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El mejor camino para la inclusión

El encuentro de orquestas juveniles “Iguazú en Concierto” demuestra que el arte puede ser un camino excepciona­l para la inclusión social.

- EDITORA de Cultura de NOTICIAS (Desde Puerto Iguazú)

Cuando las herramient­as del arte se ponen al servicio de la educación, las consecuenc­ias siempre son maravillos­as.

El

arte tiene el poder de volver visibles realidades impercepti­bles. De comunicar con más potencia, con tan sólo algunas imágenes o sonidos, lo que las teorías más profundas no logran transmitir. De ampliar el horizonte, enfocar los conflictos, elaborar el dolor y la pena.

Cuando las herramient­as del arte se ponen al servicio de la educación, las consecuenc­ias siempre son maravillos­as. Resultan el mejor camino para la inclusión, para ampliar la posibilida­des futuras de los chicos y sus familias, para fortalecer la identidad y consolidar el sentido del propio valor.

Ese es el objetivo principal de Iguazú en Concierto, una iniciativa que nació hace diez años promovida por el gobierno de Misiones y apoyada por organismos como el CFI (Consejo Federal de Inversione­s) y el Banco Nación; que además de ser uno de los más importante­s festivales de orquestas juveniles, se plantea como un modelo a seguir para educadores y chicos que buscan su lugar en el mundo.

Desde su creación hasta hoy han participad­o del evento alrededor de 5500 niños y adolescent­es -aproximada­mente 700 por edición- de 20 países de todo el mundo: desde naciones vecinas como Brasil hasta lugares tan distantes como Israel, Afganistán, Rusia o Indonesia. El límite de edad es 18 años, aunque en 2019, por tratarse del 10 aniversari­o, se permitió la intervenci­ón de músicos jóvenes que superaban esa edad pero habían tocado en el festival a lo largo de su historia.

Durante cinco días, todo Iguazú se llena de chicos y sonidos, orquestas, solistas, coros y hasta ballets juveniles practican en el Parque Nacional, en hoteles y calles de la ciudad, muy cerca de las Cataratas.

En esos cinco días -este año se extendió entre el 18 y el 22 de junio-, hay pequeños conciertos de las distintas agrupacion­es en auditorios abiertos y en los grandes hoteles. En el gran final, todos tocan juntos sobre el inmenso escenario del auditorio del Parque Nacional Iguazú.

ESPÍRITU. El alma mater de este festival tiene nombre propio: Andrea Merezon. Es la directora artística de Iguazú en Concierto, pero también del Encuentro Internacio­nal de Orquestas Juveniles en Buenos Aires. Todo esto sin abandonar su puesto de fagotista en la Orquesta Filarmónic­a del Teatro Colón, ni su labor como solista. Su trayectori­a es enorme. Ha recibido distincion­es como el Konex y un Grammy Latino. “Mi interés siempre fue modificar la realidad social y como música sinfónica mucho no se podía hacer. Fui delegada de todas mis orquestas, pero no era lo que yo necesitaba. Estuve en la gestión del Colón, pero la gestión pública es muy difícil”, explica. Hoy está abocada a la producción de estos encuentros, que se transforma­n en valiosos instrument­os educativos y de inserción social.

Su proyecto más querido es una orquesta formada según el método Jaffé (su creador fue el brasileño Alberto Jaffé). Esta técnica le enseña a los chicos a tocar instrument­os en conjunto, no en forma individual, desde cero. Durante el aprendizaj­e tienen prohibido practicar en su casa, para no adquirir vicios. Creada a semejanza de la orquesta brasileña del Instituto GPA, que se presenta todos los años en Iguazú; su director, Daniel Misiuk, viaja dos veces por mes a la Argentina a formar a los futuros músicos. La agrupación se llama “Las Cuerdas” y está integrada por chicos de escasos recursos o con dificultad­es de aprendizaj­e o socializac­ión. Por ejemplo, en ella hay seis integrante­s que tienen síndrome de Asperger.

“Convocamos a los chicos por las redes, el requisito era no tocar ningún instrument­o. Al mes de empezar hicimos un concierto en el CCK. Mis colegas del Colón se quedaron shockeados”, cuenta Merenzon, que defiende el método como infalible para no fracasar en proyectos musicales de orden social.

“La práctica es exigente y cambia por completo la forma en que se para una criatura en la vida. Les da un encuadre a chicos que tal vez están solos todo el día en la casa. Aprenden a estudiar. Y les enseñamos a valorar la

música de su país, porque eso los ayuda a consolidar su identidad”, dice Merenzon.

FESTIVAL. Justamente, el ámbito de Iguazú en Concierto es el que permite a los directores e integrante­s de grandes orquestas juveniles conectarse y comparar resultados de trabajo. El encuentro también funciona como un estímulo para el esfuerzo de los chicos durante el año.

Además de grandes agrupacion­es como la Orquesta Grillos Sinfónicos de Misiones, el Sistema de orquestas juveniles de Jujuy o la mencionada Instituto GPA, se convocan grupos musicales del mundo que aporten una experienci­a diferente. Este año esta oferta estuvo representa­da en el Conjunto de Arpas Encarnacen­as de Paraguay y la Exodus Youth Steelband de Trinidad & Tobago, una orquesta completa de tambores metálicos.

Mención aparte merece el Star Aligned String Quartet, un grupo de cuatro hermanos norteameri­canos entre los 7 y los 12 años, virtuosos en el violín y la viola.

Para los solistas también hay lugar en Iguazú. El concurso Audition convoca a través de las redes a chicos que canten o toquen un instrument­o. El público con su voto los selecciona y la dirección artística del festival da el veredicto final. Este año fueron 4 los finalistas, entre ellos un saxofonist­a argentino, Thomas Rossi, de 12 años, nacido en la ciudad de Puerto Rico, en Misiones.

En cada edición, un músico profesiona­l es invitado a participar junto con los chicos. Este año le tocó el turno a Maxi Trusso, que proviene de la música electrónic­a y que aportó un sonido singular en el ensamble con las orquestas juveniles.

En un auditorio colmado, 700 chicos dieron un gran show final que incluyó desde carnavalit­os tradiciona­les hasta piezas del repertorio clásico. Lo bueno de este festival es que el esfuerzo no se diluye con el último acorde. Sigue en la memoria de quienes participar­on, de sus maestros y de los chicos que desde el público descubren en la música un nuevo mundo donde vivir.

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 ??  ?? LOS INTÉRPRETE­S La Orquesta Juvenil de Grillos Sinfónicos de Misiones y el Sistema de Orquestas Juveniles de Jujuy integraron el concierto final del festival de Iguazú. Abajo, el saxofonist­a de 12 años Thomas Rossi, una de las estrellas del evento.
LOS INTÉRPRETE­S La Orquesta Juvenil de Grillos Sinfónicos de Misiones y el Sistema de Orquestas Juveniles de Jujuy integraron el concierto final del festival de Iguazú. Abajo, el saxofonist­a de 12 años Thomas Rossi, una de las estrellas del evento.
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 ??  ?? LA DIRECCIÓN Andrea Merenzon tiene bajo su mando la dirección artística de Iguazú en Concierto. Fagotista, miembro de la Orquesta Filarmónic­a del Colón, cree que la educación musical “cambia por completo la forma en que un chico se para en la vida”.
LA DIRECCIÓN Andrea Merenzon tiene bajo su mando la dirección artística de Iguazú en Concierto. Fagotista, miembro de la Orquesta Filarmónic­a del Colón, cree que la educación musical “cambia por completo la forma en que un chico se para en la vida”.
 ??  ?? Por ADRIANA LORUSSO *
Por ADRIANA LORUSSO *
 ??  ?? LOS INVITADOS Arriba, el trío de cuerdas Little Stars String Trío, un grupo de hermanos norteameri­canos que fueron la atracción de Iguazú en Concierto. Maxi Trusso fue el músico invitado al evento este año, tocó con la gran orquesta del concierto final.
LOS INVITADOS Arriba, el trío de cuerdas Little Stars String Trío, un grupo de hermanos norteameri­canos que fueron la atracción de Iguazú en Concierto. Maxi Trusso fue el músico invitado al evento este año, tocó con la gran orquesta del concierto final.
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