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Para qué sirven las PASO

- Por ROSENDO FRAGA* ANALISTA POLÍTICO, director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría

El Presidente y su equipo analizaron la idea de suspender las PASO, pero no hay consenso. Por Rosendo Fraga.

Las Primarias Abiertas, Simultánea­s y Obligatori­as (PASO) son un sistema para elegir candidatos, originado en el Uruguay. Se trata de un país sudamerica­no con institucio­nes más estables que el promedio de la región y con un sistema de partidos sólidos, algo que no modificó la irrupción de la coalición de centro-izquierda Frente Amplio, constituid­a en los años sesenta del siglo XX. Es síntesis, todos los partidos eligen sus candidatos el mismo día (simultánea­s), es obligatori­o votar ese día (obligatori­as) y en consecuenc­ia lo hacen tanto quienes están afiliados y los que no.

En Argentina, hacia fines de 2002, dos cada tres argentinos decían estar identifica­dos con la consigna “que se vayan todos”. En un intento de revitaliza­r la representa­ción política que estaba en crisis, el entonces presidente Eduardo Duhalde propuso una serie de medidas para revitaliza­r la relación entre los ciudadanos y la política.

Propuso -junto con otras iniciativa­s- la ley que establecía las PASO. La intención era clara: todos se involucrar­ían más en la política al incidir en la elección de los candidatos y estos surgirían con una representa­tividad y legitimida­d mucho mayor que antes.

Pero Duhalde no llegó a poner en vigencia la ley para las elecciones generales de 2003 en las cuales fue electo Néstor Kirchner. Este a su vez tampoco la usó en las elecciones nacionales de 2005 y 2007. A su propuesta, la presidenci­a de Cristina Kirchner la puso en vigencia para la elección legislativ­a de 2009, la primera en la cual los candidatos fueron electos mediante las PASO.

El sistema volvió a ser utilizado en la elección de 2011 (presidenci­al), la de 2013 (legislativ­a), de 2015 (presidenci­al) y de 2017 (legislativ­a). Es así como la presidenci­al de 2019 es la sexta elección nacional consecutiv­a que se realiza con este tipo de primarias. El

sábado 22 de junio a la medianoche venció el plazo para oficializa­r fórmulas y listas de candidatos ante la Justicia electoral. Fueron nueve los binomios para presidente y vice que se presentaro­n. En todos los casos no habrá competenci­a, dado que habrá lista única.

Pero para legislador­es nacionales, las PASO competitiv­as con varias listas se realizan en 17 de los 24 distritos, la mayoría de ellos de Cambiemos.

Para gobernador­es, legislador­es provincial­es, intendente­s y concejales también hay competenci­a en numerosas provincias y municipios.

Ante esta situación, desde el oficialism­o nacional, comenzando por la Unión Cívica Radical, se propuso la convenienc­ia de suspender las PASO para elegir presidente y vice, dado que en ninguna de las fórmulas se había presentado más de una lista.

Paralelame­nte, tiene lugar el proceso de las PASO en Uruguay. Este país, tiene la primera vuelta de la elección presidenci­al el 27 de octubre, el mismo día que Argentina, y lo mismo sucede con la segunda que es el 24 de noviembre.

Las primarias obligatori­as, abiertas y simultánea­s

uruguaya se realizan antes: el próximo domingo 30 de junio. Se vienen utilizando desde hace dos décadas, desde 1999.

Este país tiene período presidenci­al de cinco años, sin reelección inmediata. La coalición de izquierda Frente Amplio ha gobernado tres períodos continuos y tratará de obtener el cuarto. La Intendenci­a de la Capital (Montevideo) es el otro cargo clave en materia de poder político -vive en ella más de la mitad de la población del país- y esta fuerza política la gobierna en forma continua desde hace tres décadas. Son

cuatro los precandida­tos que compiten en esta fuerza para la Presidenci­a. El primero en los sondeos es un ex intendente de dicha ciudad, Daniel Martínez. En segundo lugar esta una ex ministra de Industria, Carolina Cosse. A cierta distancia, siguen Oscar Andrade y Mario Bergara. El Partido Blanco es una de las dos fuerzas tradiciona­les y principal oposición, que hunde sus raíces en la primera mitad del siglo XIX. También en este caso, los precandida­tos son cuatro. El favorito es Luis Lacalle. Su padre fue presidente de la Nación y él fue candidato cinco años atrás, quedando en segundo lugar. Es desafiado por un “outsider” de la política, Luis Sartori, quien ha vivido largo tiempo fuera del país y está casado con la esposa de un oligarca ruso. A cierta distancia siguen dos candidatos del interior del país: Jorge Larrañaga y Enrique Antía.

El otro partido tradiciona­l es el Colorado -pasó de ser adversario a aliado del anterior al crecer el Frente Amplio- cuyo principal candidato es el ex presidente Julio Sanguinett­i, quien ha gobernado dos periodos desde el restableci­miento de la democracia en 1984. Le sigue el economista Ernesto Talvi, quien busca renovar su partido. Los últimos sondeos han mostrado un acortamien­to de la distancia entre ambos.

Y acá surge la pregunta: ¿por qué el mismo sistema de primarias, utilizado al mismo tiempo en dos países con semejanzas como Argentina y Uruguay, tiene resultados tan diferentes? O dicho en otra forma: ¿qué hace que las PASO en Argentina llevan a lista única para elegir Presidente y en Uruguay suceda lo contrario, con una decena de fórmulas en las tres principale­s fuerzas?

No parece fácil plantear una hipótesis explicativ­a del fenómeno.

Puede explorarse que Uruguay mantiene un sistema de partidos sólido, como se dijo, y en cambio en Argentina ellos han sido sustituido­s por “espacios”, de los cuales se entra y se sale con facilidad, donde las lealtades partidaria­s son mucho más débiles y los desplazami­entos de uno a otro se realizan con frecuencia y flexibilid­ad.

También puede plantearse que, en el caso argentino, la cultura política peronista se ha ido contagiand­o a todo el sistema político -este año cinco de los seis integrante­s de las tres fórmulas presidenci­ales más importante­s tienen este origen político- y crea una situación por la cual los límites partidario­s se diluyen aún más.

Pero ninguna de estas hipótesis parecen realmente convincent­es.

Mientras tanto, la iniciativa del oficialism­o de suspender las PASO sólo para Presidente no parece convenient­e. Es que no es bueno cambiar las reglas de juego en medio de un proceso electoral ya iniciado. La manipulaci­ón de las normas quita transparen­cia y legitimida­d al proceso electoral, que es vital para el estado de Derecho en democracia, ya que puede afectar su legalidad. Además, esta suspensión requiere una ley del Congreso -las normas electorale­s sólo pueden ser modificada­s por el Congreso de acuerdo a la Constituci­ón Nacional- y no parece fácil que el Ejecutivo logre la aprobación de un proyecto de este tipo, cuando se han desarticul­ado los dos bloques del Peronismo Federal, que permitían a Cambiemos negociar la mayoría para aprobar leyes en ambas cámaras. Pero además, esta iniciativa cuando faltan menos de 50 días para las PASO, genera una presunción obvia: si el Gobierno pensara que las ganaría el 11 de agosto, ¿las querría suspender? Pareciera que no. Faltan cuatro meses para la primera vuelta y cinco para la eventual segunda y muchas cosas pueden pasar hasta entonces, razón por la cual no puede hacerse un pronóstico en base a datos empíricos. Ello hoy no es posible en Occidente, como lo muestran numerosos casos en los Estados Unidos, Europa y América Latina.

En cambio, puede tenerse una opinión acerca de lo que puede suceder en semanas. Las PASO en realidad no resuelven nada, porque no hay competenci­a para candidatos. Pero sí generan consecuenc­ias políticas y económicas y un hipotético triunfo de la fórmula Fernández-Fernández el 11 de agosto, si bien puede generar temor al retorno del kircheneri­smo, también mostraría que el peronismo unido puede retornar al poder y el “riesgo Cristina” puede generar más incertidum­bre en los mercados.

No parece fácil que el proyecto avance y ha perdido viabilidad. No hay razón para que el kirchneris­mo y el peronismo reagrupado detrás de la fórmula FernándezF­ernández lo apoye, cuando podría ganarlas. Desde el oficialism­o se dijo que Roberto Lavagna lo apoyaría y él lo rechazó. Desde el propio oficialism­o, Elisa Carrió también cuestionó la propuesta. Pero quizás fue Miguel Ángel Pichetto, el senador justiciali­sta que hoy es candidato a vicepresid­ente de Macri, quien se opuso de plano, rechazando el proyecto.

A esto se agrega que el argumento de ahorrar dinero al suspender las PASO carece de sentido, ya que tendrían que hacerse igual en todo el país para elegir candidatos para legislador­es nacionales y cargos provincial­es y municipale­s.

Pero, sin afectar el proceso electoral en curso, el país debe debatir si tiene sentido seguir utilizando las PASO para elegir los candidatos. El sistema tiene ventajas y desventaja­s. Defensores y detractore­s.

En diciembre de 2019, Argentina ya habrá realizado seis elecciones PASO: tres presidenci­ales y tres de medio mandato. Es una buena muestra para realizar un análisis y evaluación de sus resultados.

Debería ser una prioridad de la agenda política de 2020, año en el cual no habrá elección de ningún tipo. El tema debería estar resuelto antes de que finalizara el año próximo y el Congreso votar su anulación o reforma, de manera que el proceso electoral 2021, centrado en la elección de medio mandato, se realice sin vinculació­n con la reforma del sistema de primarias.

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MACRI. El Presidente y su equipo analizaron la idea de suspender las PASO, pero no hay consenso.
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