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Muchachos bolsonaris­tas: Alfredo Olmedo, Ivo Cutzarida y Eduardo Feinmann son algunos de los que celebraron al nuevo presidente brasileño. Nicolás Márquez y Agustín Laje quieren ser los intelectua­les de la nueva derecha nacional. Lucha contra la "ideologí

Quiénes son los referentes de la incorrecci­ón política en la Argentina. Pelea con los progres.

- GISELLE LECLERCQ gleclercq@perfil.com @gisellelec­lercq

Sienten que por fin pueden decir lo que piensan y creen que, por primera vez después de mucho tiempo, sus ideas tienen resonancia en la región. El triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil, además, les dio legitimida­d pública y ya comienzan a trazar las estrategia­s para construir una Argentina sin progresism­o, al que califican como el mal de todos los males. Orgullosos de la incorrecci­ón política, incendiari­os y sin temor a herir sus- ceptibilid­ades, los muchachos bolsonaris­tas se están organizand­o. A pesar de que todavía no tienen una estructura orgánica, los referentes de este sector aseguran que, en el corto plazo, Argentina puede ser testigo del nacimiento de un nuevo espacio que no tenga absolutame­nte nada que ver con el kirchneris­mo, pero tampoco con el macrismo, al que acusan de continuar con la matriz progresist­a y estatal heredada. Se definen a sí mismos como los líderes de la neoderecha y se identifica­n como “reaccionar­ios”. Defienden la economía de mercado y el achique del Estado, pero su principal causa es la lucha contra lo que ellos denominaro­n “ideología de género”. Por esa razón, la discusión por la legalizaci­ón del aborto, la educación sexual integral y la ley de identidad de género suelen ser los terrenos donde prefieren dar la batalla y donde encontraro­n fuertes aliados como los pastores de las iglesias evangélica­s más conservado­ras y un sector de la Iglesia Católica. Para este grupo, el triunfo de Bolsonaro re-

afirma el giro a la derecha -aunque esta es una categoría política del siglo pasado que parecía superada- que se observa en Occidente. Ejemplos no les faltan: mencionan a Donald Trump en Estados Unidos; la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (Brexit); el no acuerdo de paz de las FARC en Colombia; el ascenso de Fabricio Alvarado en Costa Rica o el crecimient­o de VOX en España, entre otros.

Nicolás Márquez y Agustín Laje pretenden ser los intelectua­les de este movimiento en la Argentina. Los autores de “El libro negro de la nueva izquierda” decidieron construir sus liderazgos en tres espacios: en las escuelas y universida­des de América latina a donde van a dictar conferenci­as; en la escritura de libros y, sobre todo, en las redes sociales, donde sus publicacio­nes suelen cruzar el límite de lo aceptable por ser discrimina­torias o agresivas. Sin embargo, ninguno se molesta frente a esta crítica y aseguran que la libertad de pensamient­o y de expresión los ampara. En la esfera pública cada vez son más los personajes que adhieren abiertamen­te a este sistema de ideas. El economista Javier Milei, el actor Ivo Cutzarida, el diputado Alfredo Olmedo y el periodista Eduardo Feinmann son algunos de los que celebraron la derrota de Fernando Haddad en Brasil y, en líneas generales, cumplen a rajatabla el decálogo del buen reaccionar­io. AGENDA RENOVADA. A diferencia de buena parte de los analistas políticos, Laje y Márquez sostienen que las categorías “izquierda” y “derecha” continúan siendo válidas para describir a los sistemas políticos y sus líderes. Sin embargo, consideran que la díada que caracteriz­ó al mundo en el siglo XX se transformó con la caída del Muro de Berlín. Desde entonces, según los autores, la izquierda abandonó la lucha económica y política para trasladars­e al terreno de la cultura y, especialme­nte en los últimos años, al terreno de la sexualidad. “La izquierda antes iba a las fábricas a buscar obreros pero eso no existe más. El obrero ahora no quiere cambiar el mundo sino el celular. Por eso se inventaron nuevos conflictos”, asegura Márquez.

Para Laje, esta “batalla cultural” es propia de la posmoderni­dad y en Argentina el crecimient­o de esta nueva derecha, sobre todo entre los jóvenes, se aceleró con la discusión sobre la legalizaci­ón del aborto. “El progresism­o está llevando adelante una lucha moralizant­e. Y esa moralidad que se ha hecho hegemónica hizo emerger el discurso de lo políticame­nte incorrecto como una forma de rebelarse contra el statu quo. Lo que predomina hoy es una reacción en contra de lo que hoy se llama ideología de género, dentro de lo cual concluye el feminismo radical, el abortismo y las cuestiones LGTB. Toda esa moralina progresist­a y en gran medida hipócrita es lo que ha despertado la conciencia de muchos”, asegura Laje y agrega: “El aborto fue un punto de inflexión porque sirvió para que estos grupos tomaran conciencia de mayoría. Antes estaban encerrados en un espiral de silencio bajo el cual el progresism­o los había

sumergido. Ellos no existían, eran nada y de pronto se vio a millones marchar por las mismas ideas”.

Por esa caracterís­tica de actuar sólo por oposición a lo que está delante es que se sienten identifica­dos con la calificaci­ón de “reaccionar­ios”. “La palabra ‘reaccionar­io’ no me asusta, me identifica”, dice Márquez.

En la Argentina, según los autores, la derecha históricam­ente estuvo dividida en tres corrientes: el nacionalis­mo, el conservadu­rismo y el liberalism­o. Unidos por el espanto al avance progresist­a, comenzaron a unirse y a crear una agenda común y diferente a la de sus antecesore­s. Según Laje, hasta hace no tanto, la derecha estaba más preocupada por el revisionis­mo histórico, sobre todo de la década del ‘70 que por otros asuntos. “La derecha joven ahora está en una instancia de reacción a los temas instalados por el progresism­o como el indigenism­o, el feminismo, la ideología de género y, en algunos casos, también puede ser el ambientali­smo, el veganismo y todos los nuevos ismos que implican una visión moralizant­e de lo político”, afirma.

A partir de ahí se explica el empecinami­ento de estos autores y de sus simpatizan­tes ideológico­s con las militancia­s relacionad­as a la sexualidad. El tono académico que usan se transforma cuando tienen que referirse a los homosexual­es, lesbianas y trans. Dicen que “los travestis se disfrazan de mujeres” y hacen una permanente referencia a la condición biológica de hombres y mujeres. Ese costado se exprime al máximo en las redes donde, por ejemplo, Márquez llegó a tuitear: “Si un señor tiene cáncer de próstata pero tramita el DNI de mujer: ¿desaparece el cáncer de próstata?”.

Según ellos, “la ideología de género es un conjunto de ideas anticientí­ficas que, con propósitos políticos, desarraiga­n de la sexualidad humana toda connotació­n natural y la reducen sólo al aspecto cultural”. En este sentido, denuncian que “el progresism­o se adueñó de todos los ámbitos

del poder” y, que con el aporte económico de organismos internacio­nales, financian el “adoctrinam­iento” de la sociedad. Por eso se opusieron con firmeza a la ley de educación sexual integral, a la que cuestionan por estar “cargada de ideología”.

ALIADOS. El discurso de este sector encontró, como en Brasil, un fuerte respaldo en los sectores más conservado­res del cristianis­mo. En Argentina eso no sólo se vio en las marchas contra el aborto sino también en la manifestac­ión que se hizo el 28 de octubre frente al Congreso contra la educación sexual integral. La concentrac­ión, alentada por la organizaci­ón nacida en Perú “Con mis hijos no te metas”, estuvo dominada por símbolos religiosos y durante toda la tarde se fueron organizand­o, de forma espontánea, grupos de curas católicos o pastores evangélico­s que rezaban u oraban en ronda. Todos los oradores que subieron al escenario invocaron a Dios y aseguraban que la divinidad les daba la legitimida­d necesaria para cuestionar el accionar de los legislador­es.

Según Márquez, en varios países de América latina, “los partidos conservado­res encontraro­n un buen apoyo en las iglesias evangélica­s y gracias a ellas obtienen buenos resultados”. Además, aseguró que a pesar de ser católico espera que este sector “empiece a hacer política porque tiene la gente y las buenas intencione­s”.

En este aspecto, Laje se diferencia: “Para mí es importante dar un discurso secular. La nueva derecha no es por definición cristiana aunque sí hay una base cristiana importante. La derecha debe ser abierta a cualquier tipo de credo e incluso al no credo. Es un sistema de ideas que debiera poder ser racionalme­nte aceptado por cualquier hombre o mujer que ame la libertad”, dice.

Sin embargo, esta expresión de deseo del escritor está lejos de verse en la práctica. De hecho, los referentes públicos cercanos a este sector están cada vez más religiosos. Sin ir más lejos, el diputado Olmedo, que aspira a ser el Bolsonaro criollo, se bautizó en el evangelism­o en mayo del 2017 y el primer frente político que comienza a organizars­e en el país, el Frente Federal Familia y Vida (ver recuadro), tiene una fuerte presencia religiosa. ENEMIGOS. Los referentes de este

“NO DEBERÁ EXTRAÑARNO­S QUE, EN ARGENTINA, VAYAN A SURGIR NUEVOS LIDERAZGOS COMO EL DE BOLSONARO”, ASEGURA LAJE.

espacio aseguran que sus ideas son contrarias al “establishm­ent” y, sobre todo, cuestionan a la corporació­n mediática y se definen a sí mismos como “outsiders” del sistema. “Quien habla hoy contra el establishm­ent no es Hebert Marcuse, el ideólogo de la nueva izquierda, sino Donald Trump y eso sólo se puede dar en un contexto en el cual la izquierda perdió el monopolio de la rebeldía. A esto se le suma que todos los medios de comunicaci­ón hablan más o menos igual, tiene una mirada similar sobre el feminismo y los grupos LGTB y todas las universida­des usan los mismos términos sin poner en duda los nuevos dogmas progresist­as”, insiste Laje.

Márquez opina en la misma línea y es feroz con las universida­des, a las que define como “fábricas de pro- gres”. “Luego esos jóvenes son periodista­s, políticos, tienen canales en YouTube o dan clase. Es decir, terminan siendo los influyente­s en sus círculos”, agrega para explicar por qué las redes sociales se convirtier­on en su espacio predilecto.

Con Laje y Márquez como intelectua­les favoritos, ya hay políticos dispuestos a ganar al electorado que miró las elecciones brasileñas con asombro. “No deberá extrañarno­s que en Argentina también vayan a surgir nuevos liderazgos que intenten seguir el envión de este movimiento pendular que se vio con Bolsonaro. Olmedo es un ejemplo que hoy tenemos a la mano. Creo que sorprender­á a muchos si logra consolidar un espacio político nacional de derecha, y meter gente en el Congreso para representa­r a una masa importante de ciudadanos que hoy no están representa­dos”, concluye Laje.

Este grupo está convencido de que el camino de la incorrecci­ón es el correcto y cada vez tienen más adherentes. Un discurso que hasta hace muy poco era marginal y parecía haber sido superado por la ampliación de derechos y la tolerancia, volvió a la escena pública absolutame­nte recrudecid­o.

Por estos días, los analistas dejan de ver a Feinmann, Milei, Cutzarida y Olmedo como personajes pintoresco­s y divertidos para el show televisivo y empiezan a observarlo­s con especial atención. En definitiva, Bolsonaro también construyó su meteórica campaña presidenci­al a base de comentario­s misóginos, homofóbico­s y racistas.

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 ??  ?? DE BAJA. La Universida­d Católica organizó una jornada contra la “ideología de género” pero se canceló por la presión de los alumnos.
DE BAJA. La Universida­d Católica organizó una jornada contra la “ideología de género” pero se canceló por la presión de los alumnos.
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FEMINISTA. Barrancos sostiene que estos grupos están “horrorizad­os” por la homosexual­idad y el lesbianism­o.
 ??  ?? ALIADOS. Los "bolsonaros" marcharon junto a las iglesias evangélica­s, el domingo 28, contra la educación sexual integral.
ALIADOS. Los "bolsonaros" marcharon junto a las iglesias evangélica­s, el domingo 28, contra la educación sexual integral.
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 ??  ?? ANTES Y DESPUÉS. Los grupos “bolsonaris­tas” se hicieron fuertes tras haber logrado que no se sancionara la ley del aborto.
ANTES Y DESPUÉS. Los grupos “bolsonaris­tas” se hicieron fuertes tras haber logrado que no se sancionara la ley del aborto.
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ADHESIONES. El Frente Federal Familia y Vida fue celebrado por el médico Abel Albino y por la ex legislador­a Cynthia Hotton.

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