Restaurantes: Tora. Cocina asiática en versión libre. El preferido de la casa es el tiradito japonés, con pesca del día, salsa ponzu de tomate y quínoa frita.
Tora. Cabello 3788, Palermo. 4843-1616. Cocina asiática. Lunes a sábado de 12.30 a 15.30 y de 19.30 a 00.30. Reservas. Tarjetas de crédito. Menú ejecutivo: $ 400. Precio promedio: $ 800. Tora quiere decir tigre en japonés, y es con la energía de ese animal distinguido y enérgico que acaba de abrir sus puertas este nuevo emprendimiento que Aldo Graziani (Aldo’s) comparte con su mujer Lucila Zeballos (Birkin), y su compañero gastronómico de larga data, el chef Maxi Matsumoto. La cuarta pata del tigre, no desde el negocio pero desde la cocina, pertenece a Leo Azulay (Sudestada), quien completa este dream team gastronómico que conjuga sabrosa cocina asiática con una original ambientación y un servicio eficiente.
Quizás hablar de “cocina asiática” es demasiado amplio, pero un denominador común es el sabor umami, obtenido, entre otros, por el uso de alimentos fermentados, además de presencia de todos los demás sabores. Los platos están inspirados en recetas de todo el continente pero en reversiones libres con productos locales e influencias de otras latitudes. A la delicadeza de la cocina de Matsumoto se suma la contundencia de la Azulay, y el resultado son platos de gran personalidad, llenos de matices y magníficamente ejecutados.
Algunos preferidos de la casa son el tiradito japonés, con pesca del día, salsa ponzu de tomate y quínoa frita; los “fideos” de calamar (en realidad tiras de calamar cortadas finas) con emulsión de morrones; los ñoquis coreanos, en su versión local son muy glutinosos y servidos con una salsa con cerdo picado, pero aquí se saltean para que queden crocantes y se acompañan con un ragout de chivo; y el kare, tradicional guiso japonés, que en Tora se hace con cordero de nuestra Patagonia, al que además se le agrega yogur y granada, una preparación medio oriental.
Para beber hay tragos (buen Blooming Negroni, con vino de ciruela umeboshi), cervezas y destilados asiáticos (soju, sake) y una excelente selección de vinos de bodegas boutique. También hay café vietnamita (con leche condensada) y té verde conservado en hoja de arroz.
La ambientación, a la vez modernosa y zen, estuvo a cargo de Emilia Carranza, ambientadora de Niño Gordo, entre otros, quien se luce con sus dioramas redondos, en versión estampa japonesa.