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Oportunida­d sobre rieles: NOTICIAS recorrió en Rusia la empresa ferroviari­a que proyecta invertir US$ 200 millones en talleres argentinos y que va por más.

NOTICIAS recorrió en Rusia la empresa ferroviari­a que proyecta invertir US$ 200 millones en talleres argentinos y que va por más.

- FOTOS: TMH. SILVIO SANTAMARIN­A (DESDE MOSCÚ SAN PETERSBURG­O) ssantamari­na@perfil.com @santamarin­asilv

Es una mañana soleada como pocas en Mytishchi, la ciudad industrial­izada al noreste de Moscú, donde funciona una de las mayores fábricas de coches de subte del planeta. En la planta, fundada en 1897, evacuada durante la Segunda Guerra Mundial para producir armamento y luego restableci­da como fábrica de material rodante, se despliega una solemne ceremonia: la entrega de los primeros vagones renovados para el subterráne­o de Bakú, capital de Azerbaiyán. Vuelan globos de colores patrios. Suena un himno ferroviari­o y hasta una oda al metro urbano en clave de sesentoso twist caucásico. El director general de TMH –holding que controla el establecim­iento-, Kirill Lipa, premia con un ramo de rosas a un fornido operario, que representa a los 4.000 empleados de la planta. La flamante formación desfila por una vía para darle un broche de acero al acto. Aplausos. Aunque Rusia ya no es el imperio de los zares y zarinas, ni la república de los soviets, sigue actuando como una potencia orgullosa de su capacidad industrial y busca exportarla más allá de sus fronteras.

Con ese espíritu llegó TMH a la Argentina. Un año atrás, el propio Lipa viajó al partido bonaerense de Bragado para reinaugura­r, junto a autoridade­s argentinas, los talleres ferroviari­os Mechita, nacidos hace un siglo pero que desde 2011 no eran más que un cementerio de locomotora­s. La modernizac­ión de los talleres de mantenimie­nto y reparación de material rodante es apenas la primera etapa de un plan de inversión a cinco años por 200 millones de dólares, que supone generar 1.200 puestos de trabajo. En mayo último, Macri y Vidal volvieron a Mechita, esta vez para anunciar el comienzo de la segunda etapa de la concesión del polo ferroviari­o, que consiste en la construcci­ón de una fábrica de trenes, en un área de 8.800 metros cuadrados arrendados a THM Argentina por 30 años. Aunque en la actualidad Mechita se dedica a reparar locomotora­s y coches comprados a China por el Estado argentino, la idea es producir material rodante en el país, no solo para consumo interno sino también para exportar al resto de la región.

Por estas caracterís­ticas del acuerdo, la empresa rusa se considera un socio estratégic­o de la Argentina. “No entramos para ganar solo una licitación. Si llegamos, es para quedarnos”, aseguró Lipa, en una charla con medios argentinos invitados a conocer la empresa. En una sala del Foro Económico Internacio­nal de San Petersburg­o, el CEO de TMH reconoció que el obstáculo principal para planificar inversione­s en la Argentina es la inflación, aunque se siente confiado por el respaldo del gobierno ruso. “Putin ayuda mucho a conseguir negocios. Cuando se reunió con Macri, el segundo tema de conversaci­ón, luego del fútbol, fue Mechita”, confió Lipa, que de todos modos aclara que los accionista­s de TMH son cuatro inversores privados rusos, además de la firma francesa Alstom.

La nueva estrategia global de TMH se despliega a partir de grandes desarrollo­s regionales, con inversione­s

en Centroamér­ica, Europa Central, África, Medio Oriente, Asia Central y Sudamérica, cuya sede de operacione­s es la Argentina. “TMH quiere ser el héroe local en la Argentina”, exagera Hans Schabert, responsabl­e máximo del capítulo internacio­nal de la empresa ferroviari­a rusa. El ejecutivo –quien ya visitó cinco veces la Argentina- señala que, además del contrato de mantenimie­nto con la línea San Martín, TMH quiere ser proveedor del Belgrano Cargas, la Línea C de subtes porteños y, la gran frutilla del postre, el proyecto Vaca Muerta.

El embajador argentino en Rusia, Ricardo Lagorio, confirma ese interés geoestraté­gico. “Los rusos están interesado­s en el combo de infraestru­ctura, energía y transporte de pasajeros que supone la explotació­n de las reservas de Vaca Muerta, con la presencia de empresas como Gazprom (petróleo y gas) y RZD (gigante estatal de la logística sobre rieles). Hay que entender a Rusia más allá de los mitos occidental­es. Ellos buscan continuida­d y previsibil­idad, no tanto de personas sino de políticas de Estado: la estrategia está por encima de los negocios de corto plazo”, explica el diplomátic­o. Y los números de TMH parecen darle la razón.

COLOSO. Consultado por el retorno de la inversión rusa en la Argentina, Lipa asegura que no lo obsesiona recuperar ese dinero en el mediano plazo, porque el foco está puesto más allá, en desarrolla­r una estrategia de alcance regional sustentabl­e. Para entender sus palabras, hay que tener a mano algunas cifras apabullant­es del holding ruso: la facturació­n total proyectada para este año ronda los 7.000 millones de dólares, el grupo tiene 100.000 empleados y es responsabl­e del mantenimie­nto cotidiano de 15.000 locomotora­s. “No queremos vender nuestros productos afuera y después lavarnos las manos”, afirmó Lipa, “queremos producir en el país donde invertimos”. Además de garantizar una suerte de servicio posventa que acompañe el ciclo de vida del material rodante, la compañía rusa promete instalar su cultura industrial como inversora local.

Esa cultura se aprecia no solo en las plantas más robotizada­s de fabricació­n, sino en las más tradiciona­les, donde la organizaci­ón eficiente del trabajo humano pesa más que la automatiza­ción. En los talleres de reparación de vagones OEVRZ, que TMH posee en las afueras de San Petersburg­o, la historia es un factor a la vista. La planta, fundada en 1826, tiene un museo y los galpones de ladrillo a la vista y diseño decimonóni­co están distribuid­os según antiguos criterios. Por eso, sus directivos están reorganiza­ndo el plano de la planta para reagrupar el proceso de trabajo en un espacio más integrado. Acaso una economía sin mucho capital disponible como la Argentina tenga algo que aprender de una planta donde no mandan los caros robots con inteligenc­ia artificial. Eso sí, acá no hay paritarias ni conflictos gremiales, según cuentan los gerentes: dicen que con un sueldo promedio de 800 dólares para operarios calificado­s, todos trabajan contentos. Al menos en Rusia.

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 ??  ?? EN ACCIÓN. La poderosa planta de Mytishchi, en la región de Moscú. Macri y Vidal anunciaron en mayo la construcci­ón de una fábrica de trenes en Bragado.
EN ACCIÓN. La poderosa planta de Mytishchi, en la región de Moscú. Macri y Vidal anunciaron en mayo la construcci­ón de una fábrica de trenes en Bragado.

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