de Argentina Bolsonaro en alerta: al poder el trae ascenso más turbulencias que beneficios a la economía y las relaciones exteriores de Argentina. La ilusión de que Brasil recupere la estrella de los mercados y un fuerte crecimiento que derrame en sus vec
Ilusión de crecimiento en Brasil con derrame en la Argentina. Impacto del ajuste. Competencia por inversiones y liderazgo. Reforma del Mercosur.
El teorema de Baglini no va más en el mundo. Por izquierda y por derecha se vienen dando ejemplos de líderes extremos que no se moderan al llegar al poder, a diferencia de lo que describía en los 80 el entonces diputado radical. La burocracia política de EE.UU. creía que Donald Trumpo cambiaría al arribar a la Casa Blanca, pero acabó cumpliendo lo que prometía en campaña. Lo mismo puede suceder con su discípulo Jair Bolsonaro en Brasil. Y eso vaticina más turbulencias que beneficios para la economía y las relaciones exteriores de la Argentina.
En el gobierno de Mauricio Macri esperan que con el correr de los días se vayan aclarando los hombres y las ideas que acomparán a Bolsonaro. Recuerdan que su futuro superministro de Economía, el ultraliberal Paulo Guedes, arrancó la noche de la victoria electoral asegurando que la Argentina y el Mercosur no serían prioritarios, pero al día siguiente pidió perdón. “Debemos convivir, pero es indudable que sus prioridades serán la deuda y el déficit”, reconocen en las filas de Macri los objetivos de Guedes. El rojo fiscal financiero (después del pago de los intereses del pasivo) previsto para 2018 en el socio mayor del Mercosur asciende al 7,2% del PBI, por encima del 5,3% argentino, mientras que la deuda es alta (76,9% del PBI), aunque no tanto como la que agrandó Macri (84,4%), según los pronósticos de bancos y consultoras relevados por FocusEconomics. Precisamente, el militar retirado que llegará al Planalto por las urnas deberá afrontar un duro ajuste y por eso más de un analista considera que tendrán que esperar quienes sueñan con un fuerte crecimiento de la economía brasileña, alentado por un aluvión de capitales extranjeros atraídos por sus promesas de reforma jubilatoria, j ajuste del gasto público y privatizaciones de empresas no estratégicas como Petrobras y Eletrobras, boom que a su vez derramaría sobre la Argentina. Nuestro país ya no depende tanto de Brasil: no envía más un tercio de sus exportaciones allí como en los 90, sino menos de un quinto, sobre todo por la irrupción de China como compradora. Pero la industria albiceleste sí necesita al vecino verdeamarelo, principal destino de sus exportaciones. Por cada punto de crecimiento brasileño, la