TALLERES
Apartir de la investigación que Liliana Villanueva hizo para “Maestros de la escritura”, sostiene que el tipo de taller organizado por un escritor o escritora en su espacio privado es, como decía Abelardo Castillo, un invento argentino que surgió en los ´70 por motivos políticos, a causa de las restricciones a la libertad de reunión que imponía el estado de sitio. “Este tipo de taller se desarrolló en el Río de la Plata hasta convertirse en una tradición única en el mundo”, asegura.La experiencia de Santiago Llach, que empezó hace 20 años con dos alumnos y hoy tiene quince grupos bien concurridos, es que la gente va a expresarse. Algunos llevan la ambición de convertirse en escritores y otros no. A quienes quieren sumarse a sus grupos de trabajo, Fernanda García Lao les pide que le envíen un cuento breve y una lista de autores preferidos. “Lo que me interesa es instigar al arte y licuar los lugares comunes, fomentar el espíritu crítico frente al propio texto”, dice. Guillermo Saccomanno dio talleres durante dieciséis años y dejó de hacerlo porque le demandaba tanta dedicación que se “sulfató”. “Cuando daba a talleres, me interesaba a más tener buenos lectores. Es más lo que yo aprendía que lo que enseñaba. Los otros siempre vienen con su saber y su ignorancia, es una transacción en la que vas acompañándolo en su indagación”, explica. En “Maestros Maestros de la escritura”, Liliana Heker dice: ““Todo borrador se puede per perfeccionar, pero creo que no toda persona qu que escribe tiene talento p para escribir y que eso s se vuelva significativo. No cualquiera puede se ser escritor”.