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Javier Saiach:

Correntino y con corazón paraguayo, es el diseñador de alta costura buscado por las celebritie­s. Glamour estilo Oscar y competenci­a.

- GABRIELA PICASSO

correntino y con corazón paraguayo, es el diseñador de alta costura buscado por las celebritie­s. Glamour estilo Oscar y competenci­a.

En apariencia tímido, podría decirse que es un hermitaño que se esconde tras las faldas de sus lujosas creaciones. Pero aquel que se deje llevar por sus modos correctos, su voz atenuada de cadencia litoraleña y sus gestos medidos, se sorprender­á cuando descubra que está frente a un apasionado. Un hombre plantado justo donde quiere estar. Un creador, que increíblem­ente sin haber estudiado costuras jamás, con un ojo entrenado por una madre que le enseñó a buscar lo diferente, proyecta su realismo mágico en majestuoso­s diseños con vestigios de la jungla exhuberant­e o insinuacio­nes de un boato místico. Un mix glorioso y personalís­imo que es la marca registrada de este muchacho correntino casi misterioso, que maduró en tierras paraguayas y regresó listo para conquistar­lo todo. Sin falsas humildades, está seguro que lo logró: a sus pies hay una larga fila de divas y damiselas que quieren esos vestidos de reinas y princesas salidos de sus sueños rómanticos.

Javier Saiach: ¡Es complicado definirme! Empiezo por la familia. Papá Blas era constructo­r y mamá Yoly, empleada pública. Mi hermana Patricia me lleva 13 años; soy el príncipe de la familia. Soy un hombre que ama con locura lo que hace, que siente pasión por la vida y que sabe hacia donde quiere ir. Las pocas veces que fui a terapia llegué a la conclusión de que si tuviera que definir mi vida en una palabra, le pondría apasionada. Todo lo vivo con mucho calor, emoción y tiene que ser intenso. No hay grises para mí.

NOTICIAS: ¿Por qué es tan radical?

Saiach: Soy un bendecido, una persona a la que Dios le dio un don, el de saber diseñar, porque no estudié. Tengo un ojo estético heredado de mi madre.

NOTICIAS: Su mamá siempre daba la nota…

Saiach: Llamaba la atención. En la misa de un 8 de diciembre, la veo entre las mujeres vestidas de rosa, con un taftan tuquesa. Y me dije: “¡Quizás no es la más linda, pero seguro es la más elegante!”. Cuando le pregunté por qué se ponía un color que nadie usaba, me contestó: “Lo que se usa ya fue, la moda es lo que está por venir”. Se convirtió en mi lema. Mi madre me impulsó a ser distinto.

NOTICIAS: Algo no muy fácil en el interior, que es más conservado­r.

Saiach: Yo era demasaido educado y fino, me costaba rebelarme. Querían que fuera un profesiona­l. Estudié arquitectu­ra como un intermedio porque me presionaba­n para ser ingeniero y yo quería ser decorador. A los 19 vivía solo, quería desestruct­urame y perdí un año de la carrera. Para que mi mamá no se entere, le dije que me iba a estudiar a Paraguay con mi papá. Ellos se habían separado mal. Mi papá había sido un hombre violento y para ella fue una deshonra que me fuera con él.

NOTICIAS: ¿Cómo fue el reencuentr­o?

Saiach: Me dió la oportunida­d de conocerlo. Desarrollé mi carácter y mi nueva vida. Después de dos años de mentir con la carrera, anuncié que la había dejado. Fue un escándalo con llanto incluido. Me decían que nadie quería pagarle a un diseñador, salvo que fueras una estrella.

NOTICIAS: Y largamos como diseñador...

Saiach: Tenía 21 cuando empecé haciendo las vitrinas de perfumes en una multimarca. También asesoraba a amigas para vestirse en las fiestas. Un día, mi jefe vio en una fiesta a alguien que lo impactó y estaba vestida por mí. Me ofreció participar como diseñador en una tienda. Le confesé que no sabía coser un botón, que lo único que tenía era el gusto. Vine a Argentina, fui a Avellaneda y compré jeans, trenchs, camisas. Mezclé texturas, puse flores en los jeans, piedras con piel. En una noche vendí casi la mitad. ¿Dibujar? Odio dibujar. ¡Daba órdenes! Cortá acá, cosé allá. ¡Un tirano de la moda!

NOTICIAS: Parece correcto. Saiach: Lo soy. Nunca impongo, sugiero. Aprendí a negociar. Las clientas llegan con miedo, pero se encuentran con un ser humano que ama lo que hace y que te convence de ponerte algo que no te pondrías.

NOTICIAS: ¿Nunca estudió? Saiach: Jamás. Tengo un ojo entrenado para hacer que una mujer se sienta única. Les hago el total look: el peinado, el maquillaje. Me gusta que la mujer lleve un vestido de Saiach y no que mi vestido lleve a la mujer. NOTICIAS: El vestido de Pampita del Martín Fierro era majestuoso. Diseña para los Oscars o la Gala del Met y se encuentra con la alfombra roja local, ¿qué siente?

Saiach: Argentina se merece una alfombra como la de los Oscars. Hay diseño para logrararlo. Nosotros hacemos alta costura, hacemos el vestido desde cero y queremos provocar un sueño. NOTICIAS: Cuándo irrumpió no tan tímidament­e en el mercado local, ¿cómo lo recibieron sus colegas?

Saiach: No fui súper bienvenido. Cuando hacía una tapa, algunos llamaban para preguntar si había pagado o regalado algo para salir. Jamás pagué una celebridad ni hablé mal

de un colega. NOTICIAS: ¿Quiénes son sus competidor­es?

Saiach: En Argentina Adrián Brown, Laurencio (Adot) y como moderno, Juan Hernandez Daels, y Gino (Bogani) era lo más europeo que existía. Tuvo suerte, le tocó una época de lujo, con una argentina que no quería ser tan austera.

NOTICIAS: Hablando de austeridad,

¿cómo afectan al mercado del lujo como la alta costura, las crisis económicas de este país?

Saiach: No nos afectó. Hasta hice una colección crucero en pleno invierno que se llamó Amazonia. Hago ocho coleccione­s anuales. Quizás la clienta que se hacía cinco vestidos, hoy se hace tres. Quieren el vestido igual de lindo, pero menos cargado para que salga menos. Les digo: “Tuviste la 4x4 con vidrios automático­s y tapizado de cuero, ¿ahora vas a cambiar tapizado de tela? Recapacita­n, evalúan que afuera saldría una fortuna y que las aconsejo bien. ¡Al final vienen más por mí que por el vestido! Hago mis diseños para una mujer clase A viajada.

NOTICIAS: ¿A quién le gustaría vestir? Saiach: De acá, vestí a todas las que quería. Me encantaría la Jequesa de Qatar. Es el símbolo de que una mujer puede ser eleganteme­nte sexy sin mostrar. Y si fuera en los Oscar, Gwyneth Paltrow.

NOTICIAS: Y cuando no le gusta la clienta...

Saiach: Como viajo mucho, digo que estoy afuera o que no me dan los tiempos. Quiero tener pocas clientas para no confundir. No vestiría nunca más a las que tienen divismos o maltratan. Una vez hicieron esperar a mi modista cinco horas porque la clienta estaba tomando sol. Nunca más la vestí.

NOTICIAS: ¿Y la Primera Dama? Saiach: Me encanta vestir a Juliana. Es muy respetuosa, la anti diva. Como sabe de moda, comprende los tiempos y no impone. Si se pone algo, es porque está segura.

NOTICIAS: Con tanta publicidad internacio­nal, ¿no se anima a poner su marca afuera?

Saiach: Visto a muchas mujeres afuera. Pero en 2019 se viene Saiach en Miami y en dos multimarca­s españolas. Somos una empresa chiquitita que tímidament­e viene dando pasos. NOTICIAS: ¿Qué siente cuando mira para atrás? ¿vértigo? Saiach: Mucha paz, pero también pienso en la frase que me digo siempre... Todo esto, ¿hasta cuando?

Tengo un ojo entrenado para hacer que una mujer se sienta única. Me gusta que la mujer lleve un vestido de Saiach y no que mi vestido lleve a la mujer.

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FOTOS: OJO ENTRENADO. Viste a las famosas, pero jamás estudió costuras y odia dibujar. Lo suyo, dice, siempre fue tener el gusto.
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FOTOS: JUAN FERRARI. PROYECCIÓN. En 2019 Javier Saiach llega a Miami y a dos multimarca­s españolas.
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