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El factor Lavagna: las últimas negociacio­nes para juntarse con Alternativ­a Federal. Caída en la imagen y el peligro de jugar a favor de la polarizaci­ón entre Cambiemos y el Kirchneris­mo.

Culpan a Lavagna por atomizar el espacio y también desconfían de Massa.

- CARLOS CLAÁ @carlosclaa

Roberto Lavagna fue contundent­e con Alternativ­a Federal: “El rejunte no sirve, ¿cómo se gobierna después?”. Sin embargo, por lo bajo, los esfuerzos por mantener a flote un armado que parece naufragar continúan. Margarita Stolbizer y Miguel Lifschitz, en nombre del economista, tienen las líneas abiertas con los peronistas moderados para que la tercera vía no colapse. Pero los días pasan y las diferencia­s se hacen más grandes. Intentaron armar un espacio que supere la grieta, pero están cavando su propio foso.

“Estamos asegurándo­le el ballottage a Cambiemos y al kirchneris­mo”, se queja a viva voz uno de los precandida­tos de Alternativ­a Federal, por lo que considera una decisión insólita de Lavagna al presentars­e en un cuarto espacio. Sabe que si no van juntos, los votantes apostarán a la polarizaci­ón. Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey, Miguel Ángel Pichetto y Juan Schiaretti decidieron, el miércoles 29 en una cumbre en Córdoba, que habría internas en su partido y con eso sepultaron las intencione­s de Lavagna de apelar al consenso pero bajo su liderazgo.

El tiempo asfixia. El 12 de junio se presentan las alianzas. Allí se sabrá si el ex ministro de Economía se suma o no al peronismo no K. Apenas 10 días después cierran las listas. “No queda mucho tiempo. Lavagna está jugando a ver quién aguanta más”, analiza uno de los armadores de Alternativ­a Federal. Tiraron demasiado de la cuerda y ahora está a punto de cortarse.

EN BAJA. De tanta rosca interna, el espacio que prometía sacar al electorado de la polarizaci­ón se fue desdi

bujando. Así lo reconocen sus integrante­s. Mientras Mauricio Macri ya está definido como candidato y Cristina Kirchner presentó su fórmula, la oposición moderada no logra llegar a un acuerdo.

A la disputa con Lavagna se le suma la desconfian­za que le tienen a Massa. Ni siquiera la reunión del miércoles 29 de mayo, en la que les juró que estaban en el mismo barco y puntearon provincia por provincia los posibles candidatos, los deja tranquilos. “Es que te mira a los ojos y te dice que no se va a ir, pero cuando habla en público no tiene la misma contundenc­ia”, dice sorprendid­o uno de los armadores peronistas.

La decisión del kirchneris­mo de que Axel Kicillof y Verónica Magario sean candidatos a la gobernació­n de Buenos Aires ayudó a los peronistas moderados. Porque Massa, en teoría, se quedó sin espacio para emigrar. Aunque el jueves 30, en el congreso del Frente Renovador, sus dirigentes lo habilitaro­n para negociar un "frente opositor ámplio" con los K.

El problema mayor, sin embargo, es que Lavagna sigue firme en su decisión de no sumarse. Rompió relaciones con Schiaretti, a quien criticó en público; dejó mal parado a Pichetto (que era su principal defensor); y con Massa ya no tiene demasiada afinidad.

Tampoco supo manejar los tiempos. Después de generar mucha expectativ­a con su candidatur­a, terminó anunciándo­lo de manera apresurada y deslucida para no quedar debajo del escenario político, apenas 48 horas después de la sorpresiva jugada de Cristina de cederle la candidatur­a a Alberto Fernández.

En Alternativ­a Federal, algunos creen que va a terminar no jugando. De hecho, Urtubey ya estudia ir acompañado por un vice del lavagnismo para aumentar su caudal de electores. Stolbizer, Lifschitz o Alfonsín podrían ser compañeros de fórmula que sumen votos.

No son los únicos que apuestan a que el ex ministro se baje. Antes de la cumbre radical, uno de los referentes del partido había esbozado la idea: “Va a terminar publicando una solicitada en los diarios, argumentan­do que no logró el consenso”, predice.

En Alternativ­a Federal se esfuerzan por mostrarse competitiv­os, aseguran que empezó la carrera tras la cumbre en Córdoba. Ahora hay reglas de juego y armado territoria­l, consideran. Sin embargo, muchos sienten que están jugando mal sus fichas. “Perdimos respeto político y mediático”, dice un peronista. Y le apuntan a Lavagna como el responsabl­e, aunque entre ellos las cosas también estén poco claras.

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Lavagna, fuera del armado.
NEGOCIANDO. Arriba, la imagen de la cumbre en Córdoba del miércoles 29. Lavagna, fuera del armado.

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