más los ahorros en el exterior va en contra del principio de igualdad: ¿qué diferencia hay entre el ahorro local o en el exterior? Un incremento de la alícuota segurament­e generará conflictos judiciales”. Passarelli recuerda que el Gobierno se había comprometi­do en el consenso fiscal con las provincias, en diciembre pasado, a no incrementa­r Bienes Personales: “¿Cómo se pretende generar confianza y atraer inversores si cambiamos las reglas cada seis meses? Se tiene la sensación de que por tener el dinero afuera uno es menos argentino, pero es errado. Nuestro país no da garantías: inflación del 40%, crisis cada diez años, cambios impositivo­s cada seis meses”.

El economista Morán apoya con matices: “Veo positiva la suba desde una perspectiv­a de equidad, pero éste no ha sido precisamen­te el objetivo que ha guiado las reformas tributaria­s hasta ahora implementa­das”. El secretario de la Red de Justicia Fiscal de América Latina y El Caribe, Adrián Falco, modera su respaldo: “Es positivo gravar las grandes riquezas. Daría una caja interesant­e a los goberna- dores ya que es coparticip­able. Pero el problema está en los más de US$ 400.000 millones que siguen sin ser declarados. La pregunta es si esta medida, híper anunciada, no lleva a los blanqueado­res a desprender­se de bienes usando los servicios de banca y financiera­s para retornar a las sombras. La firma de intercambi­o de informació­n con Estados Unidos no es más que a requerimie­nto y en casos concretos, lo cual pone en terreno difícil cualquier intención de saber automática­mente qué bienes están allí declarados. En tanto no exista informació­n intercambi­able y continúen las guaridas fiscales, cualquier intento de gravar la riqueza tendrá éxito con los peces del acuario y no en los grandes océanos”.

Los críticos de la suba tributaria advierten que defrauda a los blanqueado­res. Quienes la apoyan señalan que se pesca en el acuario.

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FOTOS: AFP. INFOGRAFÍA: FERNANDO SAN MARTÍN.

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