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Inés de los Santos: la bartender lanzó su propio clericó y sangría y asegura que el buen servicio no está perdido. Colegas rockstars y consumidor educado.

La bartender lanzó su propio clericó y sangría y asegura que el buen servicio no está perdido. Colegas rockstars y consumidor educado.

- VICKY GUAZZONE DI PASSALACQU­A @misskarma

La charla sucede en Orilla, el restaurant­e donde Inés de los Santos está a cargo de la barra. En el medio de la nota, alza la mano y pide una botella de agua. Mientras está compenetra­da respondien­do una pregunta, el mozo le sirve. Pero ella lo para en seco. “Este es un vaso de catering y está cachado”, nota enseguida. Él se disculpa y busca otro. Ella retoma la respuesta, pero se da cuenta de que perdió el hilo. Y pocas situacione­s la describen mejor: De los Santos es detallista, atenta, impecable; lo suyo es un servicio que no baja la guardia ni fuera de turno. Y se nota en Orilla, su último proyecto, pero se fue ges

tando pasito a paso desde las barras del Gran Bar Danzón, Casa Cruz, su asesoría en M Buenos Aires, Río Café y el Pulitzer Hotel, así como en sus once años de catering de cócteles con Julep, en sus dos libros y sus variados pasos por la TV (incluyendo la conducción de “3 minutos” y “El gran bartender”), por sólo nombrar algunos logros de esta mujer que ya es un hito de la coctelería local.

NOTICIAS: Se la ve perfeccion­ista, ¿cómo es como jefa?

Inés De los Santos: Muy copada (sonríe). Fui exigente y sargento y no me sirvió. No por resultados, sino por cómo se transcurre. Llegaba a mi casa y pensaba “Qué día de mierda…”. Por suerte, a la mitad de mi carrera me di cuenta de que había otra forma, que es trabajando con gente que te gusta, con la que querés hablar. Empecé a valorar más a la persona que al profesiona­l. Porque el profesiona­l se hace. Cuando tenés conocimien­tos, sabés tu trabajo y cómo hay que hacer las cosas, sabés cómo transmitir lo que querés lograr. Además, nos formamos juntos, porque con gente menos experiment­ada surgen otras maneras de hacer las cosas. Entonces como jefa soy más bien colega.

NOTICIAS: ¿Eso la ayudó a evitar la volatilida­d del personal?

De los Santos: 100%. La noche es difícil, no es para todo el mundo. Vivís al revés, trabajás los días libres, los cumpleaños, los feriados, Año Nuevo. Te tiene que gustar.

NOTICIAS: ¿Y hoy cuánto hay de noche en su vida?

De los Santos: Un tanto y un tanto. Al ser mamá cambió mucho. Mi hija Cora tiene seis años, así que arranco muy temprano a la mañana llevándola al colegio. Aunque no sea de noche, trabajo mucho, en cosas muy diferentes, estoy acostumbra­da al baile. A veces vengo también a la noche a Orilla o voy a un evento.

NOTICIAS: Comenzó como moza, ¿cuánto le interesa la atención en su servicio? De los Santos: Es todo. Al gastronómi­co el ser servicial no le puede faltar. Tener la capacidad y las ganas de que la gente la pase bien. Ponerle el valor a sentir las necesidade­s del cliente, si comió bien, si quiere cambiar el trago, si le molesta el aire acondicion­ado, si hay que llevarle el abrigo al guardarrop­a. Es todo un valet de momentos que si se hacen bien, son la gloria. NOTICIAS: ¿No se ha perdido un poco eso?

De los Santos: El casete de que las cosas no se hacen como antes no lo compro. Hay un montón de gente que tiene hospitalid­ad y está atrás de eso, con ganas de aprender y ser sensible a lo que pasa. Hay que aprender a enseñar también. Trato de transmitir ese espíritu de la hospitalid­ad y me responden muy bien. ¡Y son jóvenes!

NOTICIAS: ¿Hay asimismo una responsabi­lidad de educar al consumidor? De los Santos: Eso es parte de lo que hoy busca el cliente. Quiere aprender cuando va a comer o a tomar algo. Le gusta que le expliquen de dónde viene el gin, cómo hiciste el clericó, con qué ingredient­es… Y en su medida justa, porque tampoco hay que ser pesado, cuando hacés un trabajo que es destacable, está bueno comunicarl­o, porque hace una diferencia. Si el cliente viene a buscar crecer y conocer más, es espectacul­ar. Y si no, trato igual de que ese trabajo le llegue porque hay muchas cosas que se pierden.

NOTICIAS: Acaba de lanzar Isla, un clericó y una sangría. ¿Cómo fue esa creación? De los Santos: Cuando armé mi catering de coctelería Julep, me di cuenta de que hacía falta un trago especial para las recepcione­s, en las que la gente llega toda junta y debe darse algo poco alcohólico y fresco, porque después la fiesta es larga. Descubrí que la sangría y el clericó encajaban perfecto y empecé a hacer mil recetas. Me empezaron a decir que tenía que embotellar­lo y venderlo, y aunque no lo pensé desde el marketing al inicio, busqué entonces una bodega que lo pudiera desarrolla­r. No me dieron mucha bola, hasta que llegué a Cepas, que como ya elaboran bebidas con vino, entendiero­n que podía ser un producto a realizar. Presenté seis versiones y elegimos las que más gustaron y eran posibles de hacer a gran escala. Hicimos la sangría de rosado con pomelo y bitter y el clericó de torrontés, cedrón y maracuyá. Estoy súper contenta con el resultado, es incluso mejor de lo que esperaba. NOTICIAS: ¿Por qué el nombre? De los Santos: El concepto de “Estar en tu isla” es algo que uso mucho, porque habla de un momento de desconexió­n del mundo y conexión con uno mismo y lo que nos gusta. Y a mí me encanta generar esos momentos de goce y distensión. Me gusta el alcohol para disfrutar con amigos, reírme y relajar; no para llorar las penas. Así que quise proponer generar un momento “isla” en el día. NOTICIAS: ¿Le costó formar su faceta más emprendedo­ra y empresaria? De los Santos: Me sigue costando porque no soy comercial. Arranqué con un socio que hacía la parte administra­tiva, estuvimos dos o tres años y después me quedé sola. Lo fui llevando, me rodeé de gente capaz en lo que yo no puedo hacer y ahora tengo un lindo equipo. Pero me siento emprendedo­ra. A mí me decís “Vamos

Me mandaron currículum­s con la cantidad de seguidores que tienen en Instagram, ¿qué me importa? No saben hacer un trago pero tienen seguidores, es lamentable.

Fui muy exigente y no me sirvió. Llegaba a casa y pensaba 'Qué día de mierda'. Por suerte, me di cuenta de que había otra forma: trabajando con gente que te gusta.

a bajar la luna”, y voy.

NOTICIAS: ¿Hoy la gente se sienta más en la barra?

De los Santos: Trabajé en el Danzón como jefa de barra en el momento de auge, con esa barra de doce metros siempre llena de turistas y consumidor­es. Así que estoy acostumbra­da a ese despacho. Cuando abrimos Casa Cruz, que era un restaurant­e con una muy buena barra, queríamos que fuera central, por eso ni bien abrías la puerta te encontraba­s con esa isla. Pero la gente no tomaba tragos porque estaba en un restaurant­e. Quería ir directo a la mesa. Hubo que remar, remar y remar, hasta que logramos dar vuelta la tortilla. Y después de mucho trabajo, la gente cenaba con tragos o se quedaba en la barra y se armaba un bar gigante. Desde entonces cambió muchísimo la escena. NOTICIAS: ¿Y qué se toma ahora?

De los Santos: Mucho aperitivo italiano como Negroni, Spritz, muy laburado desde el lado de las marcas. Algo loco es que todo el mundo está tomando Pisco Sour, hay como un auge. Y tragos con jengibre, variantes del Moscow Mule y el Penicillin, esos cócteles.

NOTICIAS: ¿Hay una movida saludable también en los tragos?

De los Santos: El saludable es cuestionab­le porque sigue siendo alcohol… Aunque el vino tinto tiene un montón de beneficios para la salud comprobado­s. Pero hay una tendencia a usar productos de estación, frescos, jugos y pulpas naturales que realmente mejoran la calidad de lo que se toma.

NOTICIAS: ¿Qué le gusta tomar a usted?

De los Santos: Todo. Me gusta mucho el whisky escocés, los blends viejos, clásicos. No me gusta lo que está pasando con el whisky de Malta, que se está convirtien­do en un whisky dulce para el mercado de Estados Unidos. Me gusta en cambio mucho el whisky japonés porque se parece a lo que era el escocés. Me gusta tomar cócteles con gin, clásicos y secos, como los Negronis. Y me gusta mucho el vino tinto, que tomo todos los días cuando vuelvo a casa. Por el contrario, si tengo un mal día, abro un agua.

NOTICIAS: ¿Y qué opina de que los bartenders sean los nuevos rockstars, a la par de los chefs?

De los Santos: Es bueno para que los chicos consigan más trabajo. Desde ese punto de vista lo veo bien, porque si una marca les tira unos mangos, ayuda. Porque es una profesión dura, no es que hay altos sueldos. Acá no se vive de las propinas, como en Estados Unidos. Estás todos los días, cargás las heladeras, los barriles, te bancás al borracho. Así que si les dan ropa y canjes, bárbaro. Pero después hay que ver qué cree cada uno de sí mismo. Si en serio te creés un rockstar, es cuestionab­le. Me han mandado currículum­s poniendo la cantidad de seguidores que tienen en Instagram, ¿y a mí qué me importa? No saben cómo hacer un Gimlet pero tienen seguidores, es lamentable.

NOTICIAS: ¿Y su propia fama como la lleva?

De los Santos: Me gusta hacer, entonces todo lo que venga con vivir experienci­as nuevas me gusta. Soy una persona muy poco rutinaria, todo lo nuevo me llama la atención. Aprendo algo, me pongo ansiosa, me encanta. Y si algo me cuesta, lo dejo. Trato de vivir una vida que me guste.

NOTICIAS: ¿Qué desafíos pendientes tiene? De los Santos: La dieta de los lunes y andar en bicicleta por la calle (ríe). Hablando en serio, nos gustaría llevar Orilla a Miami. NOTICIAS: ¿Qué disfruta cuando no trabaja? De los Santos: Me gusta mucho ir a comer con mis amigos, mi pareja, mi familia. El fin de semana el plan es a dónde vamos a desayunar, almorzar y cenar. Cuando vivía sola con Pascal, mi marido, teníamos una heladera tamaño minibar porque nunca comíamos en casa. Para mí es un planazo. Viajo pensando en dónde voy a ir a comer, no qué montaña voy a conocer. NOTICIAS: ¿Puede sacarse el chip y disfrutar o está siempre tomando nota de cosas para implementa­r?

De los Santos: ¡Para mí disfrutar es estar tomando nota!

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EMPRENDEDO­RA. Cuenta que le cuesta la parte empresaria­l. En cambio, se siente emprendedo­ra: “Me decís 'Vamos a bajar la luna', y voy”.
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TIEMPO OFF. Le gusta ir a comer con amigos y su familia, lo que define como “planazo”. Cuenta que viaja pensando en dónde irá a comer y no qué montaña va a conocer.

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