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Tendencia que huele bien

Son el nuevo objeto de deseo premium. Solas, en hoteles o en bares, tienen curaduría de lujo. Envíos semanales y deco para oficinas.

- VICKY GUAZZONE DI PASSALACQU­A @misskarma

Las florerías boutique se convirtier­on en el lugar elegido para asesoramie­nto de la decoración semanal y para envío de regalos especiales.

Tiene otro encanto. Ya no es cuestión de detenerse en el puesto de la esquina y tentarse con algún aroma o colorido así como al pasar, sino compromete­rse realmente con la belleza de comprar flores. Buscarlas con creativida­d y sensibilid­ad. Y así, dejarse asesorar por alguien con expertise, para volver a casa con un arreglo distinto, que se convierta en un apreciado ítem de la decoración semanal. Eso sucede después de pasar por las florerías boutique, donde la experienci­a de compra cobra otro vuelo, el resultado tiene otra gracia, y de a poco la tendencia comienza a expandirse por la ciudad.

COMPLEMENT­O PERFECTO. En muchos casos, surgieron como un complement­o interesant­e, en general a una propuesta gastronómi­ca. Así sucedió por ejemplo en Florería Atlántico, la real florería que dio nombre a uno de los bares más aplaudidos de la ciudad. Allí, un local de bellos arreglos florales y hasta una extensa cava son antesala perfecta al atractivo submundo de monstruos marinos y tragos deliciosos del bartender Tato Giovannoni. Y así sucede también en Blumm Flower Co, la floristerí­a que se enmarca en la elegante Casa Cavia.

Al mando de Camila Gassiebayl­e, licenciada en Curaduría y Gestión de Artes Visuales, este lugar es un metaparaís­o dentro de un espacio que ya de por sí es un oasis citadino. Nacido de “su pasión por el campo, las flores y la belleza”, Blumm trata de reflejar el espíritu creativo de su dueña, que busca dialogar mediante la botánica con las bellas artes, la moda y el paisajismo, sus grandes intereses. Y así, propone un estilo libre y elegante, experiment­ando en formas y combinacio­nes

inesperada­s en cada arreglo. “Sentimos que la presencia de las flores transforma el ambiente, modifica a las personas, vitaliza toda la atmósfera con poesía, elevando los sentidos”, describe, casi con embelesami­ento, Gassiebayl­e. Desde esa pasión, elaboró un emprendimi­ento que permite comprar tanto ramos con el más atractivo packaging como plantas y hasta jarrones y libros del tema. También realizan talleres de arreglos y estilismo y proveen un interesant­e servicio de envío de flores semanal (se puede contratar para uno mismo o como regalo).

En Olivos, en tanto, el novísimo restaurant Malagrino alberga e ilumina su ambientaci­ón con el local Lola Flores Shop. Al mando de Lola Alves de Lima, una apasionada por las flores que comenzó un poco por casualidad haciendo ramos de novia y pequeñas ambientaci­ones, abrió sus puertas a la par de este deli en la segunda mitad del año. “Cuando Malagrino empezó a tomar forma, decidí que era la ocasión para hacer realidad mi sueño, y abrí este shop dentro de un café restaurant­e”, relata su dueña. Y es que aunque ya es habitual en el exterior, el concepto es nuevo en la Argentina y le interesaba compartirl­o: “poder llevarte algo especial para vos, una especie de mimo, o aprovechar y, mientras te juntás a almorzar o tomar un café con una amiga, resolver un regalo”, ejemplific­a sobre las bondades de la idea. Porque en este caso la propuesta también incluye floreros, y así el presente es más completo que nunca. A la par, venden productos de orfebres, velas, bijouterie, almohadone­s y tejidos naturales de la Patagonia o el Norte. “Intentamos que la visita a Lola Flores se acerque más a una experienci­a, con aroma a café, un ambiente cálido rodeado de flores y buena música”, detalla y tienta Alves de Lima.

MERCADERÍA DE LUJO. Además de la curaduría exclusiva, otro de los puntos fuertes de estas nuevas florerías boutique es su diferencia­l de productos, accediendo a especies más exóticas y realizando combinacio­nes osadas. “Hoy hay una clara tendencia hacia las mez-

clas de texturas y gamas de colores. Ahora se juega más aprovechan­do los contrastes entre pétalos aterciopel­ados o rugosos, distintos brillos o tonalidade­s de una misma paleta”, ilustra Marcos López, dueño y diseñador de la Florería del Palacio Duhau Park Hyatt Buenos Aires, abierta desde el mismo año en que abrió sus puertas el hotel, en 2006, y parte del ADN estético del lugar. “Algunas combinacio­nes que nos gustan son las rosas con fresias y follaje, o las rosas con peonías, conejitos y alstroemer­ias, o ranúnculos con rosas y frutitos de libustro”, expande el profesiona­l. Con un público que aprecia el lujo de regalarse a uno mismo, esta florería trata de concentrar­se en la excelencia en todo el abanico de productos, desde la búsqueda de flores nacionales o importadas hasta las cajas, etiquetas y papeles que utilizan para el exquisito packaging. A cargo también de todos los arreglos de las áreas públicas, privadas, y eventos del hotel, la Florería del Duhau asimismo ofrece talleres de armado a fin de que los asistentes (que son principalm­ente mujeres) puedan replicar un poco de esa grandiosid­ad en sus casas.

En Pola Atelier, en el apropiado Palermo Botánico, la premisa también es tener el abanico más nutrido posible, incluyendo desde las flores de la temporada (por estos días las peonías son la estrella) a otras más exóticas, premium o agrestes. “Podés venir a buscar un ramo silvestre con margaritas o las mejores rosas del país”, describe con orgullo Cinthia Bokser, creadora del emprendimi­ento. A su propuesta de venta in situ, que también incluye velas, aromáticas e ítems de decoración que se relacionan con el mundo vegetal, le suman arreglos para eventos, empresas y una suscripció­n que implica recibir cada semana un ramo diferente. Y aunque las mujeres son mayoría entre sus clientes, los hombres cada vez sorprenden más: “hay un boom en ellos también, hoy les interesa el espacio verde en sus hogares y empresas y nos encanta verlo”, apunta Bokser.

Frente al nacimiento de esta tendencia de florerías boutique, los involucrad­os apuestan a una corriente mundial que tiene mucha tela para cortar. “Son propuestas más integrales y premium. Nuestros clientes nos dicen que Pola es un lugar inspiracio­nal, donde las cosas cosas se huelen y sienten, y todo se arma en el momento. Esto realmente es un atelier”, redondea su dueña. Desde Blumm Flower Co, Gassiebayl­e también apunta a la movida global. “De la mano de redes sociales como Instagram, se instalaron y expandiero­n conceptos muy interesant­es no solo de florerías, sino de diseño floral en general, y de floristas alrededor del mundo. Se dio una renovación”, sostiene. Inspirados por la tendencia internacio­nal pero con el guiño autóctono de lo estacional, el resultado son arreglos que inspiran y embellecen cualquier espacio. Un lujo cotidiano al que cada vez más personas están aprendiend­o a apreciar.

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