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Carlos Alonso

El maestro llega al renovado Museo Nacional de Bellas Artes con lo mejor de su trayectori­a. Bonus track: nuevas salas y coleccione­s.

- Por VICTORIA VERLICHAK *

El maestro llega al renovado Museo Nacional de Bellas Artes con lo mejor de su trayectori­a. Bonus track: nuevas salas y coleccione­s.

Hasta hace poco, los andamios en el frente del Museo Nacional de Bellas Artes anunciaban que la institució­n estaba en arreglos. Bienvenido­s los cambios y novedades, que ya están a la vista. Además de la puesta en valor de su fachada, fue reajustada la circulació­n del hall de ingreso al Museo, para contribuir a organizar un recorrido cronológic­o del arte argentino. Con la inauguraci­ón de nuevas salas de arte Prehispáni­co y Colonial en planta baja, ahora se amplía la visión y comprensió­n -para propios y ajenos- de la identidad nacional y latinoamer­icana; el Museo es el más visitado de Buenos Aires, también por muchos extranjero­s. Asimismo, se abrió una tienda con objetos y libros de arte, se lanzó el nuevo sitio web institucio­nal y el catálogo digitaliza­do y en línea de la Biblioteca del Museo.

Distintas y complement­arias, tres muestras temporaria­s: “Carlos Alonso. Pintura y memoria”, “Diana Dowek. Paisajes insumisos” y “Ninfas, serpientes, constelaci­ones. La teoría artística de Aby Warburg”, realizada junto con Biblioteca Nacional, como parte del Simposio Internacio­nal Warburg 2019 -creador del “Atlas Mnemosyne”- y con obras de Coleccione­s de museos locales, completan la oferta de estos meses junto a la Colección permanente.

HOMENAJE A CARLOS ALONSO. En el Pabellón de exposicion­es temporaria­s se lucen más

de 60 obras del notable y exuberante artista argentino nacido en Tunuyán en 1929. En “Pintura y memoria”, la curaduría de María Florencia Galesio y Pablo De Monte, del equipo de investigac­ión del Museo, ofrece un recorte de la vasta producción del artista alrededor de dos ejes: “Pintura y tradición” y “Realidad y memoria”. Son pinturas, collages e instalació­n creados entre 1963 y 1989. “Historia, memoria y realidad encuentran en la obra de Alonso una síntesis y una mirada crítica, potenciada por una imagen de gran expresivid­ad”, señalan los curadores

Premiado y versátil, el talentoso Alonso es autor de una obra de tono expresioni­sta que frecuentem­ente se encuentra próxima al comentario social, al arte político, pero que también se apasiona y goza entablando seductores encuentros con la literatura. Por sus cualidades de dibujante, el pintor y grabador fue elegido -a lo largo de los años- para ilustrar textos de Dante Alighieri, Esteban Echeverría, Pablo Neruda, José Hernández, Guy de Maupassant y el “Don Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes Saavedra.

“Pintura y tradición” comprende los collages de la serie “Blanco y Negro”, en la que retrata a una infancia difícil, a desamparad­os y perseguido­s, y la celebració­n de artistas que lo antecedier­on. Hay varias obras dedicadas a su maestro Lino E. Spilimberg­o, como L.E.S., 1963. Otras festejan a grandes creadores de la historia del arte universal como Vincent Van Gogh y Gustav Courbet; varias de estas pinturas se vieron el año pasado en su muestra “Vida de pintor” en Colección Amalita (Fortabat).

La cita a la famosa pintura de Rembrandt van Rijn, “La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp” (1632), viene a cuento porque además de ser una magnífica pintura, la obra se asemeja de manera asombrosa a la foto tomada del cadáver del Che Guevara en La Higuera en 1967, por Freddy Alborta. En varias de las pinturas aquí exhibidas, Alonso desarrolla un dramático diálogo entre ambas imágenes. En este núcleo incluso presenta su versión de “Sin pan y sin trabajo”, 1966, basada en la emblemátic­a y potente obra de 1892-1893 de Ernesto de la Cárcova. Como es posible percibir, inclusive en las pinturas de entrañable conversaci­ón con admirados precursore­s y sus obras “aún llenas de savia, de vitalidad y de potencia”, Alonso es un artista crítico comprometi­do con su tiempo.

Alonso se pregunta por qué “apoyarse en

obras del pasado”. Y se responde, quizá es “para sentir que uno es parte de una cadena, que viene de atrás y que uno aspira que siga adelante”. Ese encadenami­ento seguirá adelante también con Alonso porque, como apunta el director del MNBA, Gastón Duprat, “no puede pensarse la historia del último medio siglo de la Argentina sin la obra de Carlos Alonso. (…) El arte acoge la historia y nos la ofrece de diversos modos; como telón de fondo, bajo la forma de una vaga alusión, ocupando la escena en forma plena. Se trata de un doble movimiento: mientras sucede la historia en el arte, también sucede la historia del arte”.

REPRESIÓN. La reconstruc­ción de la instalació­n “Manos anónimas”, originalme­nte creada en 1976 para una exposición en el Bellas Artes que nunca pudo ser exhibida debido al golpe de Estado, ilustra de manera impecable las palabras de Duprat. Esta pieza, que Alonso donó al Museo, ocupa un lugar central en la exhibición. Fue creada a partir de un único registro fotográfic­o de la instalació­n original. La desgarrado­ra composició­n no tiene nada de metafórico ni le ahorra nada al espectador. Cualquier persona con la suficiente edad como para recordar el accionar de la banda para oficial Triple A y el terrorismo de Estado en los terribles años ’70, no puede sino estremecer­se ante la imagen del uniformado, de los miembros arrancados, la carne colgada, el muerto en el piso; todos habrán de conmoverse.

En el núcleo “Realidad y memoria”, Alonso capta la desproliji­dad de la vida, el horror, soledad y violencia. Se ocupa de la deshumaniz­ación de la sociedad y de la brutalidad represiva. En su obra dialogan con fuerza la sensibilid­ad y la tragedia colectiva. A la manera de George Grosz, se ocupa de poderosos y siniestros personajes del siglo XX y de sus sirvientes, como en “Carne de primera N° 1”, 1972.

A lo largo de los años, el amor y el erotismo, la poesía y el paisaje, como el de Córdoba donde reside, forman parte de esta generosa y potente exposición.

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 ??  ?? EL ARTISTA Espléndido y reflexivo, Carlos Alonso es retratado a los casi 90 años por el fotógrafo Kenny Lemes. Aquí se lo ve en íntimo contacto con sus pasteles y pinturas.
EL ARTISTA Espléndido y reflexivo, Carlos Alonso es retratado a los casi 90 años por el fotógrafo Kenny Lemes. Aquí se lo ve en íntimo contacto con sus pasteles y pinturas.
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LA FURIA Período turbulento reflejado en “La censura”, 1969 (arriba), en la instalació­n “Manos anónimas”, 19762019 (izq.), y en “Lección de anatomía”, 1979 (der.), remedando a Rembrandt y recordando al Che.
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LOS HÉROES Homenajes a los maestros Spilimberg­o en L.E.S., a De la Cárcova (en la página opuesta, arriba) y a Van Gogh (abajo).
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