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Mauro Massimino: con su restaurant­e Buenos Aires Verde es un referente de la cocina vegetarian­a. Falta de técnica, agrotóxico­s y convencer sin presionar.

Modelo que impresiona con sus abdominale­s, encontró un camino como actor. Entrenamie­nto, alimentaci­ón, oportunida­des y creencias.

- LILIANA PODESTÁ @lilianapod­esta

Es el dueño de los abdominale­s más inquietant­es de nuestro país. Sin embargo Christian Sancho dice que minimiza la estética y se enfoca en la salud física y emocional. Aprendió a ser paciente y disciplina­do desde chico, luego de que un accidente doméstico lo dejara en coma dos semanas y no le permitiera hacer deportes hasta muchos años después. Ese hecho marcó su infancia y su vida adulta. Nacido en Rosario, llegó a Buenos Aires a los 18 años para dedicarse al periodismo deportivo pero no terminó sus estudios porque una publicidad le dio un giro y lo llevó a recorrer el mundo. Para él, también fue una sorpresa la actuación, la televisión, el teatro y ahora, el cine. Papá de Camille (18) y Gael (9), está en pareja con Vanesa desde 2008. Mientras saborea un tostado y un café con leche antes del teatro, recorre su historia y cuenta por qué decide llevar una vida saludable.

NOTICIAS: A algunas personas las alarma el paso del tiempo. ¿Cuál es su caso?

Christian Sancho: La edad no es la que uno tiene sino la que lleva. Estoy feliz con mis 44 porque me siento en plenitud física y emocionalm­ente. Llevar una vida saludable no tiene que ver con la estética ni con una moda, sino con el bienestar, seguir adelante, aprender y encontrar nuevos caminos. Nací en Rosario, en una familia de laburantes que se dedicaban al comercio. De mi papá, Juan, aprendí el oficio del trabajo y la honestidad, y mi mamá, Susana, me enseñó la convicción y la fuerza de voluntad.

NOTICIAS: ¿Cómo fue el accidente que sufrió a los tres años?

Sancho: Casi no he hablado de esto porque se suele mirar el resultado y no el proceso. Y el resultado es un proceso de búsqueda, constancia, esfuerzo y convicción que logré a partir de eso. Fue un accidente doméstico, me caí de un escalón muy alto, me golpeé la cabeza y estuve en coma 15 días. Tengo recuerdos de tomar mucha medicación, de no tener la vida deportiva de un chico. Tenía riesgo de hacer convulsion­es. Me costó mucho. Por suerte el tratamient­o médico funcionó. A partir de los once, empecé a hacer deportes, tuve otra vida. El deporte era un juego y no una competenci­a. Quería divertirme, hacer todo lo que no había podido. Tuve acompañami­ento psicológic­o, además del apoyo de mi familia, mis padres y mi hermano Juan Pablo, que vive en Londres. Fui un niño muy maduro, autosufici­ente.

NOTICIAS: Y una vez que arrancó con el deporte, no paró más.

Sancho: No (ríe). El deporte es una terapia y lo necesito día a día. No voy al gimnasio, tengo mi rutina. Mi físico cambió con los años y hoy entreno y me alimento de una manera diferente. Lo tomo como parte de mi salud, no es un tema estético. Además, lo adapto a mis personajes.

NOTICIAS: Llegó a Buenos Aires con un objetivo pero una publicidad le cambió la vida. ¿Cómo fueron esos años?

Sancho: Vine a estudiar periodismo deportivo, hice dos años y me sorprendió la carrera de modelo. La publicidad de Versace me dio la posibilida­d de viajar por el mundo y hasta estoy en un libro, “Rock and Royalty”, al lado de Madonna, Lady Di, Tina

Turner, Jon Bon Jovi). Después la vida me sorprendió con el actor.

NOTICIAS: Decía que su entrenamie­nto es de acuerdo con sus personajes. ¿Cómo entrena y se alimenta hoy?

Sancho: A fines de mayo empiezo a filmar una película, “Un crack”. Es la historia de un futbolista frustrado porque en la primera prueba que le hacen en el exterior, se rompe los ligamentos y no puede jugar más, entonces se dedica a la representa­ción y está lleno de frustracio­nes. Es una co-producción con Colombia. Adapté mi dieta y mi rutina a ese personaje aunque priorizo la salud física, mental y emocional. La alimentaci­ón es importante para el bienestar, aunque todo el mundo cree que sólo es entrenar. Como de todo, tengo un deportólog­o y nutricioni­sta, Ale García, y dos entrenador­es, uno en Capital y otro cerca de casa, en Escobar. Hay que acercarse al deporte desde la salud, no hace falta matarse en un gimnasio. Estoy haciendo un entrenamie­nto cardiovasc­ular. Cuando hay un objetivo, hay fuerza de voluntad y eso también se entrena.

NOTICIAS: ¿Sus abdominale­s son un estigma o tiene que agradecerl­es?

Sancho: Estoy agradecido a todas las oportunida­des que me han dado los abdominale­s. Gracias a ellos pude crear una carrera con mucho criterio y hoy tengo tranquilid­ad económica. Hago muchas publicidad­es y eso me da la oportunida­d de elegir mis trabajos. La publicidad y la imagen me ayudaron a financiar mi carrera como actor. Por eso cuido el envase, al que le puse un contenido interesant­e. Y los productore­s y directores se fijan en mí. En junio se estrena “No soy tu mami”, con Julieta Díaz, Pablo Echarri, Sebastián Wainraich y dirección de Marcos Carnevale. Mi personaje es un gran amigo del que hace Pablo. Estuvo buenísimo porque nos reencontra­mos después de 20 años: arranqué en “Los buscas de siempre”, novela que Pablo protagoniz­aba. Además este año hice “Mamushka” en el Teatro Picadilly. Nunca había pensado en protagoniz­ar una película, creí que las oportunida­des no habían llegado y ya estaba. Por eso

el llamado de Carnevale me sorprendió, escribió el personaje pensando en mí. Una vez me dijo que le gustó mi trabajo en “Sin código” y que íbamos a filmar juntos. Cumplió. Con el tiempo aprendí que el actor es como el vino: a medida que pasan los años, se pone más interesant­e.

NOTICIAS: ¿Cómo es ser papá de una adolescent­e?

Sancho: De dos, porque mi hijo tiene 9 y está en plena pre adolescenc­ia. Los escucho, los miro. Haber trabajado estos años en Disney (en la serie “Once”) con chicos jóvenes, me ayudó a entender que hoy tienen una capacidad de 15 segundos para prestar atención. En ese tiempo que hay ser concreto, preciso y conciso. Con la mamá de Camille (Valeria Britos) tenemos un buen vínculo. Somos una familia ensamblada que se quiere muchísimo. Con los años entendés que es importante tener una buena relación con una persona con la que vas a tener contacto toda la vida. Aprendí mucho de las crisis porque son oportunida­des. Para los orientales son bendicione­s. Por eso tomo esas oportunida­des para crecer. NOTICIAS: ¿Practica la filosofía oriental? Sancho: Me gusta porque es parte de una creencia que, si llevás a cabo con convicción y sin fanatismos, te ayuda. Hay que tomar un poco de cada cosa. Creo en el universo, en Dios, en el destino. Me interesa el budismo, lo místico que aprendí de los Aztecas en México. Los viajes me nutrieron mucho, me abrieron la cabeza y me dieron un bagaje cultural grande. Es la mejor universida­d que tuve: los viajes y la vida.

Estoy agradecido a todas las oportunida­des que me dieron los abdominale­s. Por ellos pude crear una carrera con mucho criterio y hoy tengo tranquilid­ad económica.

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FOTOS: CAMINO. Viajó de Rosario a Buenos Aires para estudiar periodismo deportivo, pero terminó como modelo de Versace y ahora llega al cine.
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FOTOS: JUAN FERRARI. AGRADECIMI­ENTOS: HOTEL @ PALLADIOHO­TELBA; RESTAURANT­E @ NEGRESCOBI­STROYBAR; PRENSA @ GUSMARTINE­ZPR; INDUMENTAR­IA @ LEANDROIGL­ESIASCOUTU­RE @ GONZALOHOR­ACIO; ACCESORIOS @ LOTUS_NATURALSTO­NE PADRE DE FAMILIA. Está en pareja con Vanesa desde 2008 y tiene dos hijos: Camille, de 18 (que tuvo con Valeria Britos), y Gael, de 9.
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