Raro, como encendido
STROPPY, de M. Bell. Hotel de las ideas, págs. s/n, $ 650.
Este álbum extenso, colorido, sólido y muy bien editado es de una extrañeza extrema pero coherente. Como adecuándose al tono, el autor nació en Londres, pero no de Inglaterra, sino de Ontario (Canadá). El personaje, un grandote lento, trabaja en la “planta procesadora de aldeanos teledirigidos de Monsieur Mostacho”. Ya en la primera página su cadena de montaje falla, y lo sumerge en páginas pesadillescas y cómicas a la vez, grotescas. Las consecuencias giran en torno al desempleo y las presiones sociales, y de un festival y concurso de canciones de “los Schnauzers”. Para creerle tanto al guión como al dibujo hay una sola forma de lograrlo: leerlos minuciosamente.