Gonzalo Costa:
Es parte de “El club del Moro” por La 100, panelista de “Intratables” y hace “Yo no hablo así” en el Maipo. Herencia y bypass gástrico.
es parte de “El club del Moro” por La 100, panelista de “Intratables” y hace “Yo no hablo así” en el Maipo. Herencia, identidad y bypass gástrico.
Trabajo
en el programa de FM más escuchado de la Argentina, estoy en el programa político más importante, tengo mi propio espectáculo en el Maipo. ¿Qué más puedo pedir? ¿¡Camarones?!”, dice y suelta una carcajada. A sus logros, se suma su resta: a partir de un bypass gástrico, en el último año perdió 80 kilos. “Antes tenía desesperación por ser famosa porque sentía que no tenía tiempo, ¿hasta cuándo iba a vivir con 190 kilos?”. De mandatos ajenos y construcciones propias. Una amante de la palabra, empeñada en nombrar lo que le pasa. Nombrarse como una trans, que en su DNI sigue llamándose Gonzalo Costa y para todos es simplemente Costa. Sólo ella sabe lo que le costó cruzar su propio río y encontrarse en tierra firme, en la otra Costa.
NOTICIAS: ¿Qué le da más satisfacción, hacer reír o hacer pensar?
Gonzalo Costa: Lo único que me interesaba era que me reconocieran como artista, porque un artista te conmueve. Mi laburo en la tele tiene que ver con el artista.
Es hija de la crisis. Después de tanto anhelarlo, su primera temporada teatral en Mar del Plata coincidió con el verano 2002. Capicúa sin suerte, los espectadores se contaban con los dedos de una mano. “Me había ido a pasar Navidad a Córdoba, donde vive mi familia, y viajé en micro hasta Mar del Plata. En ese trayecto, hubo cinco presidentes (se ríe fuerte)”. Se queda macerando si hacer reír o hacer pensar, cuál es la cuestión. Concluye que no son esferas separadas: en noviembre, hará una obra en Microteatro que escribieron pensando en ella. “Un tipo entra al baño a masturbarse y piensa en su primera novia, en su cuñada… y aparezco yo como la concreción de todas las fantasías. Él dice: “Tengo el corazón roto”. El chiste obligado es: “A mí también me lo rompieron”. Le pedí al autor que agregara: “El cora- zón, ¿no?”. Esa es la risa que busco, implica una reflexión, una ironía, un ida y vuelta. Cuando empecé a laburar en el under, después de decir barbaridades en un boliche a las 3 de la mañana, me despedía con un poema de Benedetti o hablando de Borges. Eso me sirvió. Toda la vida busqué palabras”.
NOTICIAS: Buscar palabras es buscar un sentido.
Costa: Claro, cuando era chica, mi abuela me decía: “No importa que lo entiendas sino que lo leas”, y me daba a Alfonsina (Storni). Desde que tengo memoria, no quería ser un nene; sentía que lo que me pasaba no era lo habitual. A través de la literatura, supe que había mucha gente a la que le pasaban un montón de cosas. Cuando no me regalaban una muñeca articulada como quería, leía “El diario de Ana Frank” y decía: “¡Esta nena la pasó peor!” (sonríe). Tomás Eloy Martínez se me murió antes de poder agradecerle que leyéndolo a él, conocí autores como Rodolfo Walsh o Roberto Arlt, que al verlos mencionados, decía: “¿Quiénes serán?”. NOTICIAS: ¿Quién es usted? Costa: Antes pensaba que sólo era en el escenario. Ahora descubrí que no. NOTICIAS: ¿A partir de qué? Costa: Después de operarme, cuando decido aparecer como persona y dejo de lado el personaje. Antes era: me vas a mirar a como dé lugar.
NOTICIAS: Si llegó a “Intratables” en vez de a “Intrusos” habrá sido porque no fue “a como dé lugar”.
Costa: Ese era el proyecto del canal (se ríe). Me ofrecieron estar en “Intrusos” y dije que no, que me interesaba “Intratables”. “Cómo no te interesa 'Intrusos', es la insignia del canal”. “No digo que sea malo, pero no voy a desperdiciar mi inteligencia hablando de Vicky Xipolitakis, aflojen con la ginebra cuando me llamen”.
NOTICIAS: ¡¿Así contestó?!