TEMERLE A ELLA Y UN POQUITO A DIOS
Aunque la Corte Suprema salió a aclarar que haber atendido el recurso de queja presentado por la ex presidenta no implica suspender el juicio oral en trámite y los máximos jueces de la Nación aseguren que así pretenden evitar futuros planteos de nulidad en el proceso que se le sigue a CFK por corrupción en la obra pública, el hecho de que hayan atendido el reclamo justo cuando se eleva su perfil presidenciable deja pensar que la Justicia está calibrando su reloj biológico.
El renacimiento de Cristina como yegua herbívora que invita al contrato social no convence más que a Alberto Fernández, que bebe y se baña a diario en el río platónico del olvido. Más factible es que vuelva así como se muestra en su best seller: carnívora como siempre.
Ante su sola invocación, los mercados temen el default, los inversores paralizan sus apuestas, los peronistas (a excepción de Scioli que siempre pareció disfrutar los desplantes) confían en su neo-dialoguismo, Macri empieza a imaginarse avalando un plan B o V, los empresarios se autoconvencen de que –como alguna vez Menem– pueda al fin resultarles rubia de ojos celestes, los ex actores K se muerden la lengua por sus autocríticas y los ciudadanos que temen una chavización nacional hacen cruces de sal en la vereda. En síntesis, se quedó corta cuando en su hora dorada sentenció que sólo había que temerle a Dios y a ella un poquito. Desde que se puso a disposición para conformar un frente patriótico y sinceró su intención de volver al ruedo, la máxima se invirtió: es cuestión de temerle a ella, y a Dios un poquito.
El gran combo del Derecho que integran la Corte Suprema y los jueces federales no escapa a esa lógica del miedo, que es a la vez autopreservación, e impulsa alianzas con los ganadores.
Macri hizo lo que pudo a su favor antes de que su gestión lo esmerilara, al designar por decreto a dos jueces de la Corte. Pero ante el despoder nada es suficiente. Sólo hay que esperar que se saque la banda presidencial para ver si las causas judiciales en su contra se sincronizan con el nuevo huso horario.